¿Te sigue doliendo que Ecuador haya sido descalificado del Mundial? ¿Sientes iras, decepción, y que se ha muerto una ilusión en ti? Entonces es una excelente noticia. No voy a decirte que no debes sentirte así, o que a veces se gana y a veces se pierde. No te voy a decir que fue mejor haber estado o no haber ido.
¿Reconocemos lo que significa que miles de ecuatorianos se sientan decepcionados por no clasificar a octavos de final? Eso quiere decir que creímos, que nos convencimos de que somos capaces. De que por un momento era una posibilidad de que Ecuador siguiera avanzando en la Copa del Mundo. Esa esperanza es el motor más fuerte que nos permite ver nuestro potencial, de entender que, a pesar de ser un equipo joven, se midió a la altura de Países Bajos y ganó a Qatar en su casa.
Ahora, pensemos qué significa esta derrota para el progreso de nuestro país. ¿Qué tal si nos permitimos por un momento creer que somos capaces de dar la talla internacional en importaciones, de dar lecciones al mundo sobre sostenibilidad, de ser intolerables con la corrupción?
¿Qué tal si nos creemos el cuento de que Ecuador sí puede estar en el radar del mundo? ¿Sabías que desde el día que Ecuador ganó a Qatar se registraron más de 250.000 búsquedas en Wikipedia sobre nuestro país, duplicando el último pico que se registró en el terremoto de 2016? (4puntoCero). Si podemos despertar el interés del mundo con nuestra capacidad, imaginémonos el potencial que tenemos para dejar de ser el tesoro mejor guardado.
Ecuador cuenta con recursos naturales envidiables por muchas naciones, ubicación estratégica de exportación, millones de personas con espíritu emprendedor que están listas para trabajar y hacer la diferencia. ¿Qué nos faltaba? Creernos capaces. Y en este Mundial saboreamos lo que es sentir que sí se pudo.
La decepción colectiva es el mejor termómetro de que estamos bien, de que nos vimos superando a otros países. Esta frustración es una buena noticia para el país. Ecuador está en juego y tenemos a todos los jugadores alineados para ganar. Ahora solo falta soñar un futuro con las mismas ganas, apostando en la polla que sí podemos superar la delincuencia y luchar contra el desempleo. Que le podemos meter gol a la corrupción y ganarle en penales como líderes en cuidado ambiental.
Lo bueno es que este mundial no se juega cada cuatro años, lo jugamos todos los días cuando apostamos por Ecuador. ¡Y ya hemos clasificado! (O)