Mientras mayor es el uso y adopción de plataformas digitales y tecnologías en nuestra vida diaria, el riesgo de desconexión social y dependencia extrema, se incrementa de forma alarmante.
La inteligencia artificial generativa, con todos sus beneficios relacionados con el conocimiento aumentado, nuevas capacidades creativas, simplificación de acceso a conocimiento e información y oportunidades relacionadas con la productividad y eficiencia, trae consigo también amenazas y efectos adversos que deben ser analizados con extrema atención para mitigarlos.
El Lado Oscuro de la Revolución Digital
De forma previa al impacto generado por el confinamiento por la pandemia del Covid-19, ya existía una crisis de salud mental, que se vio aumentada por las limitaciones de interacción social y contacto personal, complementadas por un uso acelerado de nuevos servicios digitales y tecnología.
Es cada vez más común escuchar a personas haciendo referencia a asistencia psicológica con bots de inteligencia artificial (Como Pi, Character AI, GPTs de ChatGPT y servicios especializados), que si bien plantean soluciones paralelas y acceso ampliado a puntos de vista, están todavía muy lejos de poder reemplazar al servicio de profesionales que logran conectar con personas y no solo con contexto de prompts y algoritmos que tienen sesgos y limitaciones que pueden traer consecuencias devastadoras.
Como referencia, hasta el mes de agosto, la cantidad de personas que utilizan inteligencia artificial generativa, se ha duplicado en comparación con 2023, alcanzando a más de 200 millones que interactúan semanalmente tan solo con Chat GPT, mostrando una realidad que seguirá incrementando las horas que pasamos junto a tecnología que hoy es más cercana y empática que nunca antes en la historia.
La digitalización impulsa un comportamiento que suele estar correlacionado con la soledad. Según el estudio de Survey Center for American Life de 2021, se observa que el doble de personas (32%), declaran tener menos de tres amigos cercanos en Estados Unidos en comparación con 1990, en contraparte también, la cantidad de personas que declararon no tener ni un solo amigo cercano se multiplicó por cuatro en el mismo período, representando el 12% de los participantes del estudio.
Uno de los aspectos más impactantes es la secuencia que afecta a muchas personas al tener a la soledad sumada a la digitalización es la desconexión, que hace que cada vez sea menos frecuente el tener contacto e interactuar físicamente con personas conocidas y desconocidas, alejándonos de la realidad y acercándonos a una existencia cada vez más sintética, vinculada a la depresión.
De forma complementaria, el mal uso de las tecnologías disponibles (que cada vez son más sencillas de utilizar y cuentan con mayor disponibilidad), impulsa el crecimiento de fenómenos como el ciberacoso, las noticias falsas y los deepfakes.
El ciberacoso se ha convertido en una epidemia silenciosa. Con tasas de victimización que oscilan entre el 2,7% y el 84,9% entre los jóvenes (Albikawy, 2023), estamos ante un problema de salud pública de proporciones alarmantes. Los efectos son tangibles, evidenciando un aumento del 30% en síntomas de ansiedad y un incremento del 25% en pensamientos suicidas entre las víctimas.
La desinformación, alimentada por noticias falsas y deepfakes, no se queda atrás, impulsando la manipulación con fines obscuros, la pornografía generativa e influencia en decisiones radicales de impacto personal, político, de salud y social. Como referencia se estimó que el 51% de las publicaciones sobre vacunas en la época de la pandemia, contenían información errónea, según la OMS, generando una crisis de confianza que afecta directamente la salud mental colectiva.
Soluciones Concretas para un Futuro Digital Saludable
Scott Galloway plantea en su conferencia TED de 2024 una pregunta reveladora: "¿Realmente amamos a nuestros hijos?". Haciéndola desde la perspectiva de un llamado de atención para que como padres, hermanos, hijos, amigos, colegas, compañeros y más, impulsemos una cultura de humanización, empatía y realidad, que impulse conexiones más cercanas, experiencias físicas y utilicemos la tecnología como un recurso y no como un escape a la existencia.
Algunas soluciones identificadas:
- Alfabetización digital familiar: Debemos hacer de la conversación clara en nuestros hogares una constante, basada en pensamiento crítico, exposición de amenazas y riesgos que presenta la tecnología y plataformas en la actualidad y la rápida evolución que tienen las mismas y sus casos de uso peligrosos. De forma paralela, como sociedad e instituciones educativas, es vital integrar en los currículos educativos, desde edades tempranas, programas de alfabetización digital que incluyan el pensamiento crítico, riesgos y la verificación de fuentes. En organizaciones de igual forma, promover programas de aprendizaje y uso responsable de inteligencia artificial y tecnología, incluyendo elementos relacionados a ciberataques y acoso.
- Impulsar el contacto humano: Implementar dinámicas de contacto con personas desconocidas, desde saludar y conversar con alguien nuevo todos los días hasta la priorización de encuentros presenciales y comunitarios, contrarrestando el aislamiento digital. Laboralmente también, combinando el trabajo remoto (que mejora la calidad de vida reduciendo ansiedad y estrés en muchos cargos e industrias), con interacción con compañeros y actividades sociales constantes.
- Regulación Inteligente: Es necesario establecer marcos regulatorios que exijan transparencia en el uso de IA en salud mental y penalicen efectivamente la creación y difusión de desinformación, suplantación de identidad y acoso. Iniciativas como WorldID buscan impulsar mecanismos de validación de "humanidad" como primer filtro para realizar cualquier interacción en medios digitales.
- Servicios y espacios de atención en salud mental: Contar con momentos de conversación para discutir sobre la salud mental en nuestros hogares, y fuera de ellos, poner a disposición e impulsar la creación de servicios de apoyo a la salud mental, incluyendo planes de prevención y detección temprana.
La tecnología, por sí misma, no es el enemigo. Estamos en un momento disruptivo de la dinámica social impulsada por la inteligencia artificial y tecnologías convergentes. El desafío radica en cómo las integramos en nuestras vidas de manera saludable y productiva.
Es responsabilidad de líderes empresariales, legisladores y ciudadanos trabajar en conjunto para crear un ecosistema digital que potencie, en lugar de afectar, nuestra salud mental e integración social que es un elemento central de nuestra naturaleza humana.
El futuro de nuestra sociedad depende de nuestra capacidad para navegar esta revolución digital con empatía y pensamiento crítico. Solo así podremos aprovechar el potencial transformador de la tecnología sin sacrificar nuestra humanidad en el proceso. (O)
Referencias:
Albikawi Z. F. (2023). Anxiety, Depression, Self-Esteem, Internet Addiction and Predictors of Cyberbullying and Cybervictimization among Female Nursing University Students: A Cross Sectional Study. International journal of environmental research and public health, 20(5), 4293. Disponible en: https://doi.org/10.3390/ijerph20054293
Cox, Daniel (2021). The State of American Friendship: Change, Challenges, and Loss. Survey Center of American Life. Disponible en: https://www.americansurveycenter.org/research/the-state-of-american-friendship-change-challenges-and-loss/