El capital humano es uno de los activos más importantes de las empresas y en el entorno actual su relevancia se ha incrementado exponencialmente. Para una organización, tener empleados capacitados, motivados y comprometidos es una ventaja competitiva sostenible que le permite obtener retornos superiores respecto al resto de las empresas de su industria. Elegir, fidelizar y desarrollar el talento es crucial para el éxito a corto plazo y para la sostenibilidad en el largo.
En momentos como el que vivimos, donde la velocidad del cambio y la incertidumbre son cada vez mayores, poder alinear a las personas con el propósito de la empresa se ha vuelto cada vez más difícil. Las empresas exitosas han comprendido que su mayor fortaleza reside en su gente. Los empleados no solo representan una fuerza laboral, sino también la esencia de su innovación y adaptabilidad. La capacidad de una empresa para prosperar en mercados dinámicos está intrínsecamente ligada a su calidad y compromiso.
Las empresas que desean mantenerse relevantes y competitivas en un mundo en constante cambio son las que promueven la flexibilidad, la innovación y la resiliencia, para sobrevivir a la complejidad de un contexto que le exige adaptación constante para prosperar.
Son los líderes quienes deben ser capaces de inspirar y guiar a sus equipos a través de las turbulencias, manteniendo un enfoque claro en los objetivos y en el propósito de la empresa. La habilidad para comunicar una visión convincente y para movilizar a las personas hacia esa visión es lo que los distingue. Crear un ambiente de trabajo que fomente la colaboración y la innovación.
Un buen líder no solo dirige, sino que también empodera a sus empleados, reconociendo sus contribuciones y alentando su desarrollo. Este enfoque no solo mejora la moral y el rendimiento del equipo, sino que también construye una cultura organizacional sólida que puede resistir las pruebas del tiempo. La capacidad de movilizar a las personas para enfrentar desafíos complejos y cambiar en función de las necesidades del entorno.
A diferencia del liderazgo tradicional, que se centra en soluciones técnicas y respuestas predeterminadas, el liderazgo adaptativo se enfoca en el aprendizaje continuo y la adaptación a situaciones nuevas y desconocidas. El secreto radica en la distinción entre problemas técnicos y problemas adaptativos. Los primeros son aquellos para los cuales existen soluciones claras y conocidas, que pueden ser implementadas por expertos. En contraste, los problemas adaptativos son más complejos y ambiguos, sin soluciones preestablecidas. Estos problemas requieren cambios en los valores, creencias, roles y comportamientos de las personas involucradas.
Diagnosticar la naturaleza del desafío y discernir el tipo del problema que se enfrenta no siempre es fácil. Luego de hacerlo, debe involucrar a su equipo en un proceso de aprendizaje y experimentación, fomentando un ambiente donde la exploración y el cuestionamiento sean valorados. Este tipo de liderazgo no impone respuestas, sino que facilita el descubrimiento colectivo de soluciones. La capacidad de gestionar el conflicto y poder sostener tensiones dentro de un ambiente de confianza es un requisito excluyente, ya que atravesarlo implica cambios profundos en la forma en que las personas trabajan y se relacionan. Un líder adaptativo debe ser hábil en manejar estos conflictos de manera constructiva, fomentando un diálogo abierto y asegurándose de que todas las voces sean escuchadas.
Jack Welch, ex CEO de General Electric durante 20 años entre 1981 y 2001, transformó la empresa con su enfoque en la innovación y la eficiencia, solía decir: "Cambia antes de que tengas que hacerlo". Reconocido por la transformación de la cultura organizacional de GE, promovió la eliminación de la burocracia e introdujo la filosofía de liderar en todos los mercados donde cada unidad de negocio operaba o sino debería enfrentar reestructuración o su venta, logrando hacer crecer su valor de mercado de US$ 12 mil millones a más de US$ 400 mil millones.
El liderazgo adaptativo es crucial para enfrentar los desafíos del mundo empresarial moderno. La capacidad de un líder para diagnosticar correctamente la naturaleza de los problemas y para movilizar a su equipo hacia soluciones innovadoras y colectivas es lo que diferencia a las empresas exitosas de las demás. En este contexto, la habilidad para gestionar el conflicto y fomentar un entorno de confianza y colaboración se vuelve esencial. El capital humano es el corazón de cualquier empresa y el liderazgo eficaz y adaptativo no solo mejora la moral y el rendimiento del equipo, sino que también construye una cultura organizacional sólida capaz de resistir las pruebas del tiempo.
General Electric, que también ha enfrentado desafíos como todas las empresas en los últimos años, sigue siendo un testimonio de cómo la cultura de innovación y adaptabilidad sostiene a una organización en el largo plazo. Actualmente, bajo la dirección de Larry Culp, GE está enfocada en simplificar su estructura y mejorar su rendimiento operativo, demostrando que los principios de liderazgo adaptativo siguen siendo relevantes y efectivos.
*La columna fue escrita por Federico Carrera, cofounder & COO en High Flow