En el contexto actual de diversidad, equidad e inclusión (DEI), las empresas se esfuerzan por abrazar la diversidad en todas sus formas. Sin embargo, en este camino hacia la inclusión, la discapacidad en el entorno laboral, especialmente cuando no es visible a simple vista, tiende a quedar relegada en las sombras de los esfuerzos de inclusión en las empresas. Este tema es crucial para forjar un entorno laboral verdaderamente inclusivo, donde todas las personas, independientemente de sus circunstancias, puedan prosperar y contribuir plenamente.
Enfocarnos en la discapacidad no visible es esencial. Este término engloba condiciones de salud o limitaciones funcionales que no son evidentes a simple vista. Estas discapacidades pueden variar desde trastornos auditivos hasta lesiones cerebrales, trastornos psicosociales, trastornos de salud mental y condiciones debilitantes como la fatiga y el dolor crónico causados por enfermedades como la fibrosis quística o la hipertensión pulmonar. Aunque estas discapacidades no sean evidentes externamente, su impacto en la vida de quienes las experimentan puede ser significativo y, a menudo, subestimado.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) destaca que más de mil millones de personas, es decir, alrededor del 15% de la población mundial, vive con algún tipo de discapacidad. Estas cifras ilustran la magnitud de la discapacidad en la sociedad global. Condiciones como la depresión, la ansiedad y otros trastornos mentales pueden ser incapacitantes, aunque no siempre se evidencien externamente. La OMS reporta que la depresión y la ansiedad generan un costo de US$ 1 billón por año en pérdida de productividad. Este panorama subraya la urgente necesidad de abordar la relación entre la salud mental y la discapacidad no visible en el ámbito laboral.
A pesar de los avances en la inclusión empresarial, las discapacidades no visibles a menudo pasan desapercibidas. Según un artículo de la BBC, el 88% de los trabajadores con discapacidades no visibles prefieren no informar sobre su situación laboral para evitar estigma y discriminación. Esto destaca la importancia de crear un entorno seguro y de apoyo en el cual los empleados se sientan cómodos compartiendo sus necesidades y desafíos.
Las empresas deben adoptar medidas proactivas y específicas para abordar la salud mental y las discapacidades no visibles. La OMS recomienda capacitar a los administradores para que sean sensibles a las dificultades de aquellos bajo su supervisión. Asimismo, se sugiere brindar formación a los trabajadores sobre temas de salud mental y sensibilización para reducir la estigmatización en el ámbito laboral.
Para lograr esto se puede contratar defensores o consultores de inclusión para auditar políticas empresariales, realizar talleres de sensibilización y sugerir cambios que pueden incrementar el bienestar de los empleados hasta en un 45%, según investigaciones. Además, crear encuestas anónimas para recoger retroalimentación sobre la inclusión no solo ayuda a los líderes a identificar áreas de mejora, sino también demuestra un auténtico interés en el bienestar de los empleados.
El Harvard Business Review destaca que la discapacidad debe abordarse de manera personalizada, ya que la misma discapacidad puede manifestarse de manera diversa en distintas personas. En lugar de imponer políticas de discapacidad estandarizadas, se debe adoptar un enfoque personalizado que permita a los empleados especificar las adaptaciones que necesitan. La comunicación abierta y empática por parte de los empleadores es clave. Frases como "¿Cómo puedo prepararte para el éxito?" o "¿Qué puedo hacer como líder para apoyarte y ayudarte a rendir al máximo?" son herramientas poderosas para comenzar estas conversaciones.
En última instancia, la relación entre la salud mental y las discapacidades no visibles en el entorno laboral es un tema de vital importancia que merece atención y acción. Las empresas tienen la oportunidad y la responsabilidad de liderar hacia una mayor inclusión. Al adoptar un enfoque personalizado, brindar apoyo, fomentar la comunicación abierta y ser sensibles a las necesidades de sus empleados, pueden crear un entorno laboral en el cual todos tengan la oportunidad de contribuir. Una sociedad verdaderamente inclusiva valora y apoya a cada individuo, fomentando crecimiento y éxito en todas las áreas de la vida. (O)