Enero empieza perezoso, con bostezos. Nos trinca medio aturdidos y con los estragos de la fiesta. Desperezarse lentamente resulta inevitable. Vuelven con sigilo las nuevas sensaciones y desafíos. La conciencia se prende de a poco y nos recoloca en el vértigo de la vida. Con sus colores brillantes y sus dolores agudos.

Se nos viene un año intenso, retorcido, impredecible. Llegarán nuevas capítulos de la vida política como el cambio de las más altas autoridades y sus programas. Se reeditarán conflictos pendientes como seguridad, empleo, energía, servicios. También la telenovela de Abad, con sus pujos de poder y sus aliados de oportunidad. Y la legitimidad o no de hacer campaña desde el poder. Y sin duda, en el 25 aparecerán además nuevos nudos y apremios.

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Muchas novedades para el 25. Mencionamos tres, cercanas y significativas: el desenlace del asesinato de los niños negros, la campaña electoral, y la nominación de nuevo fiscal. Demandan nuestra máxima atención. El que se descuida, pierde... Desmenucemos algo de cada uno.

Cuatro niños fueron secuestrados, golpeados e incinerados. La "desaparición forzada" cerró el año, sacudiendo instituciones y conciencias. Steven, Nehemías, Josué e Ismael fueron encontrados muertos. 16 militares implicados están con prisión preventiva. La crueldad y el sadismo se han expresado desafiantes. El golpe es mayor porque se trata de niños y porque son negros, pobladores históricamente excluidos... Provoca asco, sin embargo, la manipulación de las muertes que hacen ciertos grupos con fines electorales; los niños quedan reducidos a un pretexto.

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Dos tareas urgentes resultan imprescindibles: investigar a fondo y con celeridad, y sancionar sin contemplaciones ni privilegios. Y dos preguntas, que circulan merecen respuestas sólidas. ¿Por qué los militares no entregaron a los niños (si estaban realizando algo irregular, no probado todavía) a la policía más cercana?. ¿De qué mafia se está hablando y cuáles serían sus móviles para matar sin piedad?. 

La elección del Fiscal muestra opacidades y coloca a la impunidad sobre la mesa. Los correístas saben el valor estratégico de esta función. No lograron -a pesar de múltiples intentos- bajarse a la fiscal Diana Salazar. Hoy, con mayoría en el Consejo de Participación, desatarán un nuevo vendaval para poner a alguien de confianza. La mentada transparencia precisa más que nunca evidenciarse.

CAMPAÑA INTENSA PERO OPACA

Y llegó la campaña electoral. Tiempo de artimañas y artificios. Tiempo de lavado de cerebros y propaganda asfixiante. No importan las propuestas serias. Interesan los mensajes que pegan, que mueven emociones, que colocan personajes, que despiertan ilusiones. Y junto con ellos, la entrega de "cariñitos" que se reparten: camisetas, gorras, alimentos... Las ideologías pasan a segundo plano. Si hay que ser populistas, populistas serán. Si hay que ser anti estado, en anti estado se convertirán. Si hay que disfrazarse, disfraces conseguirán. Se les va las babas por el poder.

Y bueno, ahora tenemos 16 binomios en combate (los asambleístas merecen otro capítulo). La mayoría, personajes desconocidos y con escasas luces. Se saben perdedores, pero aún así entran en carrera: por los recursos, por los egos, por las posibilidades de negociación, por anotarse a futuras eventos. Perdedores que ganan a costa nuestra. 

Una campaña para medir quién pierde más y más rápido. Dos encuestas de fin de año ratifican las tendencias. Dos binomios con posibilidades, ambos con sombras y fantasmas que les persiguen. El Presidente Noboa con el desgaste inevitable de gobernar y por el tema de los apagones y los niños negros. La correísta Gonzáles por el empecinamiento con la impunidad, por la obsesión del retorno, por las complicidades con Venezuela y el Socialismo XXI. 

Detrás de ellos, y mediando un abismo de puntos, aparecen los demás figuretes. La mayoría no alcanza ni al uno por ciento. Vergonzoso... Son apreciaciones muy preliminares, es cierto. Y cambiarán conforme avance la campaña y se muestren las estrategias mágicas. Algunos analistas no excluyen la posibilidad de una tercera opción que surja poderosa en estas semanas. Habrá que tener los ojos bien abiertos...

No hay cómo detener el tiempo. El bostezo de inicio de año puede tornarse en frustración y rabia ante la avalancha de necesidades. El paisito precisa un quiebre en las políticas de parche, de apagar incendios. Necesita mirada amplia, sistémica, estructural, con perspectiva que dé sentido a las acciones puntuales. Lo urgente y lo importante no pueden caminar por sendas distintas. (O)