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la nina de napalm
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"La penicilina se inventó por casualidad, el napalm no", Jaume Perich. Humorista Catalán.

19 Junio de 2024 15.59

Han pasado cincuenta y dos años, desde que el mundo vio horrorizado la fotografía conocida como “La niña del Napalm”. Kim Phúc Phan Thi, una infante de apenas nueve años, corría desnuda por una carretera - con graves quemaduras en su cuerpo - dando gritos de dolor después que el ejército de Estados Unidos, el 8 de junio de 1972, arrojara napalm, un líquido más inflamable y persistente que la gasolina, sobre la aldea Trang Bang de Vietnam. Un fotógrafo nativo llamado Nick Ut que cubría la guerra para la agencia AP (Associated Press) inmortalizó el momento y con ello denunció el padecimiento cruel, inhumano y brutal que venía sufriendo la población civil vietnamita. El New York Times dijo sobre la famosa foto: “…alimentó el creciente sentimiento antibélico en Estados Unidos y tal vez apresuró el final de la guerra”.

Durante la campaña de Vietnam, se lanzaron tres veces más bombas que en la Segunda Guerra Mundial, estudios sobre este conflicto afirman que “entre setenta y ochenta millones de litros de materiales herbicidas y defoliantes “fueron empleados en el cumplimiento de la denominada Operación “Ranch Hand” que buscaba arrasar los cultivos locales y limpiar la tupida selva para divisar al enemigo y destruir sus fuentes de abasto. Con este propósito se emplearon varias substancias, pero dos se destacaron por su poder destructivo y altamente letal: el napalm y el agente naranja. El primero un combustible gelatinoso que se adhiere a todo: seres vivos, vegetación, edificios, casas y suelo. Al contacto con el oxígeno y empezar a combustionar el napalm alcanza temperaturas superiores a los mil grados Celcius, los suficientes para devastar campos, forestas, sembríos, caminos, puentes, aldeas y poblaciones enteras

El “Agente Naranja” llamado así por las franjas de ese color en sus etiquetas, una funesta combinación de dos herbicidas hormonales conteniendo dioxina, sustancia tóxica que altera el genoma humano y provoca varias enfermedades mortales como la leucemia o varios tipos de cáncer. El agente naranja aparte de dañar y liquidar todo vegetal a su paso, persiste por tiempo prolongado en el agua y en la tierra, contaminando y envenenando suelos, ríos, pozos, corrientes freáticas subterráneas y ocasionando gravísimas consecuencias en todo ser vivo expuesto a su tóxica acción.   Fuentes bien informadas dan a conocer que “las continuas aspersiones aéreas del napalm y el agente naranja ocasionaron la muerte de más de tres millones de vietnamitas y el nacimiento- durante y después de la guerra- de medio millón de niños con mal formaciones genéticas “.

Tanto el napalm como el agente naranja, fueron fabricados- a pedido del ejército norteamericano -por organizaciones químico- comerciales, dedicadas principalmente al área de los pesticidas, entre ellas dos  gigantes transnacionales con presencia en casi todo el mundo y que en su momento se mostraron como “abanderadas de la guerra química” cuyas sedes principales se hallan en Estados Unidos y que han dejado, no solo por su presencia en Vietnam, una fatal impronta en la historia de la humanidad.

Una de ellas, la que fabricó el napalm, reconoció a medias su cruenta participación en la guerra de Vietnam, por demandas judiciales entregó unos cuantos millones a un fondo destinado a las “víctimas colaterales”, es decir a los soldados norteamericanos que fueron expuestos a las aspersiones aéreas, pero el reclamo legal de los habitantes vietnamitas nunca fue tomado en cuenta.   En el año 2015 se fusionó con uno de sus grandes competidores para dar lugar a una nueva empresa que está valorada actualmente en 130. 000 millones de dólares , con  45.000 empleados, ventas superiores a los cincuenta mil millones de dólares anuales , con presencia en más de ciento ochenta países  pero con una dudosa y cuestionable conciencia ambiental .

La otra corporación agroquímica, fabricó y suministró el agente naranja al Departamento de Defensa, de los Estados Unidos y este mediante miles de operaciones aéreas le convirtió “en el líquido más rociado sobre Vietnam”.  Concluida la guerra, la trasnacional se dedicó de lleno al negocio de los pesticidas, la ingeniería genética y las semillas transgénicas, tampoco admitió su tenebroso y oscuro papel en el doloroso conflicto bélico asiático.  En sus laboratorios- a partir del agente naranja- aparecieron para el mercado mundial dos famosos y controvertidos herbicidas. Ambos con una trayectoria nada limpia, llena de muerte y saturada de millonarias peticiones judiciales en todo el mundo, con la constante prohibición de empleo en cada vez más países. En septiembre del 2016, la corporación norteamericana fue comprada por un gigante farmacéutico alemán por USD 66.000 millones de dólares convirtiéndose esta transacción en la mayor fusión de la historia, permitiendo con ello, un estratégico cambio de denominación del nuevo grupo químico-comercial, cuyas ejecutorias – pasadas y presentes- jamás se han borrado de la memoria colectiva del mundo.  

En nombre de millones de víctimas , de los niños que nacieron con malformaciones genéticas, de los discapacitados, de inimaginables daños al ambiente – que perduran hasta hoy- del envenenamiento de selvas, cuencas hidrográficas y suelos pero sobre todo de la dignidad de un pueblo, una octogenaria mujer de origen franco- vietnamita de nombre Tran To Nga, que venía pidiendo justicia desde décadas atrás y cuya tesonera lucha  despertó simpatías y decididos respaldos en todo el planeta, demandó  a 14 grupos agroquímicos – todos proveedores del ejército norteamericano durante la guerra de Vietnam- y al fin el 7 de Mayo un Tribunal de Apelación de París , al que fue a parar el tormentoso juicio, después de escuchar los alegatos de las partes, determinó que el 22 de Agosto emitirá su inapelable fallo.

 Entre los demandados constan las millonarias corporaciones que cambiando su nombre no pudieron eludir sus responsabilidades.  El cargo principal de que se les acusa, está el haber suministrado al ejército norteamericano las sustancias químicas que produjeron “una de las peores tragedias en la Historia Contemporánea del mundo” y de cuyos letales efectos tenían suficiente conocimiento.  (O)

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