A veces, la vida nos lleva tan rápido que olvidamos lo esencial, ser agradecidos con quienes nos dieron todo desde el principio, nuestros padres. No importa si somos jóvenes o adultos, si seguimos viviendo con ellos o ya hicimos nuestra propia vida, lo importante es nunca perder de vista nuestra gratitud hacia ellos. Han estado ahí en las buenas y en las bien malas, sin pedir nada a cambio. Si hoy puedes estudiar, trabajar o simplemente estar aquí leyendo esto, en gran parte es gracias a ellos. No se trata únicamente de un tema económico, sino del amor y la dedicación con los que nos han criado.
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Es fácil dar por sentado lo que hacen por nosotros. No pensamos en las noches que pasaron en vela cuando éramos bebés, en las preocupaciones que tuvieron cuando enfermamos, en los esfuerzos que hicieron para darnos lo mejor, incluso cuando no tenían mucho. Ser padre o madre no es solo una responsabilidad, es un acto de amor incondicional. Y ese amor no desaparece con el tiempo; aunque crezcamos, nos vayamos de casa, ellos seguirán preocupándose por nosotros. A veces, sin darnos cuenta, los dejamos en segundo plano, cuando en realidad merecen nuestra atención, respeto y cariño.
Sé que cada familia es diferente. No todos han tenido una buena relación con sus padres, algunos han vivido situaciones difíciles, otros quizás crecieron con padres separados. Pero más allá de las circunstancias, hay algo que es cierto, ellos nos dieron la vida. Y la vida, aunque no siempre sea fácil, es un regalo. Como dicen, Robert Waldinger y Marc Schulz en su libro Una Buena Vida: "Una buena vida se forja precisamente con las cosas que la hacen difícil". No hay vida sin retos, sin tropiezos, sin momentos de alegría y de dolor. Y en ese camino complicado, nuestros padres han estado ahí, de una u otra manera.
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Si tienes la oportunidad, cuídalos, valóralos, apapáchalos, respétalos y agradéceles. No esperes a que sea demasiado tarde para decirles cuánto los amas. Si por alguna razón te has distanciado, busca la manera de reencontrarte. No dejes que el orgullo o el resentimiento te alejen de ellos. La vida es corta, y aunque a veces nos enredamos en nuestras propias preocupaciones, un mensaje diciendo "hola papá, mamá, ¿cómo están?" o una llamada puede significar muchísimo para ellos.
Así que este es un recordatorio, honra a tus padres, no te olvides de ellos. No se trata solo de un deber, sino de un acto de amor y de agradecimiento. Al final del día, cuando todo lo demás pase, ellos seguirán siendo parte de tu historia, y lo que hagas por ellos ahora, será algo de lo que nunca te arrepentirás. (O)