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Perdonar es una virtud o facultad, como se la desee conceptuar, ligada al potencial del hombre para percibir las acciones y omisiones de terceros, y reaccionar en consecuencia. En tal evolución juega un rol preponderante la razón, que llama a conducirnos con comprensión de los factores involucrados y evitar la venganza.

25 Septiembre de 2024 14.58

En las sociedades de tradición judeocristiana, y también islámica, existe la tendencia a concebir al "perdón" remitiéndose a la clemencia implorada por Abraham para Sodoma y Gomorra: ¿Es que vas a destruir al justo con el culpable? Si hay cincuenta justos en la ciudad, ¿los destruirás y no perdonarás el lugar por los cincuenta justos que hay en él?  (Génesis). Siglos después encontramos en Lucas aquella frase que dice "Señor, perdónalos, porque no saben lo que hacen". El principio contemplativo lo ha recogido inclusive la música popular al sostener que "si perdonar es don divino... que te perdone Dios porque yo no". Sin descalificar la connotación mística enunciada, es evidente que el perdón tiene trascendencias sociopolíticas bastante más importantes en las relaciones humanas. 

Perdonar es una virtud o facultad, como se la desee conceptuar, ligada al potencial del hombre para percibir las acciones y omisiones de terceros, y reaccionar en consecuencia. En tal evolución juega un rol preponderante la razón, que llama a conducirnos con comprensión de los factores involucrados y evitar la venganza. En su faceta ético-moral, la "venganza" es un resarcimiento desatinado, propio del incapaz para encontrar mejores alternativas al agravio. En el Derecho Penal es una conducta sancionada, en tanto puede desembocar en tomar la ley en mano propia y desatar el caos social. Metafísicamente, la venganza es manifestación de intolerancia abrupta. En el campo sociológico el perdón es un fenómeno político.

Citemos a la filósofa alemana de origen judío H. Arendt (1906 - 1975), profesora de varias universidades en los Estados Unidos, país al que emigró huyendo de Hitler y su régimen. Afirma que el perdón no se basa en el amor, pues este - en tanto que apolítico - une y separa a las personas... enfatiza, el amor es políticamente estéril y constituye una "fuerza antipolítica". Concluye en que el perdón está sustentado más bien en el "respeto" al ser humano. El perdón, sostiene nuestra autora en La condición humana, es quizá la más audaz de las acciones humanas, en la medida que intenta lo aparentemente imposible, acción única que culmina en un acto único. Desarrolla su teoría en el concepto de la "amistad política" de Aristóteles, significando que toda persona por su sola calidad de tal, al margen de las cualidades que imputemos o neguemos de ella, está llamada a ser respetada. 

En consecuencia, el respeto arendtiano se da en relación con la persona, mas no se dirige a la falta cometida. Lo expuesto lo resume Arendt al afirmar que la necesidad del perdón hace justicia al hecho de que el hombre es más de lo que piensa o hace. Salda aseverando que "el perdón hace posible un nuevo comienzo para actuar", que lo requerimos todos y que constituye nuestra dignidad humana. Tengamos presente que Hanna elabora su doctrina en torno a las experiencias vividas por los judíos europeos durante el nazismo. Ella cubrió el juicio de Adolf Eichmann para The New Yorker y luego escribió Eichmann en Jerusalén - Un estudio sobre la banalidad del mal. El proceso contra el nazi se dio en Jerusalén entre abril y diciembre de 1961. Fue ejecutado en la horca la noche del 31 de mayo al 1 de junio de 1962.

Uno de los mayores dilemas filosóficos en materia de perdón es el relacionado con quién tiene el derecho de concederlo. Sustentados en las enseñanzas bíblicas, quienes se guían por ellas defienden al perdón como una obligación moral; por ende abogan por su concesión sin atender a la cualidad del otorgante en el contexto de la falta cometida. Esta posición es rechazada por los pensadores de origen judío. Para S. Wiesenthal - el famoso cazador de nazis desde el fin de la II Guerra Mundial hasta su fallecimiento en 2005 - por ejemplo, el perdón no es una obligación moral, pero un derecho y privilegio de las víctimas directas de la transgresión. En tal sentido, el perdón lejos de garantizar un interés social general conforma una prerrogativa exclusiva de los lesionados por el mal.

En la literatura también encontramos referencias al perdón. Así tenemos a F. Dostoievski (1821 - 1881), que incursionó con su pluma en muchos aspectos de la vida social y política de la Rusia zarista. Tal vez su obra más emblemática es precisamente Crimen y castigo. Intercede por una doble proyección del perdón. La primera es de carácter personal identificada con la conciencia de culpa que solo la puede tener el reo. Sin embargo, siempre se requerirá de una segunda representación, la pública, a materializarse en la declaración de la culpa frente al ofendido a efectos del perdón. En función de tal desarrollo, sicológico si se quiere, para Dostoievski la comunidad a efectos de su supervivencia requiere tanto del arrepentimiento como del perdón. (O)

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