La Izquierda gana el primer cuarto del siglo 21
Lo que en el siglo 20 era centro-izquierda, ahora se considera centro.  Este es el resultado del movimiento del espectro político. 

Acertadas y prácticas decisiones ha tomado la izquierda en las últimas décadas.  La izquierda ha trascendido el ámbito político, es ahora parte de la estructura social.  Su organización y perseverancia, su apuesta a largo plazo y su estructura social ha logrado resultados increíbles.

Como una avalancha de concreto ha llegado la izquierda estos 24 años. Y recién ahora nos damos cuenta que el cemento se está secando o ya está seco. El mundo está atravesando una particularidad histórica, donde la equidad tiene más ventaja que nunca. Lo práctico, eso sí, es cosa aparte.

Resulta envidiable como pudo haber tanta planificación sin que haya encendido alarmas en la derecha. Son décadas de trabajo trans-fronterizo, con héroes silenciosos y polémicos líderes. Cúpulas intelectuales intercontinentales sin vergüenza de las fuentes de financiamiento. Y es que, para esta nueva izquierda Maquiavélica, cualquier medio es justificado para llegar al fin. 

Un producto excepcional es el resultado de su esfuerzo. El denominado socialismo ahora gobierna la mayoría de los países del mundo, pero esa estadística, por más envidiable que pueda ser para los opositores, no es la más increíble. Resulta más admirable el logro de ir más allá, de no sólo gobernar, sino de controlar estados y la sociedad per se. 

El gran perdedor ha sido la libertad. Viejo contrincante de la equidad y claro ganador del siglo 20. Y aunque técnicamente no son fórmulas excluyentes, la nueva izquierda ha apostado por promocionar que sí lo son. La apuesta la han ganado. El espectro político de la sociedad se ha movido hacia la izquierda.

Durante el siglo 20 el plan de la izquierda era muy similar, pero difuso por el mundo. Tenía una índole altamente política y extremista. Era el todo o nada. En vista de que la humanidad en toda su historia no ha visto un comunismo eficaz, en el siglo 21 el discurso de la izquierda radical se fue para el centro. Ahora prima la imposible promesa de una plena equidad a medias con una libertad limitada. 

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Las figuras de Mao, Stalin, Castro y Chávez son cada vez menos. Están siendo reemplazadas por socialistas blandos o izquierdistas camuflados de derecha. Su estrategia se basa en que siempre exista la esperanza, por más mínima que sea, de que la oposición puede ganar. Esto lo ha entendido bien la izquierda, y por eso el éxito reciente se separa de los dictadores extremos del pasado. Los derechistas camaleones de estos últimos años, embarrados con el nacionalísimo, impulsan restricciones a la libertad y alza de impuestos. 

La izquierda ha logrado lo que la derecha nunca podrá lograr. Trabajo mundial trans generacional. Por qué la temperatura mundial estuvo perfecta para la receta izquierdista es un tema aparte, el punto es que la estuvo. La izquierda es por naturaleza un colectivo, una ideología con aceptación de ceder libertad a cambio de progreso. La derecha por naturaleza no puede ser colectiva, es individualista, donde prima la libertad personal. 

Ahora la izquierda controla los medios, la educación y de manera increíble, la cultura. Estas últimas décadas se ve un cambio de percepción en la gente sobre asuntos probados técnicamente por siglos. Y es que la fuente de la información ha cambiado. La experiencia vale menos, la historia ya no importa, y nuevamente nos estamos encaminando a descubrir el agua tibia. Es que por milenios la experiencia venía escrita, y ahora ha sido remplazada por opiniones de personas con poca preparación y aras de una plena democracia. Una democracia que gracias a la tecnología es más directa y que nos aleja de la aristocracia clásica.

Lo que en el siglo 20 era centro-izquierda, ahora se considera centro.  Este es el resultado del movimiento del espectro político.  El producto del envidiable trabajo de la izquierda está madurando.  Pero es iluso omitir la verdad, que nuestra existencia como sociedad es una mísera fracción del total de la historia mundial.  Y la naturaleza encuentra su balance, donde eventualmente se derrumban incluso las más formidables fortificaciones, como ocurrió con Constantinopla.  Parece que los vientos del segundo cuarto del siglo 21 soplan a la derecha, pero esto aun queda por verse.  (O)