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Lee esto si es que estás viviendo el mejor momento de tu vida y tienes terror de que algo malo pase

Andrea Aguirre Tinajero

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Si escucho mi intuición y esa voz en mí que sabe lo que es mejor, me permito recibir guía y la visión para tomar los siguientes pasos y decir, un día a la vez, “sí” a la nueva visión de mí que sé que es posible.

12 Abril de 2023 15.01

Hace unas semanas estaba llegando a casa con una sensación terrible de angustia. Es lo más cerca que he estado de un ataque de ansiedad. Acababa de pasar uno de los fines de semana más expansivos de mi vida. Estaba celebrando 4 años de mi agencia, lanzando un nuevo programa, organizando experiencias para conciertos y eventos top. ¿Por qué entonces estaba a dos segundos de sentarme en el sofá a llorar descontroladamente en pánico?

Respiré, confié en que algo más grande que yo me sostenía y regresé a mi centro. Regresé a mí misma, pero desde que comenzó este año, mi miedo irracional a que las cosas se caigan ha sido una constante. Brené Brown, una aclamada escritora y conferencista a nivel mundial por sus estudios sobre la vulnerabilidad, explica que la emoción más difícil y aterradora que experimentamos como humanos es el gozo. 

Nos asusta sentir gozo porque pensamos que mientras más alto llegamos, más duro va a ser el golpe si caemos. Nos asusta sentir gozo porque no nos permitimos recibir y cuando no toleramos recibir en abundancia es cuando comenzamos a auto sabotearnos. No pasan cosas malas cuando la vida ha sido demasiado buena con nosotros, pasan cuando nuestras creencias limitantes nos llevan a crear nuestros miedos en lugar de nuestra visión.

No somos víctimas de nuestras circunstancias, somos creadores de nuestras vidas y debemos confiar en que así como creamos el mejor momento, somos capaces de sostenerlo y no solo de sostenerlo, sino de crear más. Tenemos la capacidad de disfrutar la abundancia sin sabotearla. 

Una buena amiga me decía, cuando le conté sobre este episodio de ansiedad, que en momentos cumbre de nuestra vida, nuestra alma se abate porque no sabe cómo recibir lo bueno y que incluso tenemos miedo a que algo aún mejor llegue, pero que quizá eso significa que están por llegar aún cosas mejores y que nuestro trabajo es preparar nuestra mente, alma y cuerpo para recibirlas.

¿Cómo entonces desarrollamos nuestra tolerancia a la abundancia sin auto sabotearnos?

01· Confío en que lo que Dios sostiene no se cae.

No puedo atribuir mi éxito a mí misma, sé que he trabajado para llegar a donde he llegado, pero más que trabajar por algo, he dicho que sí a la visión que se me ha dado, simplemente he sido un terreno fértil para planes más grandes que los míos. Cuando confío en que una mente más grande que la mía me está dando sueños del tamaño del amor que me tiene, sé que estoy siendo guiada y protegida y que quien me dio la primera visión, me va a llevar a la siguiente cumbre.

02· Olvido “hacer” y recuerdo “ser”.

 El hacer nos hace sentir merecedores, nos hace sentir competitivos, pero no hay nada allá afuera que ya no exista en ti. Tu camino es el de ir descubriendo la visión que te fue dada y para recibirla, no necesitas trabajar más duro, necesitas estar más presente.

03· Regreso al gozo como quien regresa a un mapa.

Un día descubrí que en el gozo estaban las respuestas, me dije a mí misma “voy a dejar de tratar de conseguir más y disfrutar lo que ya tengo, para vivir lo que no me he permitido por estar enfocada en crear lo que he creado”. Fue en esa intención de habitar el gozo que encontré abundancia sobrenatural. Hoy en día me enfoco en el gozo, no para encontrar más abundancia, pero la abundancia siempre me encuentra.

04· Llevo mis emociones a mi cuerpo.

Esto significa observar sin juzgar lo que estoy sintiendo, rastreando en qué partes del cuerpo se hacen más presentes esas emociones. De esta forma aprendo a autorregular mi sistema nervioso. Así desarrollamos un lenguaje corporal para comprender lo que sientes y moverte a través de ese sentir, porque para salir, primero debes atravesar. 

05· Descanso y me permito disfrutar lo que ya he creado.

El momento que estoy viviendo ahora es el que soñé y no sabía que era posible, cuando lo mire desde la siguiente cumbre más alta lo voy a extrañar.

06· Desarrollo mi tolerancia a recibir ayuda.

Una de las formas más comunes de sabotearnos es pensar que solo nosotros tenemos la habilidad de hacer lo que hacemos, porque si solo nosotros lo podemos hacer, entonces limitamos nuestra capacidad de recibir más porque no tenemos manos para sostenerlo. Permitirte recibir ayuda, soltar y confiar es un acto de fe que envía un mensaje al universo de que estás dispuesto a recibir más.

07· Me hago amiga de las posibilidades de cambio.

No necesito controlar ni sostener nada. Las cosas pueden cambiar y puedo verme sorprendida por nuevas olas de gozo que no sabía que eran posibles. Los cambios no intentan dañarme, me guían a nuevos deseos que quieren mi atención. 

08· Reconozco lo que quiero, pero al mismo tiempo rindo mis planes.

Lo que queremos es posible e inevitable, porque nuestros sueños no se nos ocurrieron a nosotros, de hecho los sueños nos sueñan también, pero a veces nos encaprichamos tanto en la idea perfecta de cómo deben suceder que no nos permitimos ser guiados. Para trascender rinde tus planes y conéctate con el gozo.

09· Recuerdo que la vida siempre está a mi favor.

Hay circunstancias que en su momento no entiendo por qué suceden, pero que con el tiempo me demuestran que me estaban redireccionando a un plan superior. Sabotearnos es pensar que somos víctimas de las cosas aparentemente malas que suceden, confiar es entender que todo nos ayuda para bien.

10· Observo mis temores, pero escucho mi intuición.

No puedo huir de mis pensamientos irracionales, amarme y sostenerme con amor es darle espacio a todo lo que sucede en mi cuerpo y mente. Puedo observar mis pensamientos, pero no puedo tratarlos como una verdad. Por el contrario, si escucho mi intuición y esa voz en mí que sabe lo que es mejor, me permito recibir guía y la visión para tomar los siguientes pasos y decir, un día a la vez, “sí” a la nueva visión de mí que sé que es posible. (O)

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