El coaching es una metodología conversacional que tiene como objetivo acompañar a las personas a trazar el camino hacia sus metas. Lo más importante para iniciar un proceso de coaching es tener el deseo y la predisposición para lograr nuestros sueños tanto a nivel profesional como personal. Se trata de un proceso en el que trabajamos nuestros ruidos internos, creencias limitantes, miedos y otros obstáculos internos que nos frenan en acción y toma de decisiones.
Lograr nuestras metas es un anhelo que compartimos pues todos vivimos con el deseo de alcanzar sueños que hemos planeado por mucho tiempo. Ese deseo es lo que nos mueve a actuar, sobrellevar los días más desafiantes y disfrutar con mayor intensidad los días alegres. Es un deseo tan fuerte que en él se encuentra la valentía para cambiar y ser mejores, es un sentimiento acompañado de la esperanza de que todo puede ser diferente.
Un proceso es único e irrepetible
Antes de contar mi experiencia con el coaching, quisiera resaltar que cada persona vive este proceso de una manera inigualable, ya que no se puede seguir las huellas de quienes ya lo han recorrido. Da miedo una página en blanco, un camino que no se ve y los procesos que requieren hacerlos solos, pero sin duda, valen la pena.
El coaching tuvo un impacto muy positivo en mi vida. Puedo decir que hubo un antes y un después de comenzar mi profesión como coach. Esta disciplina llegó a cambiarlo todo y a enseñarme a comenzar de nuevo. Cuando digo "un antes y un después", me refiero al tiempo que transcurrió antes de una ruptura y al que vino después de ella.
Ese instante que lo cambia todo
Al hablar de ruptura, me refiero a ese momento en el que sentimos que lo hemos perdido todo, incluso a nosotros mismos. Es un instante en el que no tenemos claridad sobre lo que queremos, nuestro pasado nos agobia, nuestro presente no nos satisface y el futuro lo vemos con miedo y desesperanza. Es cuando recibimos un golpe en la vida que termina por rompernos y no queda mucho por "reponer", solo nos queda limpiar lo que ha quedado y comenzar de nuevo.
Este es el momento más poderoso de nuestra historia, pues es ahí donde todo cambia. Comienza una nueva etapa de vida, encuentras respuestas, nuevas oportunidades, nuevos sueños y una conexión más cercana con nuestra versión más auténtica. Rompernos nos lleva a sacar lo mejor de nosotros: a liberarnos de las cadenas que nos encarcelan, a sonreír porque entendimos la razón de nuestra tristeza, a perdonar porque nos hemos perdonado, a amar porque hemos aprendido a amarnos, y a vivir porque hemos sentido lo que es sobrevivir por mucho tiempo.
Un camino de autodescubrimiento
Mi proceso de coaching comenzó en una "ruptura": la pandemia y nació la intriga de saber si era posible que mis metas se cumplieran, que mi camino se aclarara y que llegara a entender ese estado que tanto me llamaba la atención: la felicidad. Sentí confusión, al observar puntos de mi historia y mi presente a los que nunca les había dedicado el tiempo que merecían. Conocí y entendí de dónde vengo, de dónde vienen mis creencias, mis valores, mis miedos, todo lo que me hace ser quien soy.
Mi proceso continuó con una curiosidad que hasta el día de hoy conservo con el deseo constante de conocerme más. El camino ha estado lleno de emociones que a veces pueden parecer más grandes que nosotros. Estas emociones han venido acompañadas de momentos de dolor y de sanación, entendiendo que para movernos del primero al segundo se necesita trabajo duro y valentía. No puedo decir cómo termina mi experiencia, porque no ha terminado. Es un proceso constante que seguiré viviendo a lo largo de mi vida, conociéndome cada vez más, en nuevas circunstancias, con nuevas metas y sueños.
Actualmente, gracias a este proceso, miro mi vida y me miro a mí misma, con mayor claridad. Comencé a vivir con más libertad, con menos cargas del pasado, con más esperanza en el futuro y con nuevas herramientas que me han ayudado a ver la vida desde una perspectiva distinta. Empecé a sentirme más feliz cuando entendí que ese estado está estrechamente relacionado con mi paz, que fue precisamente mi primera meta en coaching.
Encontrar un poco de esa plenitud ha sido un camino increíble de autoconocimiento, resiliencia y búsqueda constante. El coaching me ha llevado a sentirme completa, con propósito, y enfocada en las metas que quiero alcanzar a lo largo de mi vida.
Como coach y como persona, quiero dar esperanza a quienes la necesitan, ser un apoyo para que menos personas se sientan solas y crear espacios seguros donde todos se sientan escuchados. Creo profundamente que todos merecemos una oportunidad para vivir la vida que soñamos, y que para lograrlo necesitamos a alguien que, sin prejuicios, sea capaz de ver el potencial que llevamos dentro.
Todo cambia cuando te atreves a conocerte y aceptarte. Tu paz interior no solo transforma tu presente, también te abre el camino hacia los sueños que siempre has querido alcanzar. (O)