Ser romántico es una cualidad que implica expresar y experimentar sentimientos de amor o afecto de una manera apasionada y afectuosa hacia otra persona. La persona romántica tiende a mostrar gestos y comportamientos que buscan crear una conexión emocional más profunda. 

La romántica o el romántico busca alimentar la relación con elementos emocionales, creativos y sentimentales. La idea central es cultivar y mantener el vínculo a través de la atención a los detalles, la empatía y la conexión emocional. 

Ser romántico no se limita solo a las relaciones de pareja por eso hoy quiero hablarles del “líder romántico”.

El liderazgo ha evolucionado a lo largo de los años, pero en los últimos cinco, la velocidad ha sido supersónica. La expectativa de lo que cada uno de nosotros espera de ese intangible llamado “liderazgo” ha cambiado sustancialmente. El líder legitimado en el saber, con respuestas determinantes, conclusiones blindadas e hipótesis incuestionables han quedado en el mismo lugar que un bar sin wifi. 

Una perspectiva emergente en este ámbito es el llamado "liderazgo romántico", una aproximación que va más allá de la simple gestión y que busca inspirar a través de la pasión, la conexión emocional y la creación de significado. Este enfoque no solo se centra en la productividad, sino que también busca nutrir la conexión humana en el entorno laboral.

En un mundo del trabajo donde cada vez hay mas respuestas resueltas a través de los sistemas y la inteligencia artificial, el mundo de las emociones toma, paradójicamente, un protagonismo nunca antes visto.

El liderazgo romántico propone darle centralidad a la gestión de las emociones, focalizando en el vínculo único e irrepetible que existe entre cada líder y liderado. No hay dos iguales, y con cada nuevo lider debemos renegociar nuestro propio contrato emocional.

Hablemos de las principales características del liderazgo romántico:

-Conexión emocional

El líder romántico se esfuerza por establecer una conexión genuina con los miembros del equipo. Reconoce y valora las emociones, fomentando un entorno donde la empatía y la comprensión son fundamentales.

-Inspiración a través de la pasión

En lugar de simplemente delegar tareas, el líder romántico inspira a través de su propia pasión. Comparte su visión de manera apasionada, motivando a los demás a alcanzar metas no solo por obligación, sino por un sentido más profundo de propósito.

-Cultivo de un propósito común

Este enfoque de liderazgo se centra en la creación de un propósito común que va más allá de los objetivos organizativos. Los líderes románticos trabajan para alinear los objetivos profesionales con las aspiraciones personales de los miembros del equipo.

-Fomento de la creatividad

Reconociendo que la creatividad florece en un entorno donde las personas se sienten emocionalmente comprometidas, donde del error se aprende, pero no se castiga. El líder romántico fomenta la innovación y la originalidad.

-Gestiona el bienestar

El líder romántico se preocupa por el bienestar integral de sus colaboradores. Reconoce la importancia de equilibrar la vida profesional y personal, promoviendo un ambiente en el que los empleados se sientan respaldados y comprendidos.

Ser romántico no es se blando, no es ser laxo, ni débil, por el contrario, hay que tener el liderazgo bien puesto para hacerse cargo de las emociones propias y de las ajenas, gestionarlas y llevarlas a otro nivel.

Es cierto que no es una tarea fácil. La expectativa de inspirar constantemente puede ser agotadora. Los líderes románticos deben gestionar sus propias expectativas y reconocer que la motivación fluctúa, y mucho. Las generaciones más jóvenes requieren de cuidados intensivos ya que viven en un ecosistema donde todos intentan ganar su corazón (comenzando por las redes, seguidas por los influencers, las marcas, etc.) recibiendo infinidad de seducciones de manera brutal, 7x24.

La buena noticia es que el retorno de la inversión es genuino: el líder romántico logra una conexión emocional que potencia la atracción con el rol, con la organización y con el propósito. De esta manera cada persona contribuye con un mayor nivel de compromiso emocional, se siente valorado y participe de un proyecto con equipos fuertes y sostenibles en el largo plazo.

¡Que viva el amor!