En un artículo escrito en este espacio hace poco más de un mes, como ciudadano, le pedí al presidente que nos regalé la muerte cruzada. Que limpie el hemiciclo legislativo de ignorancia, delincuencia y maldad. Lugar donde de primar la razón, la intelectualidad y la palabra elocuente.
No tengo más que agradecerle como ecuatoriano. Me ha otorgado la libertad de escuchar, me ha quitado la vergüenza ajena y sobre todo, ha aliviado mi pensamiento de esa depresión que me cubría al escuchar a los asambleístas, con excepción de unos cuantos.
Recuerdo hace más de 45 años, camino al mercado con mi mamá, ir escuchando en la radio a los asambleístas exponer sus ideas y presentar argumentos, era realmente de lujo. ¿Dónde quedo esa clase política, dónde está? Que necesario es contar con gente capaz y seria hoy en día.
Ahora la tarea es hacer que esa misma depresión no regrese con la conformación de la nueva asamblea.
Gustavo Isch, en un programa de televisión, se refería a algunos estudios de opinión que había realizado a la ciudadanía, en los cuales se reflejaba la apatía del pueblo sobre los asambleístas. Mencionaba que, si salían de sus funciones por efecto de la muerte cruzada, nadie saldría a defenderlos, nadie creía en ellos. Efectivamente así fue, los asambleístas se han retirado sin pena ni gloria. Al pueblo no solo no le importa la asamblea, sino que le molesta.
En algo más de 3 meses, volveremos a votar por personas para que integren el antiguo Congreso Nacional, ojalá se parezca a este y no al último remedo. El escenario electoral no ha cambiado evidentemente. Los partidos políticos formaran sus cuadros con borregos delincuentes, con lo que buenamente hay en sus trincheras y buscaran algunos nuevos personajes para completar la papeleta. El pueblo ira a votar por este grupo de personas, sin mucha información y nuevamente influenciado por el líder que auspicia el respectivo número, color o letras de la papeleta. O por quien los vecinos les dicen que son mejores, ellos tampoco tienen mucha idea de lo que están recomendando.
Tres meses, para que el gobierno realice una campaña nacional activa, de publicaciones frecuentes y masivas, en las cuales informe al pueblo, qué parámetros debe someter a su consideración para escoger un asambleísta. Profundizar en los valores nacionales, en las conductas que se debe advertir en cada candidato, que revisen su pasado, que se informen, que lean noticias sobre sus candidatos preferidos, es decir, que hagan una investigación profunda de lo que van a escoger. Igual les toca votar, voten bien. Esa frase me recuerda por quien no votar, solo hay que cambiar el votar por robar.
La asamblea defenestrada debe ser un evento de significancia histórica, no solo por el hecho mismo ocurrido, sino que debe despertar en el ciudadano una responsabilidad electoral real. Votar es más que cumplir una obligación y obtener la papeleta, es determinar los destinos del país, en definitiva, los suyos. Entender que el Estado no es el gobierno o son otros, es entender que el estado es nuestro y lo que pase en él, es nuestra responsabilidad. Los resultados serán obtenidos por quien enviamos a que nos representen políticamente.
Señor presidente, favor completo, el CNE no lo va a hacer, deje en el pueblo una imagen de valores, responsabilidad democrática y de decisión informada. Lo que usted siempre ha practicado. Conviértalo en una campaña ciudadana, caso contrario la asamblea se llenará de sanguijuelas, babis oportunistas y vedetes irrespetuosas. (O)