Es la doctrina filosófica para la cual lo determinante es el saber a través de la experiencia que ofrecen los sentidos, y de la efectiva capacidad del ser humano para asumirlos más allá del mero pensamiento alrededor de las emociones. En la historia de la filosofía se lo toma como reacción a lo que venía siendo la tendencia, en la Europa continental, de abordar la reflexión con preeminencia en la metafísica. Nace en la Inglaterra de los siglos XVI al XVIII también como rebeldía ante la etapa medioeval que limitó la dignificación del entendimiento humano. Juega un rol preponderante el método inductivo, en virtud del cual el conocimiento es fruto del análisis objetivo - técnico o científico si se quiere - de la naturaleza de las cosas.
En el empirismo la razón experimental está llamada a colaborar con el saber, y con el poder que el entender ofrece al hombre, hacia la adecuada ordenación de los hechos sometidos a examen. En buena medida, el empirismo sienta las bases del desarrollo de una aproximación utilitaria y pragmática a la forma de concebir el mundo y de la presencia de la persona en el mismo.
Para el historiador español J. Marías (1914 - 2005), el empirismo fue determinante en la estructuración de la sociedad europea durante los siglos XVIII y XIX. Nosotros consideramos que igual se proyectó en el XX y consolidó en lo que va del XXI. Salvedad cabe hacer del período de excepción que representaron las décadas 30 y 40 del siglo pasado. Durante este se resquebrajaron básicos principios filosóficos de todo orden, de la mano del fascismo y del nazismo. Así como del franquismo que se prolongó por decenios, hasta el retorno de la democracia a España. En esta, corrientes progresistas pusieron a la nación en la senda de un pragmatismo humano, sustentado en empirismo legítimo, al cual se siguen oponiendo segmentos reaccionarios de la sociedad española.
La consolidación de sociedades europeas liberales ofreció al mundo occidental lecciones valiosas. Entre estas, de crítica al irracionalismo místico; de rechazo a la moral sustentada en prejuicios teocráticos y sociales; y, por cierto, de tolerancia a modos de pensar y actuar ajenos. Todo resumido en lo que Marías denomina buen sentido… el reconocido common sense inglés. Es tal vez el mayor y mejor aporte del empirismo; es decir, brindar al hombre una facultad crítica apartada de estigmas limitantes para su desarrollo intelectual y humanístico integral.
Las monomanías entendidas como servilismo a ideas obsesivas refutadas por la evidencia conforman la antípoda del empirismo, y por tanto son serios obstáculos a la honradez del pensar. Cabe así referir a la perturbadora postura de la Iglesia Católica, resumida en el Syllabus y la encíclica Quanta Cura (papa Pío IX, 1864). Estos reconvinieron a los errores dogmáticos producto de las ideas de avanzada que venían dándose durante al menos los cien años precedentes. Paradójicamente, refiere el papa a yerros concluyentes, abstrayéndose del hecho cierto de que pocas doctrinas son más dogmáticas que la religión católica. Remitámonos a algunas tesis del Syllabus contra las cuales el empirismo se sublevó: no es verdad que la filosofía se deba tratar independientemente de la revelación sobrenatural; es equivocación afirmar que ante conflicto entre las leyes civiles y eclesiásticas, deben prevalecer los derechos e intereses del Estado; es erróneo sostener que en las escuelas públicas el control académico debe tenerlo el Estado, siendo que sobre él está la iglesia; es incorrecto afirmar que no es conveniente considerar a la Religión Católica como la única válida con exclusión de otros cultos.
Ahondando en la historia a la luz de lo expuesto, ha sido la propia Iglesia Católica que con su intransigencia se ha encargado de gestar resistencias tanto a su doctrina como a su actuar. El empirismo bien entendido fue desaprovechado para acometer en un acercamiento racional a la fe católica, que sin cuestionarla sea mejor comprendida y transmitida. El escenario se complementa con la presencia de creyentes que se limitan a dar por válidos mensajes incoherentes de la jerarquía eclesiástica, la cual se aprovecha de la ingenuidad y/o ignorancia de fieles fundamentalistas. Son los practicantes reflexivos y capacitados en teología auténtica quienes sustentan la fidelidad cristiana, no aquellos que se limitan a refrendar lo que absorben sin crítica inteligente.
En el plano social en general, y político en particular, la influencia del empirismo es digna de resaltar. Las conquistas del laicismo, el respeto a los derechos humanos, la avenencia a todo tipo de diversidades y la reacción a opresiones de cualquier orden, son consecuencia de entender la sociedad con una perspectiva empírica. (O)