El Banco Mundial (BM) nota que desde 1970 hasta 2015, la economía global ha crecido 25 veces en gran medida por la globalización pasando de USD 3 billones a USD 74 billones en 2015. Desde 1990 a 2019, el número de personas viviendo en pobreza y lidiando con inseguridad alimenticia se ha reducido a la mitad.
Recientemente en el Instituto Milken, la US. Trade Representative (USTR) Embajadora Katherine Tai hablaba sobre Globalización 2.0, a la cual ya nos incluye como parte del Hemisferio Occidental.
Según la Embajadora Tai, la Globalización 1.0, marcada por el libre comercio después de la Segunda Guerra Mundial y gestionada con base en los acuerdos de Bretton Woods, está probando no ser el mejor modelo. Esto tras la pandemia del COVID-19, la Guerra en Ucrania, los confinamientos en China por la política de Covid Cero y otros fenómenos recientes.
Tai señala que, de la Globalización 2.0, surge una nueva forma de pensar sobre los efectos de la política comercial de Estados Unidos … De ahora en adelante, a medida que diseñemos nuestras políticas comerciales, estaremos pensando en el componente humano. Serán políticas comerciales centradas en los trabajadores. La Administración Biden pondrá todas las herramientas sobre la mesa para frenar la inflación, incluyendo reducciones a las tarifas de importaciones de China. Y siempre considerando objetivos de mediano plazo.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Organización Internacional del Comercio (OMC) advierten que una fragmentación de la economía global en dos bloques distintos, con distintas ideologías, sistemas políticos, estándares tecnológicos, etc. reduciría el PIB global en 5% y seria altamente disruptivo, pero potencialmente una oportunidad de friend shoring para Latinoamérica como indicamos en Globalización 2.0 y la economía mundial. Una oportunidad que sin un Acuerdo Comercial con EE.UU. será muy difícil por no decir imposible que nos beneficie.
El nuevo contexto internacional obliga a la OMC a cambiar su razón de ser. Desde su creación en enero de 1995, los intercambios comerciales han doblado su volumen y las tarifas aduaneros han bajado en promedio 9%.
Durante este período, las multinacionales han generado complejas cadenas de valor a través del mundo, pero como notamos en la Pandemia del COVID-19 estas son frágiles.
En su aniversario 27mo la OMCE ha tratado de convencer al mundo que el comercio internacional es parte del conjunto de soluciones para las distintas crisis planetarias que se avecinan.
Esta búsqueda por una nueva identidad que vaya más allá de reducir barreras aduaneras o regular litigios comerciales entre países a convertirse en una institución indispensable en la resolución de las crisis globales que van desde la protección de la biodiversidad hasta la seguridad alimentaria.
La directora general de la OMC indicaba, el comercio internacional es parte de la solución en nuestros tiempos. De hecho, la respuesta a la crisis alimentaria actual se encuentra en mantener el aprovisionamiento de trigo entre los países importadores, sin importar la Guerra en Ucrania y el bloqueo del Mar del Norte, y en disuadir a los estados de imponer restricciones a sus exportaciones.
Además, la OMC también demostró que puede participar en la sostenibilidad de los océanos en la protección de la biodiversidad eliminando los subsidios que influyen al exceso de pesca y sobre explotación de los océanos especialmente a las especies ya amenazadas en un acuerdo que se buscaba desde el 2001. Sin embargo, el texto originalmente encaminado a incrementar la sostenibilidad de los stocks de peces fue lastimosamente debilitado.
Éxitos a la OMC en su nueva visión. (O)