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El "cerebro de mamá" no es solo un fenómeno biológico, sino una herramienta poderosa que optimiza capacidades tanto para la vida personal como profesional. Las madres trabajadoras combinan resiliencia, empatía y motivación para transformar sus entornos, convirtiéndose en líderes naturales y agentes de cambio.

15 Enero de 2025 13.28

La maternidad transforma profundamente a las mujeres, especialmente en su vida profesional. Lejos de limitar sus capacidades, los cambios cerebrales que ocurren durante esta etapa potencian habilidades como la empatía, la resiliencia y el liderazgo. Estas fortalezas no solo benefician a sus familias, sino que también las posicionan como elementos clave en el éxito organizacional.

El cerebro de mamá y su impacto en el trabajo

El cerebro materno experimenta adaptaciones que optimizan su desempeño en múltiples áreas. Durante el embarazo y la crianza, se refuerzan habilidades críticas como la toma de decisiones, la conexión emocional y la flexibilidad. Estos cambios posicionan a las madres como líderes naturales, capaces de influir y transformar los entornos en los que se desarrollan.

A continuación, algunos de los cambios estructurales, revelados por estudios, que optimizan habilidades críticas:

  • Reducción de la materia gris: Reducción de materia gris en áreas relacionadas con la cognición social, lo que mejora la capacidad para conectar emocionalmente y priorizar.
  • Aumento de la materia blanca: Mejora la comunicación entre áreas del cerebro, incrementando la capacidad para procesar información emocional y responder a las necesidades tanto familiares como laborales
  • Cambios hormonales: Hormonas como la oxitocina fomentan la empatía, la resiliencia y la conexión emocional, cualidades esenciales tanto para el liderazgo como para el trabajo en equipo.

Estas transformaciones convierten a las madres trabajadoras en modelos de liderazgo empático, capaces de gestionar emociones y tomar decisiones con una intuición excepcional.

Productividad con propósito

Las madres trabajadoras a menudo superan las expectativas de productividad. Según un estudio del Banco de la Reserva Federal de St. Louis, las mujeres con hijos tienen un mejor desempeño en comparación con aquellas sin hijos. Esto se debe a habilidades desarrolladas durante la maternidad, como:

  • Gestión del tiempo: Las madres aprenden a priorizar tareas y aprovechar al máximo su jornada.
  • Motivación: El deseo de brindar un mejor futuro a sus hijos las impulsa a alcanzar sus metas.
  • Adaptación al cambio: Manejar la imprevisibilidad diaria de la crianza desarrolla una capacidad única para resolver problemas. Las madres aprenden a lidiar con la falta de sueño, el estrés y las situaciones imprevistas, lo que las hace más resilientes en el ámbito laboral.

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Rompiendo con la culpa

La culpa sigue siendo un desafío emocional constante para muchas madres que trabajan. Según Harvard Business Review (2018), el 70% de las madres trabajadoras siente que no pasa suficiente tiempo con sus hijos, aunque hagan esfuerzos extraordinarios para equilibrar sus responsabilidades.

Liberarse de esta carga emocional no implica buscar la perfección, sino aceptar que la maternidad y la vida profesional pueden complementarse. La clave está en reconocer y potenciar las fortalezas que la maternidad aporta: habilidades emocionales, capacidad de organización y enfoque estratégico.

Las organizaciones tienen un papel crucial. Iniciativas como la flexibilidad laboral, los espacios de lactancia y una cultura inclusiva no solo benefician a las madres, sino que también mejoran el desempeño general y la moral del equipo.

Las madres como pilares organizacionales

Las madres trabajadoras representan un pilar esencial para las organizaciones. Su capacidad para tomar decisiones difíciles, comunicarse con claridad y trabajar con empatía y propósito no solo mejora los resultados, sino también la calidad del entorno laboral. Reconocer y valorar estas fortalezas es clave para fomentar un entorno inclusivo y exitoso. Porque, al final, las madres no buscan hacer más, sino trabajar mejor, integrando sus superpoderes únicos para transformar sus mundos personal y profesional.

Un dato relevante es que el 64% de las madres trabajadoras prefieren opciones de trabajo flexible para equilibrar mejor sus responsabilidades laborales y familiares (McKinsey & Company, 2020). Esto refleja un deseo colectivo de balancear ambas áreas de manera más eficaz, sin sucumbir a la presión de ser "perfectas" en todo momento.

 

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El "cerebro de mamá" no es solo un fenómeno biológico, sino una herramienta poderosa que optimiza capacidades tanto para la vida personal como profesional. Las madres trabajadoras combinan resiliencia, empatía y motivación para transformar sus entornos, convirtiéndose en líderes naturales y agentes de cambio.

Las organizaciones que valoran estas habilidades y fomentan políticas de apoyo inclusivas están mejor posicionadas para el éxito. Al final, las madres no solo equilibran dos mundos; los transforman, liderando con propósito y construyendo un futuro más humano y colaborativo. (O)

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