I.- Existe en la región, un embate sino un combate, entre dos corrientes políticas, claramente marcadas. La una, absolutista, concentradora del poder, la cual considera que el ciudadano debe estar a la orden del Estado, deviniendo éste en una suerte de gran jefe que decide todo y por todos; y, la otra, democrática, en la que prima la libertad en sus distintos ámbitos, tales como de pensamiento, prensa, comercio, etc., en la cual prevalecería el individuo como eje de la sociedad y no como esclavo del Estado. Dentro de esta lucha de poderes, entre el Estado prepotente con maquillaje paternalista vs una sociedad libre, que buscaría en lo posible igualdad de oportunidades, pero si igualdad ante la Ley, avanza peligrosamente en la región, la primera, cual franquicia socialista con aire terrorista, la cual tiene una planificación establecida, decidida y financiada…
II.- En ese tipo de pensamiento político, la ética estaría por debajo del interés partidista y del apoyo camarada; restringiéndose consecuentemente la libertad de prensa y la opinión, sobre la base que solo existe una verdad, la oficial, la que es conveniente y halaga el oído del gobernante; persiguiendo por tanto al que informa u opina diferente; ya que, para aquellos, la verdad no les hace libres, sino más bien amenaza y apresa… Sin entender éstos, un valioso e irremplazable patrimonio humano, la Libertad, palabra sagrada, que no solo implica la física, sino también la que abraza la reflexión, opinión, acción, etc.; tanto como, la observación, investigación y análisis, ordenados y limpios, que son fuentes de la sana opinión, así como manantiales de la crítica responsable, que conllevan el norte claro del serio aporte a la sociedad que se anhela progrese. Los grandes demócratas, han entendido esto con altura, no solamente tolerando sino respetando y aceptando la libertad de prensa. Mientras tanto en nuestro país, algunos asambleístas ciegos seguidores del caudillismo totalitario, no contentos con el intento - en buena hora fallido - de destitución al Presidente, han pretendido acomodar la Ley de Comunicación penalizando la opinión, con la intrínseca intención de amedrentar a los medios, periodistas, columnistas, etc., a efectos de allanar el camino de vuelta de sus huestes, algunos de ellos seriamente cuestionados por la justicia.
III.- En este nuevo tipo de andar socialista, utilizando la violencia disfrazada de manifestación, y estirando las letras constitucionales a efectos de amoldar a sus intereses particulares, esto es a la instauración de un Nuevo Colonialismo pero ahora político - castrista; el mismo que, infortunadamente poco a poco se va instalando en la región; dentro del cual existirían hilos conductores, en algunos casos manchados de corrupción y/o hasta de sangre, que unen, sostienen y alentarían dicho despropósito. Constituyendo dichos hilos, las cada vez más visibles y poderosas intenciones e intereses del renovado socialismo, hábilmente hilvanados y escondidos en las confecciones proselitistas. Así, sus verdaderas intenciones serían la impunidad y sus intereses la permanencia en el poder para mantenerla; y, para lograrlas, se valen en las primeras etapas, de la dádiva paternalista y del ofrecimiento populista. Aceptando éstos al Estado de Derecho, siempre que esté bajo su mando, pero buscando perennizarse en su conducción. De tal modo, que las palabras gobierno y Estado serían sinónimos forzados, en una suerte de fusión con antidemocrática suelda, que con evidencia propia se refleja en Cuba, Venezuela, Nicaragua, y que poco a poco se iría regando como explosiva pólvora en otros países… En ese sendero -poco- luminoso, la carnada de los derechos y justicia social, con aire a resentida venganza y no a propio esfuerzo y a dedicada preparación, son el camino de corral que conduce al matadero social. De esta manera, vemos a sus representantes, con el perfumado puño alzado de victimización, y llevando en la otra mano la bandera de la reivindicación de la impunidad; transitando ferozmente por la región, escoltados en muchos casos por ingenuos jóvenes utilizados como carne de cañón. Mientras sus representados, la alta camarilla, sigue en los placeres del caviar disfrutando y, la heroína del poder añorando… (O)