En medio de la pandemia, una respuesta fácil, popular, pero poco efectiva para fortalecer el crédito y la inclusión financiera, ha sido imponer restricciones a las tasas de interés. Esto ha traído resultados inversos que generan exclusión financiera, limitan el otorgamiento de créditos y tienen un efecto nocivo en la activación de la economía.
El Banco Mundial (2020) en su estudio Tasa de interés: Represión alrededor del mundo analiza la existencia de controles a las tasas interés basado en una encuesta realizada a 108 países. Los hallazgos muestran que el 58% de países tienen restricciones a las tasas de interés. Estas medidas se vuelven más populares en un contexto de crisis.
El estudio señala que la crisis de 2008 y la pandemia han desencadenado decisiones gubernamentales y debates relacionados a mayores límites a las tasas de interés y advierte que el riesgo es que, una vez que se implementan, es probable que se vuelvan permanentes.
En el caso de la pandemia, un mes después de su inicio, países como Argentina y China impusieron restricciones en tasas de interés. A este listado se sumó Perú, que a finales de 2020 aprobó un mecanismo de restricción a las tasas de interés activas al colocar techos. La implementación de esta política fue parte de un amplio debate donde, pese a las advertencias de sus efectos nocivos, fue aprobada.
La justificación de quienes promueven estas medidas es que los límites a las tasas de interés ayudan a dinamizar el crédito, regulan el mercado y mejoran la inclusión financiera. Nada más alejado de la realidad.
La evidencia internacional muestra que la imposición de límites a las tasas de interés ha generado efectos adversos para la inclusión financiera al restringir el acceso al crédito, sobre todo para las personas de escasos recursos y para las pequeñas y medianas empresas. Además, ahondan brechas de acceso y cobertura y desincentivan la transparencia.
Este es el caso de Chile. Al tercer año de aplicación de esta medida en las tasas, la Superintendencia de Bancos estimó en 2020 que entre 151 000 y 227 000 clientes habrían dejado de tener acceso al crédito formal. Además, se encontró que la reducción en la tasa de interés máxima legal en Chile restringió el número de deudores con nuevos créditos en 9,7% a fines de 2015, lo cual equivale a unos 197 000 potenciales clientes.
Tasas de interés en Ecuador
Desde 2007 Ecuador tiene techos a las tasas de interés activas, que no responden a una metodología técnica definida, son estáticos y no fluctúan conforme el ciclo económico. El Banco Central del Ecuador tiene hasta finales de agosto para presentar una metodología para la política de techos a las tasas de interés.
Tener una metodología clara sería un gran avance en materia de transparencia. El Banco Mundial (2020) recomienda considerar en la gestión de tasas de interés dos principios fundamentales: la transparencia, para asegurar que los techos sean conocidos y comprendidos por los participantes del mercado y, por otro lado, la flexibilidad, para asegurar que los cambios en los aspectos económicos y estructurales se transmitan a cambios en las tasas de interés.
En medio de la peor crisis que ha enfrentado la economía ecuatoriana es normal querer que las tasas de interés bajen. ¿Cómo lograrlo para no causar efectos distorsionadores en los niveles de crédito, inclusión financiera o aumento de riesgos?
La discusión de las tasas de interés debería abordar el problema principal: la exclusión del 49% de la población mayor a 15 años de un sistema financiero formal, seguro y con reglas claras (Global Findex, 2017). Son alrededor de 5,8 millones de ciudadanos que, en Ecuador, no tienen acceso al sistema financiero y están expuestos al mercado informal, sujetos a tasas de interés que superan el 1.000% anual.
Esto además implica no poder utilizar productos y servicios financieros, no generar un historial para acceder al ahorro y crédito. Finalmente, la población excluida utiliza dinero en efectivo, lo cual es más riesgoso y enfrenta costos de transacción elevados, relacionados con tiempo, movilización, entre otros.
Las políticas que se planteen en esta materia deben ser integrales, promover el acceso a crédito, incluir a aquellos que por sus niveles de riesgo no pueden acceder a un sistema de tasas que impone techos y, finalmente, obedecer a parámetros técnicos que no distorsionen el mercado crediticio. Es necesario fomentar un entorno que permita que las tasas de interés se reduzcan por medio de medidas que generen más competencia en el mercado de crédito. (O)