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Vela encendida
Columnistas
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En realidad, las adversidades tienen elementos positivos, por un lado nos hacen más fuertes, y nos benefician con el plus de la experiencia, esto es el aprendizaje. Parecería ser que, la mente fortalecida con los pensamientos, constituye un poderoso motor que nos permite llevar mejor los embates de la vida.

28 Abril de 2022 10.26

Vaya que han sido días llenos de sobresaltos políticos… Debo confesar que, aquel domingo en el que el Ecuador se despertó con la noticia de la salida del sentenciado, mediante un Habeas Corpus evidentemente forzado en forma y fondo, sentí una profunda tristeza por mi país y, una gran desilusión…

Bueno ¿y ahora qué?  Siempre lo tuve claro, pero ahora en la medida que van pasando los años, he podido ir confirmando que, no podemos ni debemos confiarnos del Estado, sino que debemos ir encontrando con esfuerzo y responsabilidad nuestros propios senderos, abriendo caminos, guiados por nuestra razón, pero también por nuestro instinto e intuición, aquel sabio consejero que nos da señales, sin que le pidamos, y que casi siempre son acertadas.

En realidad, las adversidades tienen elementos positivos, por un lado nos hacen más fuertes, y nos benefician con el plus de la experiencia, esto es el aprendizaje. Parecería ser que, la mente fortalecida con los pensamientos, constituye un poderoso motor que nos permite llevar mejor los embates de la vida.

A pesar de todo lo dado, incluido amnistías, bloqueos, etc., no debemos perder las propias esperanzas.  Estas circunstancias nos deben volver más fuertes, más decididos, y entregar lo mejor de nosotros en nuestras distintas actividades.

El siguiente paso es entonces,  encantarnos de estar vivos luego de la pandemia,  y de tener la oportunidad de poder generar valor y aportes  a la sociedad, desde los distintos espacios que cada uno tiene;  estar atentos sino preparados, a fin de no desencantarnos, de los cantos de sirena que normalmente vienen de los sectores políticos;  entender bien la importancia y vital necesidad  de proteger y cuidar el medio ambiente, esto es nuestra única y maravillosa casa…; entender el poder del agradecimiento, como una constante de vida; enfocar nuestra atención en nuestros proyectos y en los elementos positivos que la vida generosamente nos brinda, comprendiendo que en donde ponemos nuestra atención se enfoca nuestra energía; entender la Libertad como un bien supremo, que debemos honrar y proteger a capa y espada.

La vela encendida.  El oro es valioso, entre otros motivos por su sentido de escasez, esto nos lleva a la idea que muchos elementos que son escasos, son valiosos, y el ser humano tiende a buscarlos  y apreciarlos en gran medida.

¿Qué hacer en este mar lleno de tinieblas y desesperanzas políticas, en las que hacer lo correcto, parecería ir contra corriente? Pues bien,  justamente esa “velita encendida”, en un océano oscuro es aquel factor diferenciador, es aquella “escasa” luz, aquel faro, que alumbra, alimenta y guía el espíritu hacia  puerto seguro, que aviva el fuego de la esperanza para los que nunca se rinden, para los que luchan a diario, para distinguirse para bien; esa vela que ayudada por el viento de la determinación coadyuva a impulsar la embarcación en alta mar; constituyendo un buen ejemplo y por qué no quizás una inspiración,  para los  ciudadanos de bien. Luchemos entonces juntos, por no apagar, ni permitamos que nada ni nadie Jamás intente apagar esa “vela encendida”, por pequeña o grande que sea, que llevamos dentro…

Consecuentemente el siguiente paso, sin duda alguna, es trabajar y avanzar por un Ecuador mejor, mirando el futuro con optimismo. (O)

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