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Es innegable que se produjeron encuentros y desencuentros, aportes positivos y de los otros, todos influyeron en la estructura cultural, institucional y económica del continente. Esta dualidad es parte del fructífero y complejo diálogo histórico entre América y España, por lo que, es necesario ser claros y contundentes, no se puede entrar en la dinámica del negacionismo, tal como escribió el colombiano José María Vargas Vila: "El sol tiene manchas, los agradecidos hablan de la luz, los mal nacidos hablan de las manchas".

24 Octubre de 2024 15.55

En el catolicismo el perdón es un don divino y una obligación moral de los terrenales. Dios ofrece su perdón a quienes se arrepienten de sus pecados y los creyentes, a su vez, están llamados a perdonarse mutuamente, siguiendo el ejemplo de Jesucristo, quien torturado, humillado y crucificado, en un gesto de humildad y benevolencia, perdonó a todo el mundo sin importarle los suplicios, agravios y traiciones, sufridos por la mano de la masa manipulada y víctima del populismo fariseo. 

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Dos mil años y pico después, en medio de un mundo trastocado y cada vez más obsesionado con la corrección política y la expiación, el saliente presidente mexicano con la venia de su discípula entrante, decidió echar leña al fuego a las tormentosas relaciones diplomáticas aztecas e hispanas  y añadió un toque teatral a la escena internacional, a través de un insólito pedido de perdón al rey de España por lo acontecido hace más de 500 años durante la conquista de América.

Si la historia fuera una novela, este capítulo parecería más una sátira que un drama, porque a todas luces, se trata de una obra de absurdo teatro político que, cumplió con su intención de distraer a la opinión pública y evadir momentáneamente el implacable balance a un gobierno que deja como legado una fuerte crisis económica con niveles de violencia e inseguridad nunca vistos desde la colonia. 

AMLO hábilmente ha elegido desenterrar las luchas y fantasmas del pasado, todas muy similares a las vividas durante el desarrollo de la humanidad entera, el objetivo del presidente charro, sin duda, fue crear una narrativa asociada más al marketing populista que a una verdadera reflexión histórica.

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La farsa y el histrionismo del proponente son, por decir lo menos, impropios y desubicados, considerando que viene del presidente de un país tan importante como los Estados Unidos Mexicanos, auténtica potencia de Hispanoamérica. Es difícil imaginar al rey Felipe VI en pleno siglo XXI, pidiendo perdón, de manera oficial, por hechos acaecidos en los años 1500, mucho antes de la creación de las naciones modernas. Es sorprendente que solo para Andrés Manuel y Claudia no haya pasado agua bajo el puente, desde aquella época. 

Quien no tuvo, ni tiene talento para encontrar soluciones, está condenado a buscar culpables, desviando la atención de los verdaderos desafíos que enfrenta la nación mexicana, mestiza por antonomasia, que merece de sus gobernantes, en lugar de polémicas improductivas  y maniqueas, la construcción de un futuro común de cooperación, respeto mutuo y progreso.

Mientras los mandatarios pierden tiempo y se enfrascan en una inútil batalla simbólica, que no pasa de ser una estrategia populista para mantener una narrativa política alentada por los ideologizados de siempre, los  problemas estructurales de su país no tienen visos de solución. 

La historia no se reescribe tumbando  monumentos, exigiendo disculpas o negando a rajatabla lo obvio, porque lo pasado no se cambia. Si alguien debe pedir perdón a México, son sus propios gobernantes porque le han fallado a su pueblo. 

Al final de los tiempos, el legado será profundo e incontrovertible, más de 500 millones de hispanohablantes gozamos y nos recreamos con el idioma de Cervantes, además de la literatura, las artes y las tradiciones españolas que se cubrieron con un manto de americanismo, sin perder su esencia. Otros tantos cientos de millones, se refugian en la búsqueda de dicha y consuelo en la religión católica introducida por los españoles y convertida en pilar de la vida social y cultural de América. Nadie en sus cabales, podría negar que las iglesias, catedrales y las expresiones populares de la fe, como las festividades religiosas, son parte del patrimonio cultural en toda la región.

En el ámbito político y jurídico, España introdujo en América un sistema de organización que, aunque imperfecto en su implementación colonial, sirvió de base para los sistemas judiciales y de gobernanza que persiste en el continente, porque la introducción del derecho escrito, derivado de las leyes y códigos europeos, fue clave para la institucionalización del poder.

En cuanto a la educación bastaría con citar la fundación de las primeras universidades del continente. La Universidad de Santo Tomás de Aquino (1538) en Santo Domingo, la Universidad de San Marcos (1551) en Lima y la Universidad de México (1551) se encuentran entre las instituciones educativas más antiguas del hemisferio que facilitaron la difusión del conocimiento y las ciencias.

La Infraestructura urbana y agricultura que trajeron consigo los españoles, tuvo tecnología avanzada para la época, ahí quedan para la historia, el arado y los nuevos cultivos que enriquecieron la dieta local (trigo, caña de azúcar, cítricos, olivo, etc). Además, el diseño de ciudades coloniales bajo un trazado urbano en forma de cuadrícula, es un legado arquitectónico evidente, como se puede ver en ciudades como México, Lima, Bogotá y Quito declarada Primer Patrimonio de la Humanidad, precisamente por su maravilloso centro histórico. 

El mestizaje cultural y étnico es total, pedir perdón es un despropósito monumental, sería desconocer que la mezcla entre españoles, indígenas, africanos, etc., enriqueció la diversidad cultural, culinaria, musical y artística, que también incluyó, la ingeniería, navegación medicina y demás ciencias que jugaron un papel clave en la modernización de las sociedades americanas. Abraham Linconl tuvo razón cuando en sus alocuciones repetía una y otra vez: "No podemos escapar de nuestra historia".

España también, bajo la influencia de figuras como Bartolomé de las Casas introdujo el debate sobre los derechos de los indígenas y con ello dio lugar a una de las primeras discusiones formales sobre derechos humanos en el mundo.

Es innegable que se produjeron encuentros y desencuentros, aportes positivos y de los otros, todos influyeron en la estructura cultural, institucional y económica del continente. Esta dualidad es parte del fructífero y complejo diálogo histórico entre América y España, por lo que, es necesario ser claros  y contundentes, no se puede entrar en la dinámica del negacionismo, tal como escribió el colombiano José María Vargas Vila: "El sol tiene manchas, los agradecidos hablan de la luz, los mal nacidos hablan de las manchas". Aplica para todo y para todos.

Con respecto al perdón invocado por AMLO, a quienes vivimos de este lado del charco, solo nos resta elevar la mirada al cielo, abrir sinceramente los brazos y decir: Perdónalo señor, nunca pensó lo que dijo, hubiese dicho más, pero seguramente le faltó tequila... (O)

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