Esta semana, las noticias sobre la popularidad de la empresa WorldC. han inundado los titulares. WorldC. ha llegado a Ecuador para ofrecer a los ecuatorianos la oportunidad de escanear el iris de su ojo a cambio de criptomonedas, depositadas en una billetera digital. Suena atractivo, pero ¿qué hay detrás de esta propuesta y por qué debemos proteger nuestra identidad?
WorldC. ya cuenta con 2 millones de escaneos de iris alrededor del mundo. La intención de esta compañía es desarrollar un identificador para distinguir entre humanos y robots en la era de la inteligencia artificial. La empresa, a través de un dispositivo llamado Orb, escanea el ojo de los voluntarios para obtener una lectura biométrica, logrando así una identificación única. Lo curioso es que, según reportes internacionales, esta empresa ha buscado expandir su base de datos en países en vías de desarrollo donde las regulaciones son débiles, enfocándose en segmentos de la población que podrían no estar tan informados sobre protocolos de privacidad y seguridad personal. Kenia ha suspendido las operaciones de WorldC. tras cuestionamientos sobre sus protocolos de seguridad. Lo mismo ocurrió en Francia, donde se han abierto investigaciones relacionadas con la protección de datos. WorldC. ha recolectado datos en 35 ciudades del mundo.
Hoy en día, uno de los recursos más valiosos es la información personal. Empresas en todo el mundo están recolectando datos de todas las fuentes posibles. Cada vez hay más regulaciones que protegen a los usuarios sobre la divulgación de su información personal, pero la tecnología avanza tan rápido que iniciativas innovadoras como esta no siempre se ajustan a las regulaciones existentes, permitiendo posibles violaciones a la seguridad de los usuarios. Aún no se sabe si esta empresa tiene intenciones de usar estos datos para sus propios intereses, pero seguramente ninguna persona consciente de los riesgos de suplantación de identidad estaría dispuesta a entregar el iris de su ojo a ninguna empresa por ningún precio.
La realidad es que cientos de personas en nuestro país pueden estar expuestas a un riesgo potencial de privacidad. Atraídas por la promesa de una inversión en criptomonedas (un concepto difícil de entender incluso para expertos financieros), algunas personas podrían acudir por ignorancia, necesidad o curiosidad a "vender" parte de su cuerpo por una inversión especulativa. La educación financiera es una necesidad imperativa en este país. La nueva era de la educación financiera debe incluir temas básicos sobre la gestión no solo de contraseñas, sino también de los riesgos potenciales al revelar información biométrica. Una educación financiera reformulada debe guiar a las personas a comprender los riesgos de privacidad en la gestión de su dinero. Es nuestra responsabilidad proteger a quienes pueden estar en riesgo de entregar su identidad sin conocer los posibles peligros que implica. Incluso si asumimos que esta empresa no tiene intenciones ocultas, la gestión de estas grandes bases de datos siempre tiene implicaciones de seguridad. Una educación financiera de calidad, completa y actualizada debe estar disponible para todos. La misma tecnología puede ser un gran aliado en la distribución de esta capa de protección, que podría ayudar a los usuarios a prevenir sustracción de identidad, estafas piramidales o el riesgo del chulco, de fondo está la falta de educación financiera. (O)