Elon Musk, presidente
El hombre más rico del planeta estará al frente del Departamento de Eficiencia Gubernamental, junto a otro empresario republicano:  Vivek Ramaswamy, en el nuevo gobierno de Donald Trump. Si bien la tarea de esta oficina todavía no es clara, todo indica que será una suerte de agencia que hará recomendaciones a la Casa Blanca para el presupuesto anual. Musk será entonces una especie de Pepe Grillo de Trump.

Elon Musk será presidente de Estados Unidos en cinco o diez años. Ese es el augurio que muchos hacen luego de que el hombre más rico del planeta empezó a aparecer cada vez más y más junto a Donald Trump durante la campaña que le llevó a ser reelegido como presidente de la economía más poderosa del planeta y más aún luego de que Trump designara a Musk, junto a Vivek Ramaswamy (un exejecutivo farmacéutico millonario que en su día fue rival de Trump en las primarias republicanas), como las cabezas del Departamento de Eficiencia Gubernamental. 

Según señala The New York Times, esta oficina será el nuevo Proyecto Manhattan e impulsará un cambio drástico en todo el gobierno con grandes recortes y nuevas eficiencias en las abarrotadas agencias de la burocracia federal. El plazo para cumplir esta misión es el 4 de julio de 2026.

"Un gobierno más pequeño, con más eficacia y menos burocracia, será el regalo perfecto para Estados Unidos en el 250 aniversario de la Declaración de Independencia", escribió Trump en un comunicado días después de su victoria electoral.

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El anuncio en realidad no sorprendió a muchos. Elon Musk fue quizás el rostro más visible de los financistas de la campaña de Trump; el fundador de Tesla y SpaceX puso cerca de US$ 200 millones de dólares, caja chica si se toma en cuenta que antes de las elecciones Musk sumaba una fortuna por cerca de US$ 240.000 millones y que tras la victoria de Trump la cifra creció a US$ 314.000 millones, impulsados por la revalorización del mundo cripto.

Amado y odiado, temperamental y visionario, Musk, quien también es dueño de X y fue fundador de Open AI, encarna a una especie de héroe y villano, al que no le tiembla la mano a la hora de despedir a 14.000 empelados de Tesla mediante una carta y que hace tres meses protagonizó un duelo verbal con el presidente brasileño Lula da Silva (y su esposa) en torno a la suspensión de X en territorio brasileño. "La justicia brasileña puede haber dado una señal importante de que el mundo no está obligado a soportar el todo vale de extrema derecha de Musk sólo porque es rico", dijo en su momento el mandatario brasileño.

A menos de dos meses de que Trump retorne a la Casa Blanca, las empresas de Musk están bajo el escrutinio de agencias reguladoras que investigan desde supuestas infracciones de derechos laborales hasta posibles violaciones de leyes ambientales y de seguridad, según reportes de medios como Infobae o The Wall Street Journal que enumeran al menos 19 casos federales contra Tesla, space X y X. Pero toda esta presión en contra del hombre más rico del planeta podría suavizarse una vez que asuma su cargo en enero.

Está claro que Musk representa a esa corriente que está harta de la cultura woke, que cree en el empresariado por encima del Estado y que no repara en utilizar todos sus recursos para alcanzar sus objetivos, al mejor estilo de El Príncipe de Maquiavelo. La  polémica es un espacio en el que Musk se siente cómodo y la provocación es una de sus armas. "Esto hará temblar el sistema y a todos los implicados en el despilfarro gubernamental, que son muchos", declaró luego de que se supo sobre el cargo que ocupará en la segunda administración Trump.

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Si bien los detalles sobre la tarea del Departamento de Eficiencia Gubernamental todavía no son claros, todo indica que será una suerte de oficina que existirá fuera del Gobierno y probablemente servirá para hacer recomendaciones a la Casa Blanca para el presupuesto anual. Musk será entonces una especie de Pepe Grillo del mandatario, algo que inquieta y preocupa a quienes miran cómo la democracia estadounidense se debilita más, en medio de una polarización llevada a los límites. 

Lo que sí está claro es que la carrera política de Musk avanza. Ya sabemos que desde sus empresas tiene mucho poder, pero también conocemos que el poder político seduce y no se diga desde la Oficina Oval, próximo lugar que Musk frecuentará. (O)