No sin recelo los hijos del Nobel de Literatura Gabriel García Márquez (1927-2014) asumieron la decisión de sacar de la estantería una novela que su octogenario padre había escrito, que no lo dejaba satisfecho y advirtió: ¡esto no se publica!, pero se publicó el 6 de marzo, el día que cumpliría 97 años, simultáneamente en México, Colombia y en todo el mundo literario.
'En agosto nos vemos' es una historia de amor como tantas que escribió el Gabo, pero no esperen los lectores una historia similar a la que protagonizaron Florentino Ariza y Fermina Daza en 'El amor en los tiempos del cólera', una historia que demoró medio siglo para lograr un final feliz.
En esta novela póstuma el amor llega todos los años en agosto, el mes en la que Ana Magdalena Bach visita la tumba de su madre sepultada en una isla caribeña, era la única noche en la que, cercana a sus 50 años, alcanza la plena liberación emocional y sexual, que permanecía adormecida tras 27 años de matrimonio.
Apenas una noche en todo el año en la que la protagonista no se resiste y busca la infidelidad. La historia está narrada en el original estilo del escritor colombiano, pero el contenido no le convencía, incluso llegó a pensar en cinco relatos autónomos con la misma protagonista.
Los años no le alcanzaron para ese propósito y por eso sus hijos Rodrigo y Gonzalo García Barcha tomaron la decisión de publicar la novela tal como la dejó su padre, incluso con las correcciones manuscritas del escritor, siempre cuidadoso en el uso de los adjetivos.
“En un acto de traición decidimos anteponer el placer de sus lectores a todas las demás consideraciones. Si ellos lo celebran es posible que Gabo nos perdone. En eso confiamos”, escriben en el prólogo los hermanos García Barcha.
Y no deberían estar preocupados porque muchas obras de escritores y de músicos permanecen inéditas durante mucho tiempo, incluso siglos como ocurrió con la música de Vivaldi y de Bach.
La publicación de la novela tiene algunos antecedes que anota el editor Cristóbal Pera. Mónica Alonso, la nueva secretaria personal que había contratado el escritor en 2003, en México, aporta con un testimonio crucial para reconstruir cronológicamente la obra.
Dice Mónica que al revisar los cajones de su estudio encontró una carpeta que contenía dos manuscritos: uno titulado 'Ella' y otro 'En agosto nos vemos'. Desde agosto de 2002 hasta julio de 2003 el autor de 'Cien años de soledad' trabajaba intensamente en 'Ella', cuyo título cambiaría a 'Memorias de mis putas tristes', que se publicó en 2004; esa sería su última obra de ficción publicada en vida.
La agente literaria del escritor Carmen Balcells pidió a Pera que anime al escritor colombiano a terminar la novela, a la que solo le faltaba el final. “Me adelantó (Carmen) que el tema trataba de una mujer madura casada que visita la isla en la que se encontraba enterrada su madre”, allí descubre el amor de su vida, escribe Pera.
El editor comentó esto con Gabo, quien le confesó divertido que “no era el amor de su vida lo que encontraba la mujer en la isla, sino un amante diferente en cada visita”. Los hijos del escritor sabían a través de Pera que la sentencia final de García Márquez fue: “Este libro no sirve. Hay que destruirlo”; y al parecer nadie le escuchó, prefirieron guardarlo.
La historia
Ningún lector debería buscar esta obra convencido de que se va a encontrar con una de las grandes obras de García Márquez, sin embargo, el mérito de su publicación es que, a 10 años de su muerte su memoria se despierta, en realidad nunca se apagó.
Los mismos editores encuentran baches y pequeñas contradicciones en el texto, pero siempre está viva la narrativa cautivadora, su sentido del humor y por supuesto el tema que siempre le apasionó: el amor.
En las páginas vemos a un escritor maduro, sabio, gran conocedor de la música académica; los compositores que menciona revelan su buen gusto musical, aunque con una duda que queda plasmada en un diálogo entre los personajes de la novela.
En un salón de la isla sonaba una música en forma de bolero, se tratada de una variación del 'Claro de luna' del compositor francés Claude Debussy (1862-1918) uno de los más influyentes en Europa. En un diálogo se califica a la melodía como un “aventurado arreglo para bolero”.
Desde el apellido del personaje principal, Ana Magdalena Bach se aprecia el carácter culto que se impone en el ambiente familiar de la novela; el padre de ella fue un maestro de piano y director del Conservatorio Provincial y su esposo también era músico e hijo de músicos. Solo la hija indomable y díscola, Micaela, quería ser monja, pero con la esperanza de que en los próximos años se acabe con el voto de castidad.
También se sabe que Johann Sebastian Bach (1685-1750) fue el compositor preferido de García Márquez y que la segunda esposa del músico alemán más importante del barroco se llamaba Anna Magdalena Bach.
Los grandes compositores están presentes durante gran parte de la historia: Béla Bartók, Brahms, Copland, Dvořák, Grieg, Rostropóvich son mencionados en un contexto preciso, incluso el esposo de la protagonista, Doménico Amarís, en la cama estudiaba las partituras de Così fan tutte y “solfeaba en susurros” para no despertar a Ana Magdalena.
No es una novela predecible, el personaje descubre en el cementerio, frente a los huesos de su madre, que ella también visitaba la isla una vez al año. ¿Por qué lo hacía? El narrador lo explica con elegante y refinada prosa, una de las grandes características del Nobel de Literatura.
Hay momentos críticos, la infidelidad de la señora Bach no tiene explicaciones, pero ella, de repente se llena de remordimientos: “De pronto, como el rayo de la muerte, la fulminó la conciencia brutal de que había fornicado y dormido por la primera vez en su vida con un hombre que no era el suyo”, dice el relato.
Después de leer esta novelita (con el diminutivo me refiero a que es corta, 122 páginas, más 30 del editor y cuatro facsímiles del libro original con las correcciones y observaciones manuscritas del autor), creo que el reencuentro con el gran García Márquez, el de la 'Crónica de una muerte anunciada' y de tantas otras novelas, cuentos y reportajes valió la pena. (O)