El mundo, tarde o temprano, va a cambiar. La economía se está transformando a pasos acelerados con los avances tecnológicos que la humanidad desarrolla. El periodista Andrés Oppenheimer dice que en América Latina, no hemos terminado de darnos cuenta de que estamos en la era de la economía del conocimiento, donde el trabajo mental vale cada vez más que el trabajo manual o el petróleo o las materias primas, que cada vez, valen menos.
Con esto en mente, es evidente que los recursos naturales no van a durar para siempre. El cambio de matriz energética que está atravesando el mundo hacia energías más limpias y renovables, a largo plazo, va a depreciar el valor del petróleo y derivados y, por lo tanto, la demanda y el precio. Con el tiempo, va a ser necesario sustituir la forma como ingresan divisas a nuestro país. Si tomamos en cuenta que Ecuador tiene una economía dolarizada, podemos aprovechar esta ventaja competitiva para convertir al país en un centro financiero internacional y en un hub tecnológico.
Utilizando ejemplos en otras latitudes, el éxito del modelo en Singapur se basó en fortalecer su sistema financiero y en generar incentivos para inversiones en temas tecnológicos. El crecimiento exponencial de Panamá, país cercano y parecido en algunas cosas a Ecuador, se basa en la seguridad que brinda su sistema financiero a los inversionistas y, por lo tanto, en la rentabilidad que esto produce.
Ecuador debería construir un camino similar. Podría ser una extraordinaria alternativa sustituir ingresos petroleros por servicios. Esto debe ser cuidadosamente planeado con el fin de mantener la solidez y eficiencia del sistema bancario y así promover las condiciones monetarias y crediticias adecuadas para la estabilidad y el crecimiento de la economía. De esta manera, se debería crear las condiciones apropiadas para abrir la inversión a bancos extranjeros y no favorecer a ninguno local de manera particular.
Generando incentivos adecuados, esto podría convertir a Ecuador en un lugar atractivo para desarrollar actividades financieras y crediticias desde el país hacia el mundo. Sería fabuloso tener un mercado lo suficientemente importante para que un gran número de bancos de diferentes partes del mundo, establezcan filiales para captar inversionistas que quieran aprovechar las condiciones que se puedan crear en el país.
Habría que hacer ajustes legales para atraer inversiones financieras y fortalecer las entidades de control. También, establecer mecanismos de protección con el fin de brindar seguridad jurídica, pero, sobre todo, crear incentivos fiscales que vuelvan atractivo a los inversionistas que ingresen al país.
La tecnología también puede ser un servicio exportable. Los desarrolladores ya no tienen un lugar de trabajo específico. Están donde mejores condiciones les dan. En esta época de internet e interconexión, se podría generar escenarios favorables para atraer centros de desarrollo tecnológico. Crear verdaderos hub´s tecnológicos con mejores condiciones tributarias e incentivos para invertir en este campo como zonas especiales. Este tipo de regímenes se están implementando en algunos países. Inclusive, Forbes sacó una nota hace unos días sobre cómo Texas le está apostando a este tipo de inversiones. Por eso, Ecuador debería aprovechar su ventaja competitiva y empezar un proceso de análisis y revisión para ser un ejemplo regional. Si no nos apuramos, seguramente otro país lo hará.
Volvernos un país que desarrolle inteligencia podría ser mucho más fácil que armar un centro financiero, ya que el impacto es menor y bastaría establecer una legislación adecuada que incentive captar estas inversiones. Sin embargo, estas propuestas son viables en la medida en que exista la visión para hacerlo y el compromiso de toda la población (no sólo de gobernantes de turno) para sacar adelante al país.
Nuestro país es pequeño en cuanto al tamaño de su mercado y el mundo cada vez es más grande y se expande exponencialmente, por eso, creo que esta sería una alternativa para aprovechar un recurso al que no le damos la importancia que se merece y captar este mercado global, cada vez más interconectado. Hay que generar los incentivos. El resto es cuestión de tiempo.
Dejemos de pensar en ideologías y obsesiones del pasado y veamos hacia adelante. Menos Eloy Alfaro y más emprendedores anónimos. Si, hay muchas cosas por hacer. ¿Y si lo intentamos? (O)