La cuestión judeo-palestina: consideraciones fácticas (I)
El Secretario General de la ONU ha sido enfático: no puede haber paz sin justicia, ni justicia si prevalece la impunidad; el Derecho Internacional debe ser respetado. Jamás habrá paz mientras los gobiernos de los dos pueblos dejen de asumir sus propias responsabilidades.

En algunos artículos hemos analizado la problemática judeo-palestina. Lo hicimos desde la perspectiva del sionismo, que en buena medida recoge la visión judía en torno a su derecho a un Estado soberano en tierras de la Palestina histórica. También a partir del enfoque palestino, que aboga por igual prerrogativa suya con base en sus derechos históricos sobre las mismas heredades. Lo que debería ser una solución consensuada es obstaculizado por resistencias de las dos facciones a entender que es torpeza negar las razones de su contraparte.

La situación está agravada por actos de una organización terrorista como Hamas (acrónimo árabe de Harakat al-Muqáwama al-Islamiya, "Movimiento de Resistencia Islámica"). También por maniobras de un gobierno judío política y religiosamente intransigente, cual es el partido Likud (en español, "La Consolidación"). Los dos extremistas irrespetan el derecho de sus pueblos a una paz duradera. El problema actual radica asimismo en que el Likud de manera malintencionada confunde a Hamas con Palestina... Hamas no es el noble pueblo palestino.

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La Guerra de Independencia de Israel fue para los palestinos una Nakba, traducida "catástrofe o desastre". Fuentes de la ONU refieren que el conflicto bélico representó el éxodo de más del 80% de la población árabe -alrededor de 700.000 personas- hacia países cercanos, sin perjuicio de su desplazamiento en Gaza y Cisjordania. La Resolución 194 de la Organización (diciembre de 1948) dispone que los refugiados tienen derecho de retornar a sus hogares y a "vivir en paz" con sus vecinos. Agrega que quienes opten por no hacerlo deben ser indemnizados por sus propiedades perdidas. Ello jamás se cumplió; por el contrario, el desplazamiento continuó y ha empeorado a raíz del ataque de Hamas a Israel en octubre de 2023. A la fecha, según datos de organismos internacionales, el total de desplazados alcanza a más de cinco millones de palestinos.

Los Acuerdos de Camp David son una de las iniciativas relevantes tendiente a la paz en Oriente Medio. Fueron suscritos en 1978 por los entonces presidente egipcio Anwar el-Sadat (1918-1981) y primer ministro israelí Menachem Begin (1913-1992), a iniciativa del presidente estadounidense Jimmy Carter (1924-2024). El-Sadat y Begin recibieron el Premio Nobel de la Paz. En 1979 firmaron el Tratado de Paz entre Egipto e Israel, que implicó el reconocimiento egipcio del Estado de Israel, y la devolución del Sinaí a Egipto, concretada en 1982. Los Acuerdos también previeron plazo para el establecimiento de una autoridad autónoma en Cisjordania y la Franja de Gaza. La suscripción del Tratado costó la vida al presidente egipcio. El trascendental paso no tuvo acogida entre los países árabes, al punto que Egipto fue suspendido de la Liga Árabe hasta 1989. Nunca se alcanzó el propósito de resolver el "problema palestino".

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Vinieron luego los Acuerdos de Oslo, signados en 1993. Reconocieron a Cisjordania como región autónoma palestina, dividida en tres zonas. La Zona A, bajo control civil y militar de la Autoridad Nacional Palestina. La Zona B, en observación civil palestina, pero en vigilancia militar conjunta palestino-israelí. La Zona C, sometida a intervención civil y militar israelí. Esta última comprende la mayor parte de las tierras palestinas -alrededor del 60% restante del territorio de Cisjordania- aun cuando más del 90% de la población palestina, así como sus principales ciudades y campos de refugiados están ubicados en las Zonas A y B. La inequidad se agrava si consideramos que las facilidades logísticas están en la Zona C, con lo cual Israel mantiene absoluto dominio de las otras al controlar la tercera zona.

Lo expuesto torna a Gaza en una región prácticamente invivible en las circunstancias. De sus dos millones de habitantes, más de la mitad son niños. Según estadísticas internacionales: (a) el 60% de la población vive en extrema pobreza, con escaso acceso a alimentos y medicamentos; (b) el 35% de las tierras agrícolas y el 85% de sus aguas de pesca son inaccesibles a los palestinos debido al control militar judío; (c) diariamente se vierten 50 a 80 millones de litros de agua residuales, sin tratamiento alguno; (d) el 90% del agua del acuífero de Gaza no es potable.

Mientras no se revierta semejante tragedia humana, ¿cómo puede pretenderse que haya paz en la región? El Secretario General de la ONU ha sido enfático: no puede haber paz sin justicia, ni justicia si prevalece la impunidad; el Derecho Internacional debe ser respetado. Jamás habrá paz mientras los gobiernos de los dos pueblos dejen de asumir sus propias responsabilidades. Seamos claros. Palestina ha sido manoseada por terroristas representados en Hamas. Israel, por su parte, ha cumplido menos del 1% de las resoluciones del Consejo de Seguridad y otros organismos de la ONU en materia de derechos humanos.  (O)