Forbes Ecuador
escolar
Columnistas
Share

Luego de estos diálogos inusuales sentí mayor tranquilidad porque sí, hay gente que trabaja por la educación y lo hace pensando en los niños y niñas que necesitan una oportunidad para acceder al sistema. Ojalá existieran más emprendedores, científicos, académicos, servidores públicos y docentes que sueñen con lo mismo y generen impacto a través de lo que hacen.

20 Octubre de 2023 11.24

La columna anterior me dejó con una sensación de desesperanza, comentaba que, la deserción en este año escolar es la más alta en los últimos seis períodos académicos, según el Ministerio de Educación, 38, 238 niños y niñas no se han matriculado, en la Sierra y Amazonía. Sobre las causas con varias, pero las más destacadas nos hablan de que, la pobreza, la migración y el trabajo infantil provocan que en las aulas existan menos niños y niñas educándose y aprendiendo. Y claro, junto con esto la falta de motivación e interés por acceder al sistema educativo se va profundizando, pasando a un último lugar de prioridades.

Con estas cifras me había quedado con la sensación de no haber dejado nada alentador, ni tampoco ideas o estrategias con las que se pueda combatir esta situación, aunque el reflexionar y pensar críticamente sobre esta difícil realidad ya es algo, pero no es suficiente.  Solo afirmé que, la educación es un medio para transformar vidas y mejorar la calidad de vida, sin embargo, esto sin acciones concretas puede quedarse en bonitas palabras.

Pensaba en acciones constantemente para evitar que la deserción siga en aumento y precisamente hace algunos días tuve la oportunidad de participar en un evento denominado Diálogos inusuales de Edupasión “Conectando el aprendizaje: Tecnologías más allá de los dispositivos” producido por el Instituto Iberoamericano del Patrimonio Natural y Cultural – CAB, este formato de diálogo pretende reflexionar, mostrar y evidenciar buenas prácticas a nivel educativo a través de un encuentro distendido y ameno, en el cual con una moderadora y varias mesas de diálogo frente a una audiencia diversa, se topan temas vinculados con educación.

Fue una gran experiencia porque escuché testimonios fenomenales sobre lo que, la educación permite alcanzar y cómo ésta rompe los límites y brechas que genera la injusticia social.

De todos los ponentes debo mencionar que me generó un gran impacto el testimonio de Inti, quien ahora es un científico destacado, ganador de varios premios internacionales quien, nos contó que, a través de una entrevista y el haber ganado una beca pudo iniciar sus estudios superiores y desde ahí no ha parado de crecer a nivel personal y académico. Él nos hablaba de la importancia de su comunidad, puesto que, pertenece a una de las culturas de nuestro país y también, dio el mismo mensaje: que la educación es el mejor camino para ser mejores en todo sentido. Entonces ya éramos dos que desde diversos entornos afirmábamos lo mismo, quizá incluso porque a ambos nos tocó esforzarnos mucho para poder acceder a la educación superior y que, sin ayudas financieras y becas jamás lo hubiésemos logrado. En todo caso mientras le escuchaba solo pensaba que mi idea no estaba tan lejana a la realidad, la educación sí transforma vidas.

Otros testimonios, mostraban a profesionales totalmente apasionados por la mejora continua educativa, a través de buenas prácticas, innovación, educación disruptiva, y más ideas de impacto. 

Pude notar que, cada grano de arena de estos profesionales entregados a la educación estaba generando cambios. Hubo el testimonio de un graduado la carrera de Educación, Joel quien ahora ejerce la labor de docente de matemáticas, habló de la importancia de conectar y motivar a los estudiantes, de ir más allá de los contenidos. También, escuché ideas de emprendedores vinculados con gamificación y que, a través de la formación profesional docente, se pueden generar grandes resultados si, le brindamos la importancia que este proceso requiere. 

Son solo algunas ideas que puedo resumir en esta columna, lo que más destaco es que todos los ponentes estaban comprometidos con lo que hacen y tenían mucho entusiasmo por brindar oportunidades que generen mejor calidad educativa y acceso a la misma.

Creo que, luego de estos diálogos inusuales sentí mayor tranquilidad porque sí, hay gente que trabaja por la educación y lo hace pensando en los niños y niñas que necesitan una oportunidad para acceder al sistema. Ojalá existieran más emprendedores, científicos, académicos, servidores públicos y docentes que sueñen con lo mismo y generen impacto a través de lo que hacen. Solo a través de redes y de manera cooperativa podremos dar fuerza este derecho que, a veces parece estar en terapia intensiva. (O)

10