De exportar materias primas a exportar talento, el gran desafío de Latinoamérica
Diego Garagorry COO de Nearsure
Diego Garagorry COO de Nearsure
A lo largo del siglo XX, Latinoamérica cumplió un rol central en la economía global como exportador de materias primas y lo sigue teniendo hasta hoy. Mientras el mundo necesita petróleo, carne, soja, tabaco y alimentos, la balanza comercial de muchos países resulta positiva. Se trata de un fenómeno histórico, largamente descrito y estudiado.
Sin embargo, los cambios de la economía global, principalmente ligados al desarrollo tecnológico, empiezan a requerir otro tipo de necesidades. Y mientras los bienes mantienen su valor, la exportación de servicios crece de manera exponencial y tiene una proyección de cambiar la matriz que históricamente marcó a los países latinoamericanos. ¿Seremos capaces de aprovechar esta oportunidad? Alerta de spoiler: estamos en vías de lograrlo.
El escenario de los próximos años es el siguiente: en 2030 habrá un déficit de 4,3 millones de profesionales en la industria IT y 1,2 serán en Estados Unidos, según la consultora internacional Korn Ferry. Esto tendrá un fuerte impacto en la economía, considerando que el 5,4% del PBI global es generado por las tecnologías y los servicios móviles (GSMA, 2023).
Las principales compañías estadounidenses, chinas y europeas compiten en una carrera, donde no parece haber una meta sino una consecución de hitos que van marcando el progreso tecnológico. En esa competencia, la contratación de servicios remotos en algunos países de Asia o América Latina se volvió una solución eficiente por lo económico y por la habilidad del talento. Lo que empezó a cambiar en el último año y continuará en 2024 es la preferencia, principalmente desde Estados Unidos, por los empleados latinos.
En promedio, los pakistaníes, filipinos e indios comenzaron en el mercado freelance en 2015, mientras que el boom latinoamericano se inició en 2020, de acuerdo con un informe reciente de la plataforma de pagos enfocada en nómades digitales, Nebeus. Pero los cinco años de diferencia en la experiencia se empiezan a recortar con otros factores. El principal, es que hay un cambio de modelo: del offshoring al nearshoring.
Esto implica que pasamos de un mundo donde los procesos se llevaban a cabo en el extranjero por una cuestión meramente de costos más bajos a un modelo donde se prioriza la cercanía geográfica y cultural. Tener lazos culturales en común, un buen dominio de la misma lengua y compartir un huso horario más cercano son determinantes a la hora de escoger empleados. También hubo un cambio en la gestión de muchos proyectos y de una metodología “de cascada” se pasó a una de metodologías ágiles. Es decir, con una mayor participación del cliente durante el proceso y un esquema más desestructurado. En eso, se suele valorar la adaptabilidad de los latinoamericanos, su buen manejo del idioma inglés y su know-how.
El fenómeno es tal que hay consultoras indias, que antes conseguían talento en su país para empresas de Estados Unidos, realizando aperturas de oficinas en América Latina.
El nearshoring (o dislocación cercana) con América del Norte es una oportunidad que agregaría 78 mil millones de dólares anuales a América Latina y el Caribe, según un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo en 2022. Por eso, además de exportar materias primas, la región se verá altamente beneficiada si profundiza la exportación del talento.
Uno de los aspectos a mejorar será la productividad. Desde la década del 80' la tasa de crecimiento promedió 0,4% anual, una quinta parte de otras economías en desarrollo, según la Organización Internacional del Trabajo en 2022. El diario The Economist publicó un polémico artículo “A land of useless workers”, al que después cambió el titular, pero enumeraba algunas causas: falta de inversión en capital humano, deficiencia en la calidad de educación y barreras estructurales como la informalidad laboral, la presencia de oligopolios y la ineficiencia del sector público. Las mejores serán indispensables para aprovechar esta posibilidad histórica de exportar talento.
La consultora McKinsey en 2023 presentó un informe donde remarcó que la mejora en la productividad era esencial para el éxito y ejemplificó los factores que lo permitieron en otros mercados emergentes: “la inversión nacional, así como la apertura a los flujos de capital extranjero, la integración con los mercados de exportación globales y un entorno empresarial que fomenta la competencia y el crecimiento de las grandes empresas”.
Mientras Latinoamérica define hasta qué punto es capaz de potenciar este nuevo mercado de exportaciones, el mundo tecnológico tiene un desafío y una amenaza que resolver: por un lado, aprovechar la inteligencia artificial, capaz de incrementar el PBI global en un 7% en 10 años (Goldman Sachs) y por el otro, prevenir los ciberataques que son uno de las 10 riesgos globales, según el Foro Económico Mundial. El mundo deberá prepararse. Latinoamérica, también.