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Para Hobbes el refugio en la paz lo encuentra el hombre desde que su "estado natural" es reemplazado por un "estado civil" racional... compromiso de uno con uno mismo.

11 Septiembre de 2024 16.06

Remitámonos a dos insignes representantes: F. Bacon (1561 - 1626) y T. Hobbes (1588 - 1679), ingleses ambos. El primero fue célebre en la era isabelina, a quien sin pruebas fehacientes se le atribuye la autoría de las obras de Shakespeare. El segundo vivió más de una década en Francia, donde conoció a R. Descartes; fue secretario de Bacon. Se considera a Bacon como el filósofo con quien se inicia el período conocido como la "Ilustración". Perdurará hasta finales del siglo XVIII en que hace presencia el Romanticismo.

De la Ilustración dirá I. Kant que es "la liberación del hombre de su auto infringido tutelaje". En nuestro criterio, tal tutelaje es mantenerse en un discernimiento meramente metafísico, sin apelar a la "razón práctica", es imponer su propia protección en resistencia al pensamiento experimental. Afirmaba ser su lema "Atrévete a saber". Quien vive sumido en impuestas fes supersticiosas, jamás arribará al verdadero conocimiento y derivado entendimiento.

La filosofía baconiana parte de un análisis anticipado de las ofuscaciones, referidas como "ídolos", en tanto tienden a disimular o al menos a camuflar la verdad científica. Estos, dice, son cuatro. Los de tribu ("idola tribus"), personales del ser humano, resumidos en trampas de los sentidos y de las consiguientes ideas por ellas generadas. Los "idola specus" corresponden a los prejuicios de cavernas, representados por las predisposiciones particulares de cada persona, creadas a través de su educación y de todo factor influyente en su naturaleza y forma de ser. Los "idola fori", o prejuicios del foro, relacionados principalmente con los convencionalismos sociales y las carencias de perfección lingüística. Por último, los prejuicios del teatro ("idola theatri") descriptores de las equivocaciones que, a título de dogmas, conducen al ser humano a aceptar - sin crítica - filosofías y formas de pensar apartadas de la razón.

Bacon, calificado como "uno de los grandes constructores de la mente del mundo moderno", es precursor de la "dignidad del saber", la cual busca mejorar la condición del hombre. Lo desarrolla en su obra El avance del saber. A esta se arriba por el cuestionamiento y resultante superación de maneras arcaicas e inútiles de filosofar, que arrastran a especulaciones sin esencia fundada. Desarrolla la "teoría de la inducción", que mediante un proceso sistemático de análisis y experimentación permite conocer las cosas como en realidad son. Aboga por un rompimiento con el pasado agorero - religioso y metafísico, no científico - que ha sido lastre fatal para la imperiosa necesidad de pensar bien, que es optimizar las circunstancias humanas.

T. Hobbes nace en Westport, Inglaterra, y estudia en Oxford. Ante la persecución sufrida por sus ideas respecto de la absolutez del poder real, emigra a Francia en 1640 donde es nombrado tutor de quien llegará a ser Carlos II. Muere en su país natal a la avanzada edad de 91 años, legando una trascendental obra. Sus analistas e historiadores lo incluyen entre los filósofos empiristas, siendo también un nominalista dada la importancia otorgada a los objetos, dejando en un segundo plano a los conceptos o ideas que se tenga en relación con aquellos. Se lo puede considerar igual, en consecuencia, un materialista. Su filosofía concilia el libre albedrío con el determinismo, en tanto la voluntad humana proviene de una cadena de causas, siempre ligadas a la necesidad, la cual no es un limitante para la libertad humana.

El pragmatismo hobbiano adopta visos dramáticos al desarrollarlo, ya en perspectiva política, en función de su observación del primitivismo humano. Dice, los hombres fueron egoístas con apetito de poder cuya vida estuvo marcada por la soledad, la pobreza, los desengaños y la brutalidad, que los obligó a convenir en un "contrato social". Recordemos que, a diferencia de la opinión ignorante de muchos, este no fue concepción de Rousseau sino del empirismo de Hobbes, sin perjuicio del aporte platónico dos milenios antes.

En cuanto a su "doctrina del estado", la instituye en la igualdad entre los hombres, quienes sin embargo se mantienen en permanente lucha: bellum omnium contra omnes. Malo no es el diablo, pero el hombre mismo. Este es el pesimismo de Hobbes, en cuya virtud el interés rudimentario de los humanos es someter al prójimo. Esa batalla en algún momento lleva a reflexionar y buscar el amparo de la armonía y de la concordia. El empirista arriba al Derecho, que es la libertad, y a la ley, que es la obligación. Varios filósofos del Derecho elaborarán alrededor del enunciado.

Para Hobbes el refugio en la paz lo encuentra el hombre desde que su "estado natural" es reemplazado por un "estado civil" racional... compromiso de uno con uno mismo.  (O)

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