En 1965, Herbert Simon, Premio Nobel de Economía y una eminencia en materia de investigación, anticipó que en 20 años las computadoras serían capaces de hacer todos los trabajos del hombre. No sucedió en 1985 ni en los años posteriores. Su pronóstico apuntaba más al desarrollo que al desempleo, pero se volvió una tendencia que ante cada avance tecnológico se alcen voces apocalípticas con pronósticos dramáticos.
A principios de este siglo, el reemplazo de las personas por los robots fue otra distopía muy difundida que generó paranoia y no se terminó concretando. En el último tiempo, sucedió con la inteligencia artificial a quien se lo puso en el último tiempo como un rival de los trabajadores. Lo cierto es que lejos de quitar empleo, las estadísticas indican lo contrario: según el informe del World Economic Forum sobre el Futuro de los Trabajos, el saldo de los nuevos puestos que generará es positivo respecto a los que se perderán. Serán 12 millones de personas para 2025 en todo el mundo.
Aquellos que tendrán menos demanda son los empleados de data entry, administrativos o secretarios ejecutivos, contadores, trabajadores de mantenimiento y mecánicos, entre otros. La inteligencia artificial modificó el escenario y generó una creciente demanda de nuevos profesionales: data analysts and scientist, especialistas en machine learning o en Big Data, desarrolladores de software y analistas de ciberseguridad, por citar algunos de los que menciona el informe.
En la misma línea, un reporte de Goldman Sachs reconoce que dos tercios de las ocupaciones actuales podrán ser parcialmente automatizadas, pero que se generarán otras tareas y lo justifica con un argumento histórico: más del 85% del crecimiento del empleo en los últimos 80 años se dio por las nuevas tecnologías. También menciona el impacto positivo en la economía mundial que tendrá la inteligencia artificial generativa: impulsará el aumento del PBI global hasta en un 7%.
Estos cambios ya tienen su impacto directo en las empresas, donde el upskilling y el reskilling aparecieron como las nuevas habilidades de este siglo. El upskilling apunta a que los empleados mejoren sus habilidades para optimizar su rendimiento -muchas veces a través de la incorporación de herramientas tecnológicas- y el reskilling refiere a formar a empleados para nuevos puestos, brindándole la capacidad de reinventarse para aportar más valor desde otra área.
Vivimos en una época donde el cambio es lo permanente, fruto del progreso que los nuevos desarrollos van permitiendo. Es decir, no se trata de pensar que un tsunami arrasará todo de un día para el otro, sino que la fuerza laboral requiere cierta versatilidad para estar en estado permanente de aprendizaje ante las nuevas oportunidades que surgen.
En 2019, EY ya había estimado que el 65% de los niños que ingresaban en primaria terminarían estudiando carreras que hasta el momento no existían. Esto que parece un salto al vacío para los más chicos es lo mismo que muchas personas ya vivieron hace 10 años y al día de hoy se desempeñan con gran éxito en profesiones que no imaginaban como técnicos de impresión 3D, especialistas en ecommerce, data miners, gerentes de transformación digital, desarrolladores de metaverso o expertos en criptomonedas, por ejemplo.
La pregunta que uno genuinamente se podría hacer es cómo sacar provecho en lo profesional para beneficiarse del impacto de la inteligencia artificial. Una buena pista está en el informe de la empresa Ark Invest que en 2023 identificó 14 tecnologías que están bajando sus costos, afectan a múltiples sectores y son plataforma de nuevas innovaciones. De alguna manera, se están volviendo más asequibles y continúan en su proceso de innovación. Transportes autónomos, robótica adaptativa, impresión 3D, biología programable, precision therapies y contratos inteligentes son algunos de los que menciona.
Lo cierto es que las facilidades que las personas incorporamos y queremos seguir incorporando a nuestra vida diaria fruto de la tecnología tiene un impacto directo en los productos y servicios que consumimos -por lo tanto, también en quienes los crean- y abre la puerta a un nuevo desafío: que más personas sean capaces de generar mejores desarrollos.
Un informe de la agencia gubernamental de Estados Unidos, el Bureau of Labor Statistics, en 2022 proyectó que el empleo en su país crecerá 2,8 en los próximos diez años, pero que las ocupaciones STEM (ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas), en cambio, crecerá un 10,8%. Las cifras hablan por sí solas y lejos de la falsa dicotomía entre la inteligencia artificial y las personas, el que termina ganando desde hace años es el progreso tecnológico. (O)