Cuando tenía apenas dieciocho años, Clinton Young, un joven estadounidense fue acusado en Texas de haber cometido un doble crimen en contra de Doyle Douglas y Samuel Petrey, dos adultos a los que presuntamente habría secuestrado y asesinado durante una ola de crímenes que se produjo en el año 2000.
Durante el juicio que se llevó a cabo en el condado de Midland, el juez John G. Hyde, lo condenó a muerte por los cargos de secuestro y doble asesinato. Su condena se basó en una sola prueba, el testimonio de David Page, uno de los autores confesos de los crímenes en los que Page implicaba también a Young.
Tanto los juicios como sus apelaciones se efectuaron entre el 2000 y 2019. Clinton Young siempre afirmó que era inocente y que la fiscalía y el testigo habían llegado a algún acuerdo para implicarlo, lograr su condena y favorecer a Page. Uno de los asistentes de los fiscales que acusaron a Young, Ralph Petty, participó de forma directa en todas las instancias de apelación de este joven e incluso preparó los alegatos del Estado para rechazar los recursos interpuestos por Young. Pero lo que nadie sabía entonces, nadie del equipo de abogados del acusado ni de su familia o allegados, era que Ralph Petty, el asistente de fiscalía a tiempo completo, era también un asistente legal del juzgado a tiempo parcial, es decir, actuaba en un lado y otro, entre los acusadores y los juzgadores, sin que nadie al interior del sistema de justicia revelara tal inmoralidad.
Ya en la corte de apelaciones, ante un nuevo juez, Robert Moore, el asistente fiscal Ralph Petty representó al Estado en contra de Young, pero al mismo tiempo, actuó como asistente del juez y recibió honorarios por su trabajo de secretario judicial del juzgador. Poco tiempo después, ante la negativa de todas las apelaciones de Young, Petty presentó al juez una petición de ejecución. Y, como era lógico, Moore la aceptó fijando la fecha de ejecución para el 26 de octubre de 2017.
La defensa de Young insistió con varios recursos, señalando básicamente que la condena contra su cliente se había conseguido con una declaración falsa de David Page, el verdadero asesino a quien se le había demostrado que tenía residuos de pólvora en sus guantes, pero que, además, según el testimonio de cuatro prisioneros, se jactaba en prisión de haber sido el autor de los crímenes y de haber incriminado a Young sin que éste hubiera tenido relación con los mismos.
Los abogados de Young lograron detener la ejecución de su cliente unos días antes cuando una fiscal de distrito, Laura Nodolf, obtuvo una confesión de Page en la que aceptaba ser el autor de los crímenes y confirmaba que incriminó a Young por presión de un fiscal que le ofreció un trato favorable. Fue entonces cuando se descubrió públicamente que ese fiscal, Ralph Petty, actuaba en dos cargos de forma ilegal y bajo un evidente conflicto de intereses.
Un tribunal de apelaciones, en enero de 2022, revocó la condena de Clinton Young, alegando: mala conducta fiscal, descarada e impactante, que había destruido toda posibilidad de que el acusado tuviera un juicio justo.
Meses antes, el diario USA Today, en una investigación de 2021 descubrió que Ralph Petty, había procesado al menos 355 personas mientras trabajaba como asistente de los jueces que resolvían esos mismos casos. De esos acusados, 73 aún estaban prisión cumpliendo sentencias de al menos 50 años. Tras un proceso de medidas disciplinarias, Petty fue inhabilitado en abril de 2021, pero así como Clinton Young pasó veinte años en el corredor de la muerte por su culpa, muchos otros detenidos esperan todavía que se les haga justicia. (O)