Las distancias y similitudes de la Gripe Española y el COVID-19 desde una perspectiva financiera
Las pandemias de 1918 y 2020 dejaron marcas indelebles en las economías y los sistemas financieros mundiales. Si bien la Gripe Española tuvo un impacto económico localizado, la interconexión global del COVID-19 condujo a una recesión económica profunda y sincronizada. El desempeño del mercado de valores, las respuestas de los gobiernos y los esfuerzos de recuperación mostraron diferencias notables debido a los avances en ciencia, tecnología y globalización.

En el 2020, después de 102 años, la humanidad enfrentó nuevamente a una pandemia. Aún no es posible conocer con certeza el impacto económico que el COVID-19 habrá causado a la humanidad, pues desde los registros de la Peste Negra en el siglo XIV, las pandemias han repercutido en las economías, incluso en el largo plazo.

El referente más cercano era la Gripe Española de 1918, pues sus implicaciones económicas fueron de gran alcance. En ese sentido y una vez que ya se puede establecer los efectos del COVID-19 -aunque estemos lejos de superarlos-, no se puede obviar una comparación de ambas crisis y examinar sus impacto en varios sectores de la economía.

Desde una perspectiva macroeconómica, durante la pandemia de 1918, el mundo atravesaba la Primera Guerra Mundial. La actividad económica se interrumpió significativamente, cuando las ciudades implementaron medidas como el distanciamiento social, el cierre de escuelas y órdenes de cuarentena. Sin embargo, el impacto económico fue algo localizado debido a la limitada interconexión global en ese momento.

Por el contrario, las implicaciones del COVID-19 fueron más amplias y profundas, debido a la naturaleza altamente interconectada de la economía global. Las medidas de confinamiento y las restricciones de viaje una recesión económica simultánea y sincronizada, que afectó a varios sectores, incluidos el turismo, la hotelería, la aviación y el comercio.

Durante el brote inicial de la Gripe Española, los mercados bursátiles experimentaron una fuerte caída. Por ejemplo, en 1918, el índice referencial S&P 500 se redujo 24,7%, sin embargo, se recuperó relativamente rápido, pues se vieron impulsados aún más por el optimismo y la recuperación económica de la posguerra llevando, en 1919, el mismo índice referencial a un crecimiento del 8,9%. El mercado bursátil se tornó prospero. 

Por el contrario, la pandemia de 2020 ocasionó un colapso en el mercado de valores, pues sus principales índices experimentaron algunas de las caídas más importantes de la historia. El S&P 500 se redujo 31.39% en el mes de marzo, cuando se declaró el inicio de la pandemia. La incertidumbre sin precedentes que rodeaba al virus, junto con la desaceleración económica mundial, condujo a un período prolongado de volatilidad. No obstante, las masivas medidas de estímulo fiscal y monetario, promulgadas por los gobiernos y los bancos centrales, ayudaron a estabilizar los mercados y condujeron a una notable recuperación en algunos sectores, en particular el tecnológico. El cambio de tendencias de trabajo y consumo empujó al sector tecnológico a una recuperación extraordinaria, así, el índice referencial tecnológico NASDAQ 100 ha crecido 62,10% desde el inicio de la pandemia al 2023.   

En cuanto a las respuestas de los gobiernos a las pandemias, se puede observar que estas fueron diferentes, entre 1918 y 2020, debido a las brechas en la comprensión científica, los avances tecnológicos y el clima político. Durante la Gripe Española, los gobiernos implementaron medidas de salud pública como mandatos de cuarentena, aislamiento y uso de máscaras. Sin embargo, la respuesta fue relativamente descentralizada y la falta de un enfoque unificado puede haber obstaculizado los esfuerzos de contención.

En contraste, la pandemia de 2020 recibió una respuesta global más coordinada, con gobiernos que implementaron estrictas medidas de confinamiento, pruebas generalizadas, rastreo de contactos e iniciativas de desarrollo de vacunas. El nivel de intervención del gobierno y apoyo fiscal no tuvo precedentes, ya que los países buscaron mitigar las consecuencias económicas a través de paquetes de estímulo y flexibilización monetaria.

Respecto a la recuperación, después de la pandemia de 1918, la economía mundial se levantó rápidamente, a medida que los gobiernos se concentraron en la reconstrucción y el crecimiento económico. Siguieron los "locos años veinte", caracterizados por una rápida industrialización, un mayor gasto de los consumidores y avances tecnológicos.

La recuperación del COVID-19 está en curso y presenta sus desafíos únicos. La línea de tiempo y la trayectoria de la reparación dependen de factores como las tasas de vacunación mundial, la aparición de nuevas variantes y la capacidad de los gobiernos para gestionar futuras oleadas de manera eficaz. Si bien algunos sectores han demostrado resiliencia y adaptabilidad, otros, como las pequeñas empresas y las industrias que dependen en gran medida de la presencia física, continúan luchando.

En conclusión, las pandemias de 1918 y 2020 dejaron marcas indelebles en las economías y los sistemas financieros mundiales. Si bien la Gripe Española tuvo un impacto económico localizado, la interconexión global del COVID-19 condujo a una recesión económica profunda y sincronizada. El desempeño del mercado de valores, las respuestas de los gobiernos y los esfuerzos de recuperación mostraron diferencias notables debido a los avances en ciencia, tecnología y globalización. Actualmente, medida que navegamos por una recuperación en curso, las experiencias del pasado ofrecen lecciones valiosas para mitigar las consecuencias económicas de futuras crisis mundiales de salud. (O)