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La realidad del campo Sacha: ¿Realmente la joya de la corona?

Nelson Baldeon

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Recuperar las reservas en el menor tiempo posible para convertir a Sacha en la verdadera "joya de la corona" no será fácil ni barato. Requiere voluntad política, inversiones significativas y un compromiso real con la sostenibilidad y la eficiencia.

27 Diciembre de 2024 14.44

Ubicado en la provincia de Orellana, el campo petrolero Sacha (Bloque 60) ha sido una de las fuentes de petróleo más importantes del Ecuador desde que comenzó a operar en 1972. En sus más de 50 años de actividad, ha producido más de 1.100 millones de barriles, pero este volumen apenas representa el 21% de su potencial. Según estimaciones, bajo tierra se encuentran más de 5.220 millones de barriles de petróleo.

Sin embargo, al recorrer este campo, se hace evidente que la infraestructura y las operaciones están lejos de ser ideales. Aunque a menudo se le llama "la joya de la corona", las condiciones actuales del campo reflejan un estado crítico que requiere atención inmediata y grandes inversiones.

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Un vistazo a los problemas

Infraestructura deteriorada:
Las instalaciones principales y las tuberías de Sacha tienen más de 40 años. Su mantenimiento es insuficiente, y muchos de los equipos presentan fallas debido a corrosión interna y externa. En algunos casos, hay tanques que han quedado inoperativos y que no han sido retirados.

Capacidad al límite:
Los equipos que separan y almacenan los fluidos trabajan por encima de su capacidad nominal. Esto no solo reduce su eficiencia, sino que también pone en riesgo la operación. Además, el almacenamiento y la transferencia de fluidos son un cuello de botella importante que requiere soluciones urgentes.

Quema de gas y desperdicio energético:
Actualmente, el gas asociado que se produce en Sacha no se utiliza de manera eficiente. Se estima que 20 millones de pies cúbicos de gas al día se queman en mecheros, mientras el campo opera generadores a diésel, lo que genera más emisiones contaminantes.

Problemas ambientales:
El campo tiene más de 1.200 puntos de contaminación, y aunque existen planes para su limpieza y remediación, el avance ha sido lento. Estos pasivos ambientales son un recordatorio de los costos ocultos de operar sin una gestión adecuada.

Sistemas obsoletos:
El sistema de control e instrumentación de Sacha no cumple con los estándares actuales. Tampoco dispone de un sistema SCADA (control y adquisición de datos), lo que limita la capacidad de monitorear y optimizar las operaciones en pozos productores e inyectores.

Seguridad deficiente:
El sistema contra incendios del campo está por debajo de las normas internacionales, y no se ha realizado un mantenimiento adecuado. Esto supone un riesgo significativo en un entorno donde la seguridad debería ser prioritaria.

El estado actual: una oportunidad de mejora

A pesar de las inspecciones técnicas realizadas en Sacha, muchos problemas siguen sin resolverse. Por ejemplo, los tanques y líneas no pueden ser reparados porque no se cuenta con tanques de respaldo para transferir los fluidos. Además, las válvulas del área de manifolds son antiguas y presentan sellos deficientes.

Mientras tanto, la medición del gas asociado sigue realizándose con métodos básicos en lugar de tecnologías modernas. Este tipo de prácticas subraya la urgencia de modernizar el campo para alinearse con los estándares internacionales.

El costo de transformar Sacha en una joya de verdad

Sin realizar inversiones, el campo producirá, en el mejor de los casos, 170 millones de barriles en los próximos 20 años. Para que el campo Sacha recupere su potencial, produzca más de 350 millones de barriles y opere de manera eficiente y sostenible, se necesitan inversiones de al menos 1.500 millones de dólares en los próximos 20 años. Estos recursos se destinarían a:

  1. Mantenimiento de la producción actual:
    • Modernizar o reemplazar equipos de bombeo, líneas de flujo, sistemas eléctricos y de control.
    • Añadir equipos de respaldo que permitan realizar el mantenimiento de las instalaciones existentes sin interrumpir las operaciones.
    • Para garantizar el mantenimiento de las instalaciones y sostener la producción actual, se requieren más de 600 millones de dólares.
  2. Incrementar la producción:
    • Perforar nuevos pozos de desarrollo e inyección.
    • Ampliar las capacidades de las plantas de procesamiento y las plataformas de producción.
    • Realizar proyectos de inyección de agua y recuperación mejorada. Nuevas tecnologías.
    • Perforar pozos exploratorios.
    • Instalar sistemas auxiliares para manejar mayores volúmenes de fluidos.
  3. Captación del gas asociado:
    • Implementar equipos y sistemas para aprovechar el gas que actualmente se quema, usándolo para generación eléctrica. Esto permitiría cumplir con el compromiso de eliminar la quema rutinaria de gas antes de 2030.

Conclusión: Sacha necesita mucho más que inversiones para ser la joya que prometió ser

Aunque el campo Sacha es una pieza clave para la producción petrolera del Ecuador, su estado actual deja mucho que desear. Desde su infraestructura obsoleta hasta los pasivos ambientales y la falta de sistemas modernos, es evidente que hay un largo camino por recorrer.

Recuperar las reservas en el menor tiempo posible para convertir a Sacha en la verdadera "joya de la corona" no será fácil ni barato. Requiere voluntad política, inversiones significativas y un compromiso real con la sostenibilidad y la eficiencia. Sin estas acciones, el potencial de Sacha seguirá siendo un sueño lejano, y el Ecuador perderá una oportunidad valiosa de aprovechar uno de sus recursos más importantes.

El contrato de participación es un medio potente para lograr los objetivos señalados. El Ministerio de Energía y Minas tiene en sus manos esta gran oportunidad.

No se trata de privatizar ni tampoco perder soberanía sino de ser más eficientes en la operación de campos importantes. Veamos lo que hacen otros países como Guyana, Brasil, Perú, Argentina.  (O)

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