Forbes Ecuador
Burnout
Columnistas
Share

La salud mental definitivamente no es un juego y el burnout resulta una radiografía de la sociedad que a ratos parece estar profundamente enferma.

6 Septiembre de 2024 11.24

Probablemente no estés familiarizado con términos como: "Human Giver Syndrome, Gasligthing  o Burnout", sin embargo, es factible que tú o alguien de tu entorno, haya sufrido una de estas condiciones, relacionadas con la salud mental, en el ámbito laboral o personal. 

En enero del 2022 la OMS incluyó el síndrome de burnout en la 11ª edición de la Clasificación Internacional de Enfermedades  y  fue descrito como "un estado de agotamiento vital resultante del estrés crónico derivado del trabajo". 

La extenuación causada por estrés es un mal cada vez más enraizado en la sociedad y de forma silenciosa va carcomiendo la salud mental de la gente. Los diversos estudios reflejan que un tercio de los empleados, de una muestra realizada, han tenido un caso de agotamiento físico y mental en su lugar de trabajo.  Sin embargo, pocas empresas, instituciones o gobiernos tienen claridad sobre sus causas, su prevención o su cura. Y menos aún sus colaboradores.

No existe una razón única para llegar a este trastorno. Por un lado, está la falta de políticas sobre este tema en las empresas, pero más importante es la carencia de conciencia propia sobre cómo debemos manejar la vida de cada uno. Esto podemos verificar cuando observamos creencias que hemos desarrollado, como, por ejemplo, que el estar ocupado siempre y estresado mejor, es un símbolo de éxito, o que mientras menos horas de descanso afirmemos tener, más productivos y geniales creemos ser. 

El camino para quemarse tiene varios senderos. Todos se juntan al final y cada vez se vuelve más difícil detenerse a tiempo. El primero tiene que ver con nuestra propia mente, la que nos llena de ideas que no necesariamente son ciertas, pues provienen de experiencias del pasado, de supuestos que debemos alcanzar porque así lo establece el grupo que nos rodea, las redes sociales o la ambición desequilibrada. Hay que comprender que nuestra mente funciona siempre en contrastes, con dualidad: bueno, malo, negro, blanco, exitoso o perdedor. Y la vida no necesariamente es bipolar en todos sus aspectos. Entonces, si nos creemos todo lo que estamos pensando, corremos el riesgo de enfrentar la realidad y la consecuencia de ese choque podría resultar fatal. El ciclo inicia con un pensamiento: ¨a los 30 años debo tener todo resuelto económicamente¨. Lo cierto es que muy pocos tienen todo solventado a esa edad y entonces viene una emoción: la frustración, la ira o la culpa. El siguiente paso es una reacción generalmente equivocada, lo que desemboca en otra emoción y el circulo continua hasta que terminamos colapsados. 

Otra gran causa para llevarnos al burnout es lo que se llama el "human giver syndrome". Un estado en el que tratamos de atender las necesidades de todos y dejamos en el camino las propias. Muy común en madres trabajadoras o padres que por las circunstancias actúan en los papeles de padre y madre a la vez. Donde la carrera profesional, la crianza, las metas y los deseos de los demás, prevalecen sobre la salud propia, y mientras todo esto sucede, deben permanecer alegres, en buena forma física y sin quejas. 

El resultado de estas dinámicas se apreciará muy pronto con algunos de los síntomas del burnout. Un aumento del negativismo hacia el propio trabajo o cinismo relacionados con el mismo, reducción de la eficacia profesional, irritación, síntomas depresivos, desánimo, falta de voluntad y un cansancio exagerado. Logrando exactamente lo opuesto de lo que estábamos buscando.  En consecuencia, nuevamente requerimos un  punto medio entre nuestras necesidades y las de todos los demás. Una frase que leí sobre este síndrome, en el sentido de que podemos apoyar a los otros sin extraviarnos en el esfuerzo y que me resonó profundamente fue: ¨no necesitamos prendernos en fuego para calentar a los que nos rodean¨.

Hay muchas otras sendas de ese camino que te llevan al infierno y no todas pueden ser explicadas en un artículo, pero hay una evidente que nadie la ve venir y que está relacionado con nuestro equilibrio energético. Podríamos comparar al ser humano con una cuenta bancaria. Si solo gastamos sin parar, sin ingresar nuevos fondos, pronto nos sobregiramos y pagaremos los costos y los intereses. Lo mismo sucede con nosotros, física y emocionalmente. Si solo descargamos nuestra energía en tareas diversas sin la recarga correspondiente, aprenderemos a las malas que no hay acción sin consecuencia, y más pronto que tarde, el cuerpo y la mente la factura nos van a pasar. Cada uno debe encontrar lo que le quita energía y más importante como recobrarla. Para cada persona puede ser diferente lo que le drena: el conflicto, la mala alimentación, la incoherencia o la privación de sueño. Y distinto lo que le llena: la naturaleza, la música, la meditación, la presencia, el ejercicio o simplemente hacer una pausa a tiempo.

Hay mucho que hablar sobre este asunto para entenderlo en toda su complejidad y determinar los mecanismos para salir de este círculo que puede traer consecuencias graves como la depresión o la ansiedad. Es necesario tener claridad por ejemplo sobre el ciclo del estrés y su necesidad de terminarlo, pues una vez desaparecido el agente interno o externo que suscitó un evento, todavía hay que tratar con lo que queda grabado en nuestro cuerpo.  

En el sector empleador existe cada vez más entendimiento de la importancia de realizar monitoreos de las cargas de trabajo y condiciones saludables de desempeño de su personal y vemos lideres preocupados por el bienestar de sus equipos. Por otro lado, los criterios de manejo de personal que propenden a crear una caída rápida hacia el  burnout reflejados en frases como  "si no puedes aguantar el calor sal de la cocina", "aquí estamos on Call 24/7" o "tienes que aprender a vivir entre pirañas", van quedando arcaicos. 

La salud mental definitivamente no es un juego y el burnout resulta una radiografía de la sociedad que a ratos parece estar profundamente enferma. Es primordial que se reconozcan los riesgos de no mirar y mirarnos en este aspecto. Desde la perspectiva personal, es imprescindible evaluar lo que realmente queremos, recobrar la harmonía y empatía y poder dar los pasos necesarios para cumplir nuestros sueños, crecer en nuestros empleos o emprendimientos, pero sin perder nuestra salud en el intento.

10