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Reflexionando sobre necesidad de cuidar los recursos que la Tierra nos brinda, de respetarlos en todo su ciclo de vida me encontré con el término de la cultura japonesa "Mottainai" que promueve el respeto y el valor de todas las cosas que nos rodea, de la naturaleza y de los recursos que de ella provienen.

11 Abril de 2025 12.34

Hace más de 10.000 años atrás, cuando los seres humanos, nómadas en ese entonces comenzaron a asentarse en lugares fijos para establecer comunidades especialmente agrícolas, ganaderas y más tarde con la especialización de ciertos oficios y del trabajo en general las reglas fueron esenciales para facilitar la convivencia comunitaria, proteger los bienes y también la administración de recursos que, al ser escasos, generaban la necesidad de cuidarlos y utilizarlos de manera adecuada. 

Reflexionando sobre necesidad de cuidar los recursos que la Tierra nos brinda, de respetarlos en todo su ciclo de vida me encontré con el término de la cultura japonesa "Mottainai" que promueve el respeto y el valor de todas las cosas que nos rodea, de la naturaleza y de los recursos que de ella provienen. Lo contrario a este concepto es el desperdicio, que más que una simple palabra, parecería ser la norma por seguir en la actualidad provocando que hayamos llegado a cifras alarmantes que nos deberían hacer reflexionar cuan respetuosos somos con la naturaleza. 

Entonces, ¿cómo relacionamos el respeto y el cumplimiento de los aspectos normativos o leyes que tenemos hoy? 

Aunque suene simple, es muy difícil de lograrlo.  Desde la perspectiva ambiental existen normativas que rigen a diferentes grupos de la sociedad, esto con la finalidad de proteger los recursos naturales y garantizar el bienestar común en ésta y las siguientes generaciones. Si bien muchos de los actores cumplen con ciertas normativas ambientales, la gran mayoría de la población desconoce las repercusiones que la nula o poca gestión en estos ámbitos impactan a la naturaleza. 

Desde el campo de la gestión de residuos y desechos, la generación de este tipo de materiales originados por un modelo insostenible y altamente extractivista es cada vez más preocupante, los indicadores de nuestro país son muy poco alentadores. Según datos publicados por el INEC, el 83% de los hogares ecuatorianos coloca residuos altamente peligrosos en la basura común. Esto significa que materiales como pilas, luminarias, medicamentos, entre otros, son mezclados con el resto de la basura y van a terminar en botaderos a cielo abierto, ríos, quebradas, o quemados con la implicación para el ambiente y la salud pública. 

Cuando por desconocimiento o por facilidad entregamos ese tipo de residuos o desechos al recolector de basura o a actores que no cuentan con requisitos mínimos de cumplimiento normativo ambiental, no nos estamos liberando de la responsabilidad, seguimos siendo responsables de esos materiales que son gestionados inadecuadamente generando impactos ambientales negativos. Es nuestra responsabilidad como familia respetar y cumplir la Ley, tomar en cuenta los alimentos o los productos que compramos, como los usamos y qué debemos hacer con ellos para no contaminar. 

De igual forma las empresas cuyos productos terminan siendo desechados al final de su ciclo de vida, tienen la gran responsabilidad de velar para que sus productos sean de excelente calidad y durabilidad pero también la gran tarea de comunicar y sensibilizar a la sociedad sobre cómo gestionarlos adecuadamente, dónde entregarlos cuando se dañan o se dejan de usarse, es decir, tienen la misión de promover un consumo responsable, garantizando el cumplimiento y el respeto en su fabricación y todas las etapas de la existencia de cada uno de sus artículos. La excusa de que la contaminación es culpa de los consumidores es una mentira a medias ya que las empresas son las obligadas a facilitar los medios y a generar una cultura que facilite esas buenas prácticas. Y hay que reconocer que, el consumidor es corresponsable de incorporar buenos hábitos de consumo y desecho. 

El cumplir con las normativas y el respeto a la naturaleza son aspectos inseparables. Cuando respetamos y damos el valor que se merecen cada una de las cosas que nos rodean estamos cumpliendo como seres humanos, estamos cumpliendo con el prójimo, con nuestra familia y especialmente con el futuro de nuevas generaciones que requieren de nosotros grandes cambios estructurales que les permitan gozar de las bellezas que tenemos dentro de nuestro hogar llamado Tierra.  (O)

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