La descentralización del internet, a través de la tecnología de blockchain, promete devolver a las personas la posibilidad de realizar transacciones seguras y eficientes. Un mundo, que para muchos es aún utópico, en el que los usuarios de la red tendremos la posibilidad de crear “bienes digitales” seguros, inmutables no expuestos a copias ni a distribuciones ilegales.
El blockchain es una tecnología basada en cadenas de bloques, bloques de información que se van entrelazando de acuerdo con las transacciones que realizan los usuarios. Un aspecto diferenciador de la cadena de bloques es que éstos no se almacenan en un solo espacio, sino que están distribuidos de manera duplicada en diferentes nodos de la red. Además, cada bloque de información posee un “sello inmutable” que garantiza su seguridad, lo que nos hace pensar que de alguna manera estamos frente a la “digitalizando la confianza” del usuario para realizar transacciones seguras.
Si bien es cierto, el principal uso del blockchain, o quizás el más conocido, está en el mundo financiero vinculado a las criptomonedas, en la actualidad la diversidad de usos y aplicaciones lo catapultan como una tecnología disruptiva en el mundo digital. Por ejemplo, en los últimos meses el mundo del arte se ha visto beneficiado de esta tecnología ya que una gran cantidad de artistas y creativos han podido monetizar sus contenidos a través de la creación de NFT (Non Fungible Token o Tokens no fungibles).
Por otro lado, en los últimos años ha ido tomando fuerza la aplicación del blockchain en el campo de la logística industrial y cadenas de suministro. A inicios de este año, Harvard Business Review, publicó el artículo “How Walmart Canada Uses Blockchain to Solve Supply-Chain Challenges”. En este se describe cómo el gigante del retail empleó la tecnología de contabilidad distribuida (Blockchain) basada en una red privada, para crear un sistema automatizado de facturación y pagos a los transportistas de carga externos. Tras la implementación completa de la solución, las discrepancias en las facturas se redujeron del 70% a menos del 1%.
El campo educativo no es la excepción. En los últimos dos años el sector se adaptó rápidamente a la digitalización, los docentes se vieron expuestos a una gran cantidad de cursos de formación en modalidad en línea que emitieron certificados digitales, en algunos casos sin ningún tipo de seguridad digital y validación en la fuente. El simple hecho de pasar de un formato impreso a uno digital no garantiza nada. El formato antiguo de certificación impresa no proporciona ningún tipo de información detallada de los conocimientos y/o habilidades que desarrolla una persona cuando está expuesta a un curso determinado.
En este contexto las credenciales digitales basadas en tecnología blockchain han tomado gran relevancia debido básicamente a las siguientes características: son portables, son verificables en tiempo real, son inmutables abiertas y transparentes y contienen información detallada de la capacitación.
Uno de los requisitos para acceder al proceso de recategorización que lanzó el MINEDUC a inicios del mes de mayo, era cumplir con 320 horas de formación continua. Me pregunto ¿Cuál fue el mecanismo que utilizó el ministerio para acreditar estas horas de capacitación? Una alternativa en el mediano y largo plazo sería trabajar en un proyecto de capacitación docente junto a instituciones de educación superior y apalancados en una plataforma tecnológica robusta, sustentada en la tecnología de cadena bloques que permita, no solo, entregar credenciales digitales sino tener un control detallado del proceso de capacitación docente.
La aplicación del blockchain y otras tecnologías relacionadas con la criptografía son la base sobre la que se sustenta la web3 y que promete la descentralización del internet. Los ejemplos que hemos presentado nos permiten tener una idea global de los beneficios de la aplicación de esta tecnología en diferentes ámbitos. (O)