No solo debemos hablar de sostenibilidad sino actuar eficientemente
Como individuos y hasta como empresas no podemos y no sabemos cómo apoyar la creación de un espacio sostenible eficientemente. De hecho, hay organizaciones que tienen más experiencia y que pueden tener mayor impacto en sus acciones si nos articulamos bajo sus lineamientos.

Hablar de sostenibilidad se ha convertido en la mejor etiqueta para las empresas, las ciudades e inclusive las personas. Hoy, ya casi de memoria, decimos que queremos un Quito sostenible, que nuestras compras se inclinan por marcas que tengan un impacto sustentable y que nuestras acciones del día a día nos hacen más responsables con nuestro entorno. Sin embargo, ¿qué tan efectivo es lo que estamos realizando? 

Después de muchas campañas de concientización hemos instaurado al reciclaje como ya parte autónoma de nuestro día a día. Encontramos muchos más negocios que tienen como core business al reciclaje. Por ejemplo, tiendas de ropa de segunda mano o joyería que utiliza desechos electrónicos; solo por citar algunos. Cada vez es más frecuente identificar lugares donde podemos clasificar los desechos que generamos. Si bien es cierto que esto es un paso importante ya se está quedando corto. Es decir, debemos ya concentrarnos en otras acciones. 

¿Qué más podemos hacer? Lo primero desde mi punto de vista es no caer en el Greenwashing. Muchas empresas se han posicionado como Ecofriendly, pero ¿hemos realmente investigado que tanto lo son? Por impulso y comodidad nos hemos dejado llevar por sus excelentes campañas publicitarias y nos hemos convertido incluso en sus embajadores ad honorem. 

Lamentablemente no estamos seguros si aquellas marcas están realmente cumpliendo con nuestros estándares ya que un empaque ecológico no es lo único que queremos. En este momento queremos un impacto a mediano y largo plazo. Para eso debemos ver su cadena de producción, su selección de materias primas y proveedores, su trato a sus colaboradores, su ética financiera entre otros. 

Ahí empieza nuestro trabajo como individuos y como sociedad; analizar con quien realmente nos estamos relacionando. El reciclaje como el Greenwashing se han vuelto como la ley del mínimo esfuerzo frente a todas las incógnitas que tenemos sobre nuestro rol con el medio ambiente. 

Algunas empresas han ido un poco más allá y han implementado políticas de Responsabilidad Social Corporativa que les han permitido tener un enfoque más multidisciplinario de las acciones y consecuencias que requiere el mundo para verdaderamente ser más sustentable y sostenido. No nos quedemos únicamente en la creación y en el lanzamiento de estas políticas. Muchas veces terminan siendo el mayor evento del año y nada más.

El trabajo está en hacer de la RSC el core business de nuestra cultura organizacional. Es decir, que nuestros slogans publicitarios sean coherentes con nuestra forma de crear y de relacionarnos con todos los grupos que nos rodean. Debemos asumir la responsabilidad que tenemos de poder estar en el lado de ofrecer soluciones a los problemas que nos afectan a todos. Para unos las soluciones deben ser urgentes, pero con el tiempo todos nos veremos afectados por las consecuencias de un trato inequitativo con nuestro entorno.  Solo de esta manera lograremos influenciar en todas nuestras partes interesadas y podremos dejar huellas que realmente tengan impacto a mediano y largo plazo. 

Como individuos y hasta como empresas no podemos y no sabemos cómo apoyar la creación de un espacio sostenible eficientemente. De hecho, hay organizaciones que tienen más experiencia y que pueden tener mayor impacto en sus acciones si nos articulamos bajo sus lineamientos. 

Hace años nos convencimos de apoyar a los niños, por ejemplo, a través de distintas instituciones como Aldeas SOS, UNICEF.  Ellas han podido suplir varias de las necesidades de este grupo tan vulnerable y hoy ya no solo se concentran en las necesidades básicas, sino que han podido también abarcar necesidades emocionales y mentales. Ahora creo que parte de esa labor filantrópica puede ser apoyar causas socio-ambientales. Busquemos cuál de ellas se alinea a nuestras motivaciones y de esta manera podemos contribuir de una manera ordenada y bien canalizada a salvar el medio ambiente. Es hora de hacer las cosas bien e ir más allá de lo evidente en este tema tan complejo de la sostenibilidad.  (O)