La reciente explosión de inversiones en Inteligencia Artificial (IA) nos ha mostrado un escenario en donde el dinero no solo fluye a borbotones, sino que, además, se selecciona meticulosamente quién puede participar. Desde las multimillonarias rondas de financiamiento hasta las alianzas estratégicas entre los gigantes tecnológicos, el atractivo de la IA se ha convertido en una carrera global por el dominio y la innovación. Esta obsesión no es solo por la tecnología, sino también por el poder y la influencia económica que trae consigo. Comencemos por entender los recientes movimientos financieros que han puesto a la IA en el centro del radar económico.
Últimas rondas de financiamiento en IA
El financiamiento en IA ha alcanzado niveles nunca antes vistos, motivado por el creciente interés de empresas como Microsoft, que el año pasado invirtió 10 mil millones de dólares en OpenAI. Estas inversiones no se detienen ahí: startups de IA como Stability AI y Anthropic han atraído otros miles de millones de dólares. El valor económico de estas operaciones no solo refleja una clara tendencia, sino un cambio radical en el panorama empresarial global, donde cada dólar invertido es una apuesta por el futuro de la tecnología y el por su control, quien tenga la tecnología, tendrá el Poder.
La historia breve pero intensa de la Inteligencia Artificial
La Inteligencia Artificial tiene una historia más antigua de lo que nos imaginamos. Esta comenzó en los años 50 (así es, tiene más de 70 años), impulsada por pioneros como Alan Turing y John McCarthy, quienes buscaron crear máquinas capaces de simular procesos cognitivos humanos como la máquina Enigma. Durante décadas, la IA se centró en resolver problemas específicos, pero su progreso fue lento e interrumpido, principalmente por limitaciones tecnológicas, había muchas ganas, pero poco Hardware.
Los avances significativos llegaron en los años 80 y 90 con el desarrollo de redes neuronales, aunque la falta de datos y poder de procesamiento seguía siendo un problema por resolver. Fue en la década del 2010 cuando la IA despegó realmente, gracias al aumento del poder computacional enfocadas en las placas gráficas o GPUs y la disponibilidad de grandes volúmenes de datos. Empresas como Google empezaron a reclutar al mejor talento, acelerando el desarrollo de la Inteligencia Artificial. En el medio, matrimonios y divorcios tecnológicas como la de Larry Page (Google) y Elon Musk (X) que marcaron la pauta de la dirección que tomarían las iniciativas sobre IA, teniendo en la mira todo lo que hace Sam Altman con OpenAI.
En 2017, el Paper -parte aguas- "Attention is All You Need" introdujo los Transformers, revolucionando el procesamiento del lenguaje natural y dando lugar a modelos como los hoy famosos LLMs, resaltando a GPT-3, que alcanzaron un nivel de sofisticación sin precedentes. Este avance marcó el inicio de una nueva era de la IA, centrada en grandes modelos de lenguaje.
OpenAI, fundada en 2015 por figuras como Elon Musk (hoy uno de sus detractores) y Sam Altman, surgió para "democratizar" el acceso a la Inteligencia Artificial, promoviendo una investigación abierta y ética, al menos en sus inicios. Desde entonces, tecnologías como GPT y ChatGPT han pasado de ser ciencia ficción a herramientas que transforman industrias, demostrando el potencial de la IA no solo para resolver tareas intelectuales o mundanas, sino también para ser el aporte creativo y estratégico que muchos ejecutivos esperaban, sentando las bases para un incipiente "Revolución Tecnológica".
Los gigantes que se quedaron atrás en la revolución de la IA
No todos los gigantes tecnológicos supieron aprovechar esta revolución. Apple, con su asistente Siri, y Amazon, con Alexa, quedaron estancados en un concepto de asistente de voz que hoy palidece frente a las prestaciones de ChatGPT y otros modelos. Google, aunque estuvo involucrado desde el inicio, también enfrentó fracasos y quedó en segundo plano, superado por empresas más ágiles como OpenAI y Anthropic. Los chascos en presentaciones públicas y la falta de una visión clara les costaron terreno, aunque ahora luchan por ponerse al día.
Inversiones en IA y Proyecciones a Futuro
El dinero habla. Desde el año 2000 hasta hoy, el crecimiento ha sido exponencial. Solo en 2023, las inversiones alcanzaron los 70 mil millones de dólares, y se proyecta que el mercado de IA crezca a una tasa anual del 40%, alcanzando entre 500 mil millones y 1.5 billones de dólares para 2030. Esto no solo le afecta al sector tecnológico, industrias como la salud, las finanzas y la industria también se han sumado, viendo en la Inteligencia Artificial una herramienta para revolucionar sus operaciones. El capital de riesgo ha crecido pasando de 1.5 mil millones en 2015 a una proyección de 1.5 billones en 15 años.
¿Por qué Todos Quieren un Pedazo del Pastel de la Inteligencia Artificial?
La importancia de la Inteligencia Artificial no radica solo en sus aplicaciones tecnológicas, sino en su capacidad de transformar economías enteras, ya lo vimos con Nvidia, quién en 5 años ha crecido en valor de mercado más de 3 mil por ciento. Para muchas empresas, la IA es la oportunidad de mantenerse relevantes en un mercado altamente competitivo; para otras, es el camino para establecer un nuevo estándar. Al final, la carrera por dominar la IA se reduce a dinero, poder y la promesa de controlar el futuro. (O)