El manejo relacional que necesita nuestro país
Necesitamos líderes que comprendan las dinámicas de todos los sectores y clases sociales y que brinden a la gente lo que esperan y necesitan. Este es un país que realmente pide poco y que, cuando recibe, devuelve mucho.

Daniel Noboa ganó la última elección presidencial, y ahora es el momento de dar señales correctas de esperanza para nuestro futuro. Si logramos hacerlo, podríamos aprovechar estos próximos 6 años para reagruparnos y enfocarnos en reconstruir nuestras bases sociales con los principios y valores que necesitamos. El resto del tiempo debería ser dedicado a perfeccionarnos en competencias y propósitos de trabajo arduo y sostenido.

Cuando tenía 11 años, recuerdo haber llegado a casa después de la escuela y que mi mamá, emocionada y sorprendida por haber recibido una carta del presidente de la República, me escuchara decir: "Wow, nos escribió el presidente de la República". Nadie podía creerlo, y el impacto familiar que generó este gesto fue: "¡Qué gran presidente fue Sixto Durán Ballén!". La carta estaba personalmente dirigida a mi mamá, como representante legal de una empresa. En ella, palabras sinceras honraban el esfuerzo que ella había hecho durante todo el mandato de Sixto, contribuyendo como líder y empresaria de su país para sacarlo adelante. El presidente la felicitaba y la alentaba a seguir haciéndolo incluso después de dejar la presidencia. Le agradecía por el apoyo a su gestión y su intención de llevar a Ecuador a mejores días. Cuando leí esta parte, le pregunté a mi mamá: "¿Él te conoce?", y ella respondió: "Para nada, ni siquiera voté por él". Luego le pregunté: "¿Por qué te habla de esta manera? Es como si fueras su amiga, y además habla muy bien de ti y de lo que haces por el país". Ella me contestó: "En esto no se equivoca, muy pocas personas se toman el tiempo, como él lo hizo, de reconocer el esfuerzo que algunos ecuatorianos hacemos por nuestro país desde las profesiones o vocaciones que desempeñamos". Y luego me dijo: "Debí haber votado por él".

Esta primera historia breve contiene importantes lecciones que nuestros actuales líderes necesitan para lograr el éxito que los ecuatorianos esperamos. Para resumir los puntos específicos que necesitamos comenzar a implementar, quiero primero compartir una segunda historia que respalde mejor mis recomendaciones.

En la universidad, recuerdo haber visitado un rincón de la biblioteca de la UEES en esa época. No sé si todavía existe, pero considero que es el tesoro más valioso que cualquier persona que ostente el cargo más alto en un país debería visitar. Eran decenas de cartas, notas de agradecimiento, obsequios de gran impacto y significado histórico, fotos emblemáticas, libros bibliográficos y una gran cantidad de recursos humanos afectivos que hoy rara vez se ven, pero que, cuando los observaba, me inspiraron a escribir este artículo. Eran los recuerdos de varios ex presidentes de Ecuador que habían donado estas reliquias históricas a la biblioteca de la universidad. Eran los recursos de Networking de valor histórico más preciados.

Finalmente, llegamos a la tercera y más importante historia que me ayudará a respaldar mis puntos de vista. Mi mamá fue una mujer excepcional en el manejo relacional, una maestra en la amistad. Dentro de las relaciones más valiosas que conocí gracias a ella, tuve la oportunidad de compartir, especialmente en las fechas importantes, con Jacinto Velásquez Herrera, un político de mucho respeto e historia en nuestro país, que fue candidato presidencial en varias ocasiones. Recuerdo ser muy joven, pero admiraba la elocuencia de su comunicación y, sobre todo, su impecable manejo relacional.

Quiero destacar tres momentos importantes que viví con él. En una ocasión, lo invitamos a mi cumpleaños, y aunque no pudo asistir, a diferencia de los otros que tampoco pudieron, él me hizo llegar un regalo con un sobre cerrado que decía: "Con cariño, para mi buen amigo, Héctor Navarrete". Dentro del sobre, con su propia letra, escribió la carta más inspiradora y memorable que un joven de mi edad podría leer. Con las palabras más finas y cálidas, me hizo sentir lo apenado que estaba por no poder compartir conmigo en una fecha tan especial y me deseó el mejor de los cumpleaños, además de recordarme lo importante que era para él nuestra relación.

En otra ocasión, una persona cercana a él me contó que, cuando comía en el Bankers, se deleitaba viendo lo detallista que era con todos y cada uno de los trabajadores del lugar. Conocía de memoria sus nombres, los de sus esposas e hijos, y sabía la historia familiar de algunos de ellos. Cada vez que regresaba, hacía seguimiento de cómo iban en sus desafíos familiares. Este hombre, que pensaba en los problemas más grandes del país, se daba el tiempo de conocer los pequeños problemas de las personas que lo servían y lo rodeaban.

El tercer gesto, y el más importante, ocurrió cuando mi mamá falleció. Aunque merecía tener su sala de velaciones llena de gente que la amó y apreció mucho, debido a la pandemia, solo unos pocos valientes con mascarillas y mucho miedo fueron a despedirse de ella. Uno de esos valientes, aunque con pocas probabilidades de sobrevivir, fue Jacinto Velásquez. Cuando entró, me acerqué de inmediato y le agradecí por estar allí. Él respondió: "No es necesario, tu mamá merecía esto y mucho más". Le pregunté: "Jacinto, sé que es mucho pedir, pero tú fuiste una persona muy importante para mi mamá. ¿Crees que podrías recordarla en unas palabras al final de la misa?" Teniendo en cuenta la situación, ya era mucho pedir, pero él estuvo dispuesto a quitarse la mascarilla y tomar el micrófono. De su corazón salieron las palabras más conmovedoras que un hijo podía escuchar sobre su madre. Describió a mi mamá de una manera que solo alguien que presta atención a los detalles más humanos podría contemplar. Sus palabras me ayudaron a finalizar este artículo.

Ahora se preguntarán, ¿qué tienen que ver estas historias con el título de este artículo? La respuesta es que Ecuador necesita volver a sus principios humanos más profundos para poder levantarse. Nos hemos desviado en el manejo relacional y vivimos atrapados en la superficialidad, lejos de lo que realmente importa en la vida, que dista mucho de las cosas materiales. Cuando tomemos conciencia de esto, dejaremos de buscar el dinero y el poder como los únicos medios para alcanzar la felicidad.

Ecuador necesita que sus líderes se orienten hacia las relaciones de manera más humana y correctamente ordenada. Nuestro actual gobierno debe dar ejemplo y construir, desde el presidente, una agenda de Networking con cada líder del país. Este es el momento de abrirse a todos los ecuatorianos y acercarse, enfocados en las similitudes en lugar de las diferencias. Es el momento de construir alianzas con todos los sectores sin comprometer los principios más importantes. Este es el momento de pulir nuestro carisma, que es el resultado de nuestras competencias y la calidez con la que las ejercemos. Necesitamos conectar sinceramente con todos los representantes de cada sector del país. Necesitamos reconstruir nuestro contrato social para que, con un liderazgo inclusivo y propositivo, podamos avanzar todos juntos. Debemos inspirar a nuestra gente e influir en ellos desde el corazón y el aspecto humano, que a menudo se olvida. Necesitamos reconstruirnos como comunidad. Solo juntos seremos más fuertes, y esta unión se logrará a través de un sólido plan de Networking en manos de cada líder de nuestro país.

El manejo relacional que Ecuador necesita debe ser cercano, abierto, generoso, cálido, competente, atento y comunicativo. Necesitamos líderes que comprendan las dinámicas de todos los sectores y clases sociales y que brinden a la gente lo que esperan y necesitan. Este es un país que realmente pide poco y que, cuando recibe, devuelve mucho. Este es un país que necesita líderes expertos en Networking. Este es un país que te necesita a ti. (O)