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Las tasas de vacunación infantil en América Latina y el Caribe mejoraron en 2023, pero no alcanzan el escenario óptimo de población inmunizada. Se estima que hay 1,6 millones de menores de un año sin vacunar o con el esquema incompleto, según datos de la Unicef y la Organización Mundial de la Salud (OMS). ¿Por qué arriesgamos a los más pequeños?

24 Julio de 2024 10.35

Siempre me dicen cosas como: “no lo sobreprotejas”; “déjale que gane defensas”; o “no lo cuides tanto porque es peor”. Muchos de mis consejeros lo hacen por cariño, pero siempre pienso que si existiera una verdadera preocupación por el prójimo los ciudados no deberían ser tan fuertes. ¿Qué pasa cuando vez a tu hijo, de un año, con una vía en su brazo y una mascarilla de oxígeno porque su saturación es preocupante? Mi bebé estuvo cuatro días hospitalizado porque se contagió de la bacteria bordetella pertussis. Cuando llegamos me imaginé que el diagnóstico iba a ser Covid-19 o influenza, pero no. “Su hijo tiene tosferina” me dijeron en emergencia. Una enfermedad que no había escuchado en años y pensé que con las tres vacunas que tenía era suficiente. 

El pediatra y la viróloga me explicaron que las vacunas no son infalibles y esta bacteria afecta con mayor fuerza a niños menores de un año. Me dijeron que debía estar agradecida de que mi hijo, por sus vacunas, no estaba en terapia intensiva. Para nosotros, los adultos, puede ser un simple resfriado o una gripe fuerte, pero en los pequeños la situación es diferente. Traté de recordar qué hice durante las últimas dos semanas, con quién estuve, dónde se contagió… y fue imposible. Muchas personas a mi alrededor estaban enfermas. Cuando las regreso a ver, con cierta preocupación, siempre dicen: “es solo un resfriado” y no se preocupan por usar mascarilla para no contagiar al resto. 

Aquí mi primer pedido. Seamos más empáticos y cuidemos al resto, no solo por los bebés, sino por los adultos mayores, las mujeres embarazadas y las personas vulnerables. La pandemia nos dejó lecciones que se están perdiendo. No es ser paranoica, es proteger al resto. Talvez para unos es una simple gripe, pero para un niño puede ser tosferina o sincitial. Muchos de los virus y las bacterias se esparcen por la irresponsabilidad de quienes los portan. 

El segundo pedido es más complicado. Conozco a muchos padres que han decido no vacunar a sus hijos. Sus argumentos van desde aspectos químicos hasta creencias culturales. El hecho es que enfermedades como el sarampión están regresando. A nivel mundial, la cobertura de inmunización infantil se estancó en 2023 y se prevé que existan 2,7 millones más de niños y niñas sin vacunar o sin recibir la totalidad de las vacunas en comparación con los niveles de 2019, de acuerdo con la OMS y la UNICEF.

El porcentaje de menores que recibieron tres dosis de la vacuna contra la difteria, el tétanos y la tosferina en 2023 se mantuvo en el 84 % a nivel mundial (llegar al 90 % es lo aceptable). Sin embargo, el número de niños que no recibieron una sola dosis de esta vacuna aumentó a 14,5 millones el año pasado. Es alarmante ver cómo enfermedades que son, totalmente, prevenibles están atacando a los más pequeños por interrupciones de los servicios de atención sanitaria, por problemas logísticos, por dudas sobre las vacunas y sobre todo por las desigualdades en el acceso a estos servicios. En Ecuador, de acuerdo con los reportes del Ministerio de Salud Pública, en 2018 había 29 casos reportados de tosferina, en 2023 la cifra subió a 168.

Casos de enfermedades inmunoprevenibles en Ecuador desde 2018 a 2023.
Casos de enfermedades inmunoprevenibles en Ecuador desde 2018 a 2023.

Otro ejemplo es la poliomielitis, una enfermedad vírica muy infecciosa que puede provocar parálisis irreversible. En 2023, se administraron tres dosis de esta vacuna al 83 % de lactantes a nivel mundial. Supuestamente, se aplican medidas para una erradicación global, pero Afganistán y Pakinstán aún no lo logran y mientras no se interrumpa la transmisión del poliovirus, los demás países —que han descuidado sus sistemas de vacunación— seguirán corriendo el riesgo de que estos virus se propaguen. En Ecuador, el último caso detectado fue en 1990 y los lactantes reciben la vacuna a los dos, cuatro y seis meses, un refuerzo a los 18 meses y otro a los cinco años. 

Aquí la importancia de las vacunas. Yo lo viví con mi hijo que, con todo su carnet al día, se contagió de tosferina, que se agravó con neumonía. Por eso les invito a informarnos y conocer con certeza por qué son importantes las vacunas en los primeros años de vida. Muchos países están presentando un aumento significativo de casos de tosferina y la Organización Panamericana de la Salud emitió una alerta para mantener la vigilancia y aumentar los niveles de vacunación en los lactantes. Es una tarea de todos, prevenir y evitar más contagios. Hoy es esta bacteria, mañana puede ser un virus mortal. ¿Por qué correr riesgos innecesarios? ¿Por qué nos cuesta tanto usar mascarilla cuando estamos enfermos? ¿Por qué contagiar a nuestra familia, compañeros de oficina o amigos? ¿Por qué perder la empatía y no pensar en los más vulnerables? (O)

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