Un profesor en el pregrado nos decía que un médico no debe perder dos cosas en la vida, la humildad, pero principalmente la humanidad.
La humildad haciendo referencia a que un paciente, cuando tiene dolor, o un problema que compromete su vida funcional o psicológica, más allá de los títulos del médico, quiere una solución.
Pero en cambio la humanidad, es algo que se aprende durante la vida, durante los años de estudio en un hospital o luego en la práctica propia. La humanidad tiene que ver en el momento que estamos frente a un paciente, en entender su problema, ser empático y muchas veces en entrar en sus emociones y entender que muchas de ellas son muy grandes o estresantes.
Humildad y humanidad son conjuntos semánticos similares, pero en la práctica médica tienen una simbiosis que los hace estrechamente necesarios.
Usain Bolt se preparaba durante 4 años para correr 10 segundos, Phelps en cambio lo hacía para nadar 100 o 200 metros. En el caso de un médico con especialidad y subespecialidad son alrededor de 10 o 12 años, para estar en una consulta de 30 minutos o en una cirugía de 3 horas, y no hay que perder esa esencia deontológica de servicio al paciente -al humano, al ser-.
Ahora, pasando el tema filosófico, veamos nuestra brutal realidad.
Pospandemia han ocurrido o se han agudizado varios problemas y otros han empezado a crearse como tal.
Los médicos vivimos en un sistema complejo de atención que básicamente prima lo curativo por sobre lo preventivo. De hecho, las empresas de medicina prepagada tarifican sus primas -lo que le cobran al afiliado- en función del número de eventos potenciales que podría llegar a ocurrir por hospitalización, tipo de enfermedad, edad del afiliado o enfermedades previas. Hasta ahí, no entra en la fórmula la parte de prevención. Y si algo nos enseño el COVID, fue que debemos estar sanos para poder soportar mejor una enfermedad viral aguda o demoledora.
Los hospitales intentan también obtener mejores beneficios a través de cirugías o uso de sus unidades (farmacia, emergencia, hospitalización), e intentan que los médicos ingresen más pacientes.
Los médicos intentan ingresar más, porque eso representa sus honorarios habituales.
Hasta ahí, nada del otro mundo… aparentemente.
El tema es que el `riesgo moral´que incluye cada uno de los actores de este sistema, hace que el incentivo por hacer más sea a veces visual o grotescamente evidente, por ejemplo, agregar códigos hospitalarios para subir honorarios quirúrgicos, tratar a pacientes sin evidencia médica o sustento de tratamientos, negar coberturas -prepagadas o aseguradora- a través de un liquidador de cuentas, indicando que `no es médicamente pertinente´, y durante todas estas fases, el sistema se distorsiona llegando a un punto en el que tanto la Humanidad, como la Humildad, empiezan a desprenderse de la esencia que nos hace humanos, es decir, mantener el sentido de ayuda al otro.
Para hacer un paréntesis, los gorilas o chimpancés hacen duelos cuando muere un miembro de su manada, muchos de ellos cuidan de los otros cuando están enfermos y tienen la capacidad de hacer movilizaciones sociales por territorio o comida, es decir, tienen la capacidad de obtener y compartir recursos en base a un grupo social con la finalidad de sobrevivir.
Parece que siendo los Homos más avanzados evolutivamente, olvidamos que la salud es parte inherente de la supervivencia humana y que a diferencia de un chimpancé, tenemos la capacidad de desarrollar alta tecnología para ayudar y no imagino a un orangután esquivándole a uno de su manada porque desarrolló diabetes o hipertensión.
El sistema de salud del Ecuador, es un sistema que premia la atención por enfermedad, más no la preventiva y eso hace que todo entre en un caos administrativo que pronto deberá corregirse, y lo digo en temporalidad, porque cada vez hay más pacientes que quieren estar sanos, ocupando sus recursos propios (seguros de salud, pólizas de medicina prepagada, chequeos empresariales) y negarse a eso, sería pararse en la mitad del Amazonas con los brazos abiertos para evitar que el agua siga su curso.
Finalizando con el tema, no importa lo difícil que sea el sistema o las complejidades o retos que represente, un médico nunca debe perder dos cosas en su vida, la humildad, pero principalmente la humanidad, pero eso debería aplicar también, para los otros actores del sistema de salud. (O)