El sionismo (II)
Nadie se equivoque: como toda guerra, tampoco esta tiene un vencedor. Los dos beligerantes son claros perdedores, pero más que ellos, lo son sus pueblos... civiles inocentes "ajusticiados" con argumentos dundos de las facciones belicosas.

Los planteamientos sionistas de Theodor Herzl (1860-1904) fueron matizados por personajes históricos. Citamos a David Ben Gurion (1886-1973) y a Itzhak Ben-Zvi (1884-1963), quienes llegarían a ser primer ministro y presidente del Estado de Israel. Sus primeras aproximaciones a la "ideología" sionista abogaron por incluir a los palestinos en el "hogar judío" en tierras de Palestina. Lo hicieron, según bibliografía consultada, considerando que el islam era una religión que "abría sus corazones" a profesantes de otras fes, a diferencia del cristianismo. La Masacre de Hebrón de 1929 marcó un punto de inflexión en la posición tolerante hacia el pueblo árabe.

En agosto de ese año, un contingente árabe irrumpió en la ciudad y dio muerte a decenas de judíos. La población hebrea solo regresaría a Hebrón luego de la Guerra de los Seis Días (1967). El evento obligó a una revisión del sionismo. La convivencia pacífica de los dos pueblos -para el sionismo ortodoxo en el plano religioso y de extrema derecha en el ámbito político, y por cierto para el fundamentalismo islámico- comienza a ser reputada de imposible. Esta irracional posición conforma uno de los principales obstáculos para la paz en Oriente Medio. Igual no puede dejar de ponderarse hoy en la materia la presencia en el gobierno de Palestina de una organización terrorista como Hamas. Todo sin perjuicio de que el gobierno de Benjamín Netanyahu, sustentado en su impresentable extremismo, confunde el conflicto bélico con Hamas con una guerra contra el pueblo palestino, lo cual resta validez a sus tesis.

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Las confrontaciones en Palestina no cesaron entre 1937, año de publicación del Informe Peel que propugnaba una división en dos Estados, y el fin de la II Guerra Mundial. El conflicto europeo -y la estúpida matanza de judíos a manos de los nazis- obligaron a retomar las "cuestiones" palestina y judía. Ello, en todas su proyecciones: histórica, religiosa, social, política, geopolítica, económica, pero principalmente humanitaria. La Resolución 181 de la ONU (noviembre de 1947) dispone la división de Palestina en dos Estados, uno árabe y otro judío, con un régimen internacional particular para Jerusalén.

En mayo de 1948, Ben Gurion anuncia el nacimiento del Estado de Israel. En su alocución afirma ser Israel la cuna del pueblo judío; donde formó su identidad espiritual, religiosa y política; y donde escribió la Biblia. Complementa su declaración apelando al derecho natural e histórico del pueblo judío. Al referirse al derecho de la nación judía a ser dueña de su propio destino, afirma que similar derecho lo tienen todas las naciones, en su propio Estado soberano. Verdad de Perogrullo, que alcanza también al pueblo palestino... no puede ser de otra manera.

Dos pronunciamientos complementarios de la ONU son relevantes en cuanto a los derechos de Palestina. Tenemos así a la Resolución 3236 de 1974, reafirmante de los derechos inalienables del "pueblo palestino en Palestina", del derecho a su libre determinación sin injerencia foránea, y del derecho a su independencia y soberanía nacionales. Aboga por el respeto al pueblo palestino, que lo resalta de indispensable para la "solución de la cuestión de Palestina"; al tiempo de ser un factor esencial para una "paz justa y duradera en Oriente Medio". El segundo corresponde a la concesión a Palestina, en 2012, de la condición de Estado observador de la ONU. Los hechos demuestran que los dictámenes de la Organización han sido violentados por las dos partes en varios momentos y circunstancias.

La Guerra de Independencia (1948) entre el novel Israel y sus vecinos árabes, y la Guerra de los Seis Días que cambió el atlas de la región, obligan a un replanteamiento del sionismo histórico. Nadie ose cuestionar el derecho del pueblo judío a su existencia y plena soberanía en las fronteras del Estado de Israel. Pero tampoco desafíe los derechos, también históricos, del pueblo palestino -igual indiscutibles- en la zona. Cualquier perspectiva contraria es traba a la merecida paz para las dos facciones.

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El panorama está agravado a raíz del irracional ataque de Hamas a Israel en octubre de 2023. Hamas busca la destrucción y desaparición de Israel, absurdo desde cualquier punto de vista. Sin embargo, Netanyahu -ultranacionalista no representante legítimo del noble pueblo judío amante de la paz, acusado de crímenes de guerra en varias instancias internacionales, que debería terminar sus días en una cárcel- ha ido demasiado lejos. La ofensiva sobre "objetivos" no militares, la muerte de decenas de miles de civiles niños y adultos, el desplazamiento forzado de más de la mitad de la población palestina del norte de Gaza, son acciones reprochables en el ámbito del derecho internacional humanitario. Nada, absolutamente nada, justifica matar a alguien, pero sobre todo a infantes.

Cuando este artículo estaba ya redactado, los bandos en conflicto habían alcanzado un alto al fuego. Nadie se equivoque: como toda guerra, tampoco esta tiene un vencedor. Los dos beligerantes son claros perdedores, pero más que ellos, lo son sus pueblos... civiles inocentes "ajusticiados" con argumentos dundos de las facciones belicosas. (O)