¿Por qué nos debe preocupar el precario sistema educativo actual? Me parece que es una creencia generalizada el que la educación no haya evolucionado al mismo ritmo que otras industrias. Es de conocimiento mundial que mecanismos memorísticos y principalmente centrados en el profesor no son los adecuados para el desarrollo de nuevas generaciones.
Si esto es conocido, ¿por qué no hay una acción más participativa de la comunidad en general para cambiar estos sistemas? La urgencia de cambio es un término utilizado para describir la percepción de necesidad que tiene un grupo de personas de incomodarse a cambiar. Si el cambio representa una incomodidad, es porque implica exponerse a aprender cosas nuevas, a desafiar nuevas destrezas y a apostar hacia algo que no se sabe si va a funcionar. Son pocos los que realmente lo implementan. Es por eso que, a pesar de que el 98 % de los CEO identifica la innovación como prioridad, son pocas las empresas realmente innovadoras.
La innovación es un camino que expone falencias, que requiere de agilidad y, sobre todo, apertura para cambiar lo que muchas veces está embebido en nuestra forma de pensar. Para calmar nuestra culpa por falta de acción, se hacen cambios de supuesta innovación, en los que se incluyen pantallas, nuevos currículos, nuevos textos que, con nueva forma, no cambian el fondo de un sistema absurdo. Si supiéramos algo sobre el funcionamiento cerebral, nunca diseñaríamos las escuelas como son ahora, dijo el neurocientífico John Medina. El problema no es que no sepamos qué hacer, sino que no hacemos lo que sabemos.
Pero el mayor problema recae en que confiamos en que la experiencia de los que toman las decisiones es suficiente o incluso necesaria para diseñar o mejorar el sistema. José Torres, innovador colombiano, dice: El riesgo más grande para un sistema que evoluciona es dejarse arrastrar por personas que son expertas en un mundo que ya no existe. Entre mayor evolución, disminuye la vida útil del conocimiento y la experiencia. Esto nos lleva a preguntarnos ¿cuál es la experiencia que estamos utilizando para evolucionar en este sistema, es decir, en las necesidades de la época de la revolución industrial? Si el futuro se construye escuchando el mercado, entendiendo las tendencias y siendo fiel a los valores, ¿por qué aceptamos un sistema caduco? De pronto el sabio, quien fue la voz de influencia en el pasado, ¿no es la mayor referencia para el futuro?
Tener la madurez para desafiar las ideas que heredamos requiere de mucho análisis crítico. Por ejemplo, en la educación, cuando invitas a un grupo de personas a repensar la escuela, la mayoría, por no decir todos, utilizamos las mismas premisas que forman parte del problema para diseñar el nuevo escenario. Seguimos asumiendo que deben haber aulas, que debemos tener textos escolares, incluso me atrevo a decir que seguimos diseñando un futuro con la misma relación estudiante-profesor. Un verdadero rediseño se logra desaprendiendo lo que sabemos e incluso introduciendo nuevas piezas y eliminando otras por completo. Debemos partir de que la educación no es el sistema sino la experiencia del estudiante, y eso sí se puede transformar.
El cambio educativo no es solo cuestión de los educadores, debería quitarle al sueño a los economistas, a los sociólogos y más a los líderes políticos. Esta poderosa herramienta de cambio potencialmente puede sacarnos de nuestra situación de vía de desarrollo, hacia un país desarrollado. Como lo dijo Theodore Schultz, ganador del premio Nobel, la educación es la única forma de escapar de la pobreza. Pero no solo es asunto de inversión, se trata de planificar una inversión inteligente.
La inversión más profunda es la creación de, como yo los llamo, los nuevos agentes DEA (Diseñadores de Experiencias de Aprendizaje). Estos nuevos agentes que tienen que desaprender las trabas del sistema tradicional y programar un nuevo modelo, ya no son responsables de la enseñanza, sino del aprendizaje. Que, aunque suene similar, requiere de destrezas completamente diferentes. Estos adultos requieren capacidades atípicas del maestro tradicional. En consecuencia, todo el ecosistema educativo cambiará por la introducción de esta nueva especie. Nuevas destrezas, conocimientos y aptitudes serán el resultado de estas nuevas interacciones.
La inclusión de la tecnología es clave para este nuevo modelo, pues reconoce nuestra increíble capacidad autodidacta para evolucionar y adaptarnos a los nuevos entornos. Peter Diamandis, innovador, emprendedor y líder de la Fundación X-PRIZE, ha sido vocero de un cambio radical en los sistemas educativos tradicionales, proponiendo maneras disruptivas de llevar a cabo profundos cambios de manera real, a través de propuestas que vienen de profesionales y soñadores de todo el mundo. Sabemos que hay excelentes ideas y propuestas, solo que estamos sesgados a escuchar a la voz de la experiencia, como si esta nos fuera a guiar hacia el futuro.
La innovación educativa se va a dar con una acción colectiva. Con una fuerte convicción de que los cambios profundos se dan con el reconocimiento que nos afecta a todos. Futuras generaciones tienen la oportunidad de crecer, crear y participar activamente en las sociedades gracias a su educación. Lamentablemente hoy, los niños no necesariamente aprenden gracias a la escuela sino a pesar de ella. (O)