En estos tiempos de incertidumbre en los mercados, por el entorno político y económico, vale la pena profundizar desde el aspecto humano cómo las relaciones y nuestra capacidad para desenvolvernos socialmente podrían mitigar en algún aspecto los riesgos que tanto tememos.
Lo primero es poner en evidencia la coyuntura actual. Vivimos en un entorno en el que:
1) La tecnología ha ayudado mucho a la humanidad, pero al mismo tiempo le ha cargado del más importante desafío: Una avalancha, como nunca antes vista, de anclajes y seducciones que nos impulsan cada vez más a los vicios humanos. Jóvenes que, empoderados por la tecnología, han dejado de respetar a sus padres, están cada vez menos conectados con los valores y una vida llena de miedos, especialmente al dolor, el sacrificio y la muerte. El joven de hoy no está dispuesto a morir a si mismo y ni en el sentido literal por causas, como antes sí sucedía. Una sociedad en general con la conciencia nublada, y un juicio bastante incoherente entre lo que dice que es correcto y lo que hace. Quejas frecuentes, de casi todo el mundo, criticando el sistema y lo que está mal, pero pocos se atreven a ser parte de las potenciales soluciones.
2) Los ambientes sociales son más superficiales y materialistas, con una deconstrucción cultural seria, que nos ha llevado a un deseo de vivir en comunidad con relaciones fatuas y poco profundas. Vivimos tiempos en los que las personas se han acostumbrado a tener relaciones que aparentan lo que las redes digitales proyectan, evitando la verdad y sus desafíos y realidades.
3) Instituciones cada vez más debilitadas por la falta de credibilidad y confianza que la gente tiene en ellas. Principalmente, porque quienes las lideran o administran piensan y actúan en base a la problemática social que nos envuelve a todos.
4) Un entorno político de bajísimo nivel intelectual y moral, en donde la gente valiosa huye por el riesgo que supone involucrarse activamente. Un sistema secuestrado por mafias temerarias y muy astutas.
5) Una humanidad dividida entre ideologías que promueven los valores y virtudes de siempre, tildadas de conservadoras o curuchupas; y otro bando cool, representante de todo lo que aparenta bueno pero yace enmascarado por el odio, el rencor y la falta de perdón de gente herida, la mayoría con razón pero sin perdón, que huye a las soluciones reales para darle rienda suelta a la venganza y el desquite, con el que finalmente se lamen sus heridas.
Podríamos ampliar mucho más la situación actual, pero creo que en estos primeros puntos he podido compartirle una primera dosis de verdad, que nos conecte con la realidad y nos ayude a sustentar por qué el Networking podría ser una herramienta que sea parte de la solución.
Ahora es importante parafrasear, qué es el Networking, y cómo tiene relación con esto. Desde los años 80, el mundo comenzó a acuñar, a la acción ordenada de ejecutar con método, una gestión de administración de las relaciones en el mundo profesional y social. La felicidad misma del ser humano, depende de la capacidad que tengamos por construir relaciones con significado en todos los aspectos de nuestra vida. La Universidad de Harvard, después de un estudio de más de 50 años entre sus ex alumnos, ha concluido, que aquellos que tienen las vidas más estables en cuanto a sus relaciones familiares, sociales y profesionales, son los más felices y realizados. Pero el mundo nos aleja cada vez más de las relaciones verdaderas y profundas, inclinándonos al vicio en estas. Hemos dejado de tener vergüenza de lo que antes se consideraba socialmente incorrecto, y más bien es estar en la moda si contemplamos estos desordenes.
El Networking, como herramienta, que comenzó con métodos a proponer una vía ordenada en este aspecto de la vida, ha logrado destacar entre los líderes más exitosos del mundo que la emplean, una especial característica entre ellos: Las virtudes humanas. Es decir, los mejores y más exitosos Networkers del mundo, son quienes poseen en su comportamiento, una clara inclinación hacia los más importantes valores humanos. Especialmente, hacia los que disponen y sostienen la vida en comunidad.
Los entornos sociales, de cualquier país, se sostienen sobre contratos sociales. La constitución de un país no es otra cosa que un libro en el que los representantes de todos los sectores de una sociedad, plasmaron las reglas y parámetros con los que han decidido convivir en armonía. Toda sociedad se ha construido sobre un gran pacto social para poder vivir en comunidad. Pero la verdad, en la práctica es que muchos, por no decir la mayoría, carecen de las habilidades y herramientas necesarias para poder tener éxito en la interacción humana con los demás, y lograr con esto todos los premios que una comunidad puede otorgarle a quien demuestra saber cómo funciona el juego.
Es más, lo desafío a cuestionarse en este momento, si usted estaba real y plenamente consciente, de que su felicidad y éxito profesional dependían de su capacidad para relacionarse dentro de esa gran comunidad llamada Ecuador y después de ella de esa gran comunidad llamada Planeta.
Los espacios digitales derribaron fronteras, y hoy más que nunca, usted tiene acceso no solo a la interacción con la comunidad de su país, sino también con la del mundo entero. Pero si usted aún no tiene éxito interactuando con esto, seguramente es porque sus conocimientos y habilidades aún no le permiten hacer uso de esta herramienta con todas sus bondades para poderlo lograr.
Hoy, en un conversatorio de nuestra comunidad Share Networking Experience, pudimos compartir con Diego Montenegro, uno de los principales ejecutivos de la Universidad de los Hemisferios, nos dijo cuáles son las 20 habilidades blandas más importantes para el mundo actual y futuro. Dentro de sus principales está el Networking y, sin embargo, esta es una herramienta que aún no la ponen en el pénsum universitario, tampoco la enseñamos en casa con metodología. Es decir, desde siempre hemos sabido construir nuestra propia red de contactos; pero con nuestros propios recursos, la mayoría limitados y empíricos, llegando solo hasta dónde hemos podido llegar.
Por esta razón, el Networking podría convertirse en la gran vacuna del Siglo XXI, porque es en esencia, la fórmula metodológica para poder ordenar nuestra gestión de administración de relaciones en todos los campos de nuestra vida. Es la vacuna con la que podríamos concientizar la necesidad imperiosa que tenemos de ser una mejor versión en valores y principios, porque sin ellos jamás seremos verdaderamente felices viviendo en comunidad. El Networking es la vacuna que nos permitirá construir relaciones profundas y verdaderas, con significado y valor, de ayuda mutua y recíproca; que estén realmente dispuestas a hacer algo por nosotros cuando lo necesitemos, porque estuvimos y estamos siempre ahí cuando los demás lo necesitan. (O)