La historia vuelve a repetirse. Al menos en los resultados de la elección. Noboa vuelve a ganar al correísmo, representado por Luisa pero liderado siempre desde arriba por Correa. La diferencia sorprende: 11 puntos, más de 1 millón de votos. El triunfo tiene rostro nacional. Como se preveía, el perdedor desconoce los resultados y denuncia fraude. Hasta ahora la argumentación, las pruebas y los respaldos lucen muy frágiles. Por supuesto, si hay alguna inconsistencia deben procesarse de acuerdo a la ley.
Pero no todo se repite. Las condiciones que se vienen son muy diferentes. A nivel interno, el narco es el nuevo actor que trastoca el poder y la vida diaria. Tiene metidas sus garras en todas las esferas y atemoriza con consumar el narcoestado, su patria preferida. A nivel externo, los arrebatos de Trump cimbran las economías vulnerables.
La historia se repite. Las campañas pasionales volvieron aunque no idénticas. La actual ha sido una de las más rastreras. Sin freno, especialmente en las redes: insultos, provocaciones, falsas denuncias, degradaciones, manipulación de voces e imágenes, utilización de niños, mentiras cerdosas. Difícil que se eduque así a las grandes mayorías.
La historia se repite. Tercos como somos, abrimos un nuevo espacio a la esperanza. El signo de incertidumbres debe dar paso a las certezas. Y el del miedo a la expectativa. Incertidumbre y miedo: al narco, al autoritarismo, al quiebre económico y al modelo Venezuela...
Un miedo menos... Implicará el freno con mano dura al narcoterrorismo y la narcopolítica. Bloquear su reproducción, sus negocios, su crueldad. Es hora de diseñar integralmente un plan con los aprendizajes pasados. Incluyendo la prevención y las articulaciones internacionales. Está más claro el enemigo, sus guaridas, sus disfraces, sus compinches, sus lavanderías. Se sabe dónde y cómo hacerle daño. La guerra contra ellos debe proseguir.
Un miedo menos... Demandará cortar de raíz las pretensiones autoritarias, las leyes mordaza, los grupos civiles armados, el pensamiento único, el control de las instituciones. Pero también potenciar la democracia patoja que hoy nos define. Para que sirva para enfrentar la pobreza y la desigualdad, problema económico, social, político y ético más importante.
Un miedo menos... Obligará a afinar el modelo económico para evitar el descalabro que podía venirse. Fortalecer la dolarización que es indispensable pero insuficiente para solucionarlo todo. Y enfrentar democráticamente el nudo del financiamiento del IESS y el destino de las reservas, la disciplina fiscal y la calidad del gasto, los bonos y los subsidios, la inversión y el empleo, la deuda y los impuestos sin evasores. Y por supuesto, la producción interna y de exportación.
Un miedo menos... Forzará a definir posturas nítidas respecto a los modelos de Venezuela y Nicaragua. Y a reinventar políticas de integración en la región sin dogmatismo ni recetas prefabricadas ni clubes de camaradas. Posiciones soberanas sólidas y relacionamientos con el mundo respetando derechos.
Más allá del miedo
Lo que se viene es complejo. Pierden sentido los gritos, las amenazas, las ofertas de tarima, los regalos. No se puede vivir en campaña. Es tiempo para realizaciones y resultados visibles. Sin pretextos. Sin publicidad engañosa. Sin encuestas ni asesores impresentables. Tiempo para el talento, la sensibilidad, el compromiso, el sentido de integralidad y largo plazo.
Un peligro, imposible de sortear: la ingobernabilidad. La oposición no descansará. Hará de la Asamblea su trinchera y activará el circo. No queda más que buscar alianzas puntuales para prioridades sentidas y con propuestas impecables. Difícil aspirar acuerdos sostenidos o estructurales cuando subsiste la polarización, las dos visiones contrapuestas de país. Sobre todo respecto al rol del estado y el sentido del poder. El país seguirá partido en dos por un largo tiempo.
Una luz inmediata: la reforma de la Constitución. Muy poco se ha dicho a estas alturas. Se conoce que se intenta desmontar su hiperpresidencialismo, la existencia con consejos de participación y judicatura, la reforma política, los ajustes en seguridad. En poco tiempo deben plantearse lineamientos. El sentido de los derechos para que no se vuelvan privilegios o impunidad, será crucial. Así como la participación ciudadana. El país aborrece las recetas cocinadas en las alturas o en las guaridas.
Nueva oportunidad para Noboa y para todos nosotros. Ya nos han castigado suficiente. Merecemos algo distinto. Reglas claras y comunicación limpia y constructiva. Nos corresponde hacer el seguimiento estrecho de nuestros votos. Nunca más cheques en blanco. (O)