Algo extraño ocurrió el 14 de marzo de 2024 cuando el líder de la mayoría del senado estadounidense, Chuck Schumer, quien a su vez es judío y uno de los más fervientes partidarios de Israel, acusó al primer ministro, Binyamin Netanyahu, de haber perdido el rumbo y de estar demasiado dispuesto a tolerar el número de víctimas civiles en Gaza, lo que está ocasionando que el apoyo a Israel haya llegado a mínimos históricos en todo el mundo. Además, hizo un llamado para realizar elecciones anticipadas, algo que, de acuerdo a una reciente encuesta publicada en The Economist, muestra que más del 70 % de los israelíes quieren que las votaciones se adelanten respecto de su fecha prevista para finales de 2026.
Poco después, el presidente de EE.UU., Joe Biden, respaldó su mensaje y calificó a las declaraciones como un buen discurso. Hasta el momento, occidente está en una encrucijada. Por un lado, la guerra entre Ucrania y Rusia había juntado las voluntades de los países del hemisferio occidental. Sin embargo, el exterminio a civiles llevado por Israel coloca en una posición extremadamente incómoda a la hegemonía mundial. Es tan espeso el río de sangre que han dejado a su paso que Estados Unidos pidió un alto al fuego inmediato, Canadá suspendió sus entregas de armas al gobierno de Israel y la Unión Europea redobló el tono en contra de los próximos planes de invasión (todos los 27 Estados miembros). Según el medio de comunicación alemán DW, las acciones masivas de Israel en Gaza preocupan cada vez más, incluso a sus socios más cercanos.
La pesadilla en cifras
Solo para tener una idea de la escala del conflicto, se estima que, en los primeros seis días de la guerra, Israel arrojó 6.000 bombas sobre Gaza, que se extiende en una franja de tierra de solo 40 km de largo y 7 km de ancho. Esto es equiparable a la cifra récord que EE.UU. arrojó sobre todo Afganistán en un año. Según el Ministerio de Sanidad de Palestina, 32.000 personas (más de 13.000 niños y 8.400 mujeres) han muerto. Por su lado, la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas y la Organización Mundial de la Salud calculan que los ataques han dañado a más de la mitad de las casas en Gaza (360.000 residencias), 392 instalaciones educativas y 267 lugares de oración. También se informa que 12 de los 35 hospitales funcionan parcialmente y 83 % de los pozos de agua están fuera de operación.
En resumen, en Gaza cada 60 minutos se lanzan 42 bombas, 12 edificios se destruyen, 15 personas mueren (6 niños) y 35 personas se lastiman.
En nuestra ex 'isla de paz' la violencia parecía muy muy lejana, especialmente cuando sus voces venían de otros continentes, religiones, culturas e idiomas. Pero el conflicto armado en la franja de Gaza se ha convertido en una de las peores crisis sociales de la historia. Ecuador no está exento de su responsabilidad soberana con el resto del mundo y con el estricto cumplimiento de los derechos humanos, puertas adentro y afuera.
Mientras 1,1 millones de personas tuvieron que ser desplazadas del norte, los ataques a campos de refugiados persisten en el sur. Ahora, Netanyahu ha anunciado una posible ofensiva terrestre a Rafah, la ciudad más sureña de Gaza. Según la Corte Penal Internacional (CPI), atacar a poblaciones civiles es un crimen de guerra penado. Hoy, la comunidad internacional (nuestro país incluido) enfrenta el juicio de la opinión pública. ¿Estamos también demasiado dispuestos a tolerar el número de víctimas civiles en Gaza? Yo no. (O)