El gobierno del presidente Guillermo Lasso dio su primera muestra de apertura y búsqueda de inversiones internacionales con la adhesión y retorno al CIADI (Convenio Sobre Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones entre Estados y Nacionales de otros Estados de 1965). Como antecedente, el país renunció a su jurisdicción en el 2009, siguiendo la posición boliviana de 2007 y seguidos por Venezuela en 2012.
El CIADI es el Centro Internacional de Arreglo de Diferencias relativas a Inversiones, una institución del Banco Mundial con sede en Washington D.C., donde un tribunal arbitral conoce y juzga ciertos asuntos de los tratados bilaterales de protección de inversiones (TBIs o BITs).
Hay gran diferencia cuando se juega en cancha contraria, como ya nos ha pasado, verbi gratia en las eliminatorias mundialistas; es más, es como que todos los partidos de fútbol siempre lo disputáramos en la cancha rival. Por tanto, hay que igualar la cancha y las condiciones de juego o leveling the playing field. Para ello fue creado este medio de solución de controversias.
Este Centro de Arbitraje está en una lista o checklist al momento de analizar una corporación donde es conveniente invertir, no estar en él constituye un importante punto menos. Ello es un cálculo frío numérico que se complementa con otros factores como son riesgo país, moneda, tributos, costes laborales, entre otros.
¿Cómo nos fue ante el CIADI? el Estado ecuatoriano va con un resultado medio, 50% de victorias y 50% de derrotas, siendo la más alta el pago por US $ 1.061 millones por la ilegal declaratoria de la caducidad contra Oxy (Occidental Petroleum).
La adhesión al CIADI fue puesta a consideración del criterio de la Corte Constitucional que resolvió su Dictamen favorable (No. 5-21-TI/21 de 30 de junio de 2021). De forma resumida, se consideró que la resolución de disputas entre Estados no es una competencia propia del orden jurídico interno de un Estado y el consentimiento quedará para después en los tratados de inversiones. La Corte recuerda que en caso de que el Estado ecuatoriano firme tratados en materia de protección de inversiones, ellos deben ser objeto de pronunciamiento de este Tribunal, previo a determinar si corresponde su aprobación legislativa y su posterior ratificación.
La Corte declaró que no se requiere de aprobación legislativa para el reingreso al CIADI; es decir, salir de la política para promover las inversiones. Ello se convierte en un círculo virtuoso para unos y jactancioso para otros, ya que si está permitido no deberá ser analizada esta posición al momento de presentar un tratado a sujeción del máximo tribunal. ¿Ello en este punto abre entonces la ventana, pero no la puerta?
Los que están a su favor reconocen que este mecanismo elimina la corrupción local, otorga seguridad jurídica, evita el indebido y común tráfico de influencias en el poder judicial. En cambio, sus críticos destacan sus altos costos y la falta de reciprocidad activa, ya que el Estado receptor de la inversión no puede demandar ante él a la empresa inversora o ente privado, aunque en su gran mayoría los Estados desean pelear en casa en sus cortes nacionales. Además, el voto salvado al Dictamen considera que se adaptó un viejo texto constitucional al cambio de las circunstancias y sí requería aprobación previa de la Asamblea Nacional (en aplicación de unidad constitucional de los Artículos 419.7 y 422 de la Norma Suprema).
El reingreso al CIADI destaca lo que puede ocurrir de aquí a los 100 primeros días de gobierno. Si el Ejecutivo logra cumplir algunas de sus promesas de campaña y la meta de cerca de 9 millones de vacunas para el Covid19, las fuerzas políticas querrán todas -entre palabras de los ex presidentes Mahuad y Bucaram- subirse a la camioneta; de lo contrario, se restructurarán las mayorías móviles en el parlamento nacional y gobernar mediante decreto ejecutivo, ¿lo cual podría ser zozobroso y muy arriesgado?
Ahora, siguiendo el discurso inaugural de señor Lasso, ¡Hoy el Ecuador declara que abre sus puertas al comercio mundial! (?) y brindar una mejor protección a los inversionistas y facilitar nuevas inversiones; este es el primer gran cambio plausible de giro de timón de una economía de intento de socialismo de Siglo XXI a una apertura comercial internacional de Ecuador al mundo y de menor intervencionismo estatal. (O)