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La formación en valores como la solidaridad radica más en el ambiente en el que crecemos que en la condición de hijos únicos. Esto es algo que se aprende con el ejemplo de los padres y de quienes nos rodean y no una sentencia dada la condición familiar.

22 Julio de 2024 14.58

El ser hijo único viene cargado de muchos estereotipos y prejuicios. Sin embargo, creo que muchas de estas de estas opiniones son limitadas ya que conozco a algunas personas que rompen estos esquemas. De hecho, estoy convencida que es mucho más un privilegio que una limitante. 

El primer prejuicio que todos tienen es que los hijos únicos somos egoístas. Personalmente no sólo no me considero egoísta, sino que por el contrario creo que soy bastante generosa. Conocí desde pequeña las duras realidades de la mayoría de ecuatorianos y busqué la manera de poder ayudarlos de manera individual y a través de organizaciones que han podido canalizar mejor la ayuda. 

Estas han sido de las cosas que más me han enriquecido como persona, pero también ayudar a quienes quizás no demuestran tanto que lo necesitan. Por eso, creo que los hijos únicos podemos ser grandes amigos porque hemos lidiado con la soledad y no le tenemos miedo. Entendemos lo que los otros sienten al sentirse solos o abrumados en momentos complejos y podemos ser el apoyo necesario ya que muchos hemos logrado vencer ese miedo. 

Con relación a esto creo que tampoco se puede generalizar el hecho de que tengamos problemas para relacionarnos con la gente. Por el contrario, el hecho de estar rodeados casi siempre de personas mayores nos permite tener un mejor lenguaje y mejores condiciones para comunicarnos. Mis amigos hijos únicos son bastante amigueros como yo. Personalmente, mi casa ha sido el centro de reuniones navideñas, cumpleaños y fiestas ya que tenía esa libertad al no tener hermanos. Esa apertura de mis padres me permite hoy tener amigos de muchas edades y condiciones. Me siento cómoda al estar rodeada de gente mayor así como de gente de igual o menor edad. Esa habilidad es un privilegio ya que no solo maduras al rodearte de diferentes personas sino que aprendes de ellos y puedes filtrar lo meritorio y lo que no vale la pena. 

Sin embargo, hay que trabajar en la timidez y el miedo al rechazo ya que normalmente al ser hijos únicos pocas veces sentimos rechazo por quienes nos rodean. Somos normalmente el centro de atención. Hoy en día estos miedos son más conocidos y hablados en la psicología infantil. Yo los he asociado a los hijos únicos para tomarlos como ejemplos pero son miedos que se asocia a cualquier niño. Estos miedos pueden bloquear más nuestra habilidad social que el no tener hermanos. 

La formación en valores como la solidaridad radica más en el ambiente en el que crecemos que en la condición de hijos únicos. Esto es algo que se aprende con el ejemplo de los padres y de quienes nos rodean y no una sentencia dada la condición familiar. 

Recuerdo una frase que me decía mi mamá ¨puede ser mimada pero no malcriada” y esto es otra condición que nos asignan. Los hijos únicos tienen a ser malcriados. Creo que hay que saber diferenciar entre malcriado y caprichoso. Sí considero que podemos ser caprichosos ya que normalmente tenemos y sobre todo nos gusta tener el control de las cosas. Pero eso es diferente a ser malcriados. El no tener espacio para el error, por lo perfeccionistas muchas veces podemos ser caprichosos. Aunque tampoco debemos juzgar esto como una condición absoluta. Una vez más esto depende del entorno, de las condiciones que tienen y ponen los padres y el círculo cercano. Los caprichos en sí no son buenos ni malos, su manejo es lo que les vuelve correctos o incorrectos. 

Por último, el conformismo o poca ambición es también una característica que nos atribuyen. Si bien es cierto que tenemos mejores oportunidades estás a su vez pueden generar una presión indirecta. Esto nos lleva de nuevo al perfeccionismo y a las ganas de querer siempre brillar. Para algunos puede traducirse en conformismo y simpleza en sus objetivos de vida. En cuanto a mis amigos hijos únicos y me incluyo , más bien hemos querido conseguirlo todo por nuestros propios medios. A veces un poco soberbios de aceptar ayuda y ahí está nuestro reto. Saber esforzarnos por lo que queremos pero abiertos a recibir ayuda de nuestros padres o cualquiera  nuestro entorno. 

Ahora que más familias optan por tener un solo hijo quiero que sepan que yo lo disfruté mucho. Cuando la mayoría me preguntaba con cara triste si no tenía hermanos, yo respondía siempre contenta de que era hija única. Tuve muchas oportunidades, muchos mimos y sobre todo muchas lecciones de vida. (O)

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