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"La alimentación y la agricultura son el frente y la espalda de un mismo cuerpo". Masanobu Fukuoka (Agricultor y filósofo japonés)

13 Marzo de 2025 03.30

Cuando se afirma que "Ecuador es un país con vocación agrícola" se alude, entre otras cosas, a la calidad de sus suelos, a la privilegiada ubicación geográfica o a la cantidad de pisos climáticos que posee, de allí que no sorprende la enorme diversidad que diariamente se encuentran en mercados, ferias y demás sitios de expendio : frutas, legumbres, hortalizas y flores- producidas por agricultores de nuestra tierra- se exhiben y comercializan todo el año, destacándose siempre la cosecha de "temporada", tanto por su frescura como por su precio.

El paisaje del agro ecuatoriano, el de la "vocación agrícola", ha cambiado-especialmente el serrano, antes lleno de multicolores formas y retazos, para convertirse en un monótono y frío enjambre de plásticos donde a modo de gigantescos laboratorios miles de personas se dedican a cultivar vegetales de todo tipo, flores de formas y colores inimaginables o demandadas y raras hortalizas. Estos emplasticados sembríos- su mayoría para atender requerimientos cada vez más significativos del extranjero- han determinado no solo la transformación del entorno andino sino de manera concreta el destino final de sus cosechas, de allí que no es extraño encontrar rosas ecuatorianas en Rusia, espárragos o brócolis nacionales en las mesas de Estados Unidos, Alemania, Países Bajos o Japón.

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Con el paso de los años y el esfuerzo de sus gentes, Ecuador se convirtió en el "primer exportador mundial de banano", siendo su presencia permanente en muchos países.  El cacao - del que incluso se afirma nació en nuestra amazonia - es internacionalmente calificado y altamente valorado. El café rubro constante y apreciado en diferentes localidades hizo lo suyo y sus enormes cualidades le ubicaron en las mejores vitrinas comerciales, así tres cultivos emblemáticos de tierra tropical ecuatoriana, a partir del siglo XX, dejan ver su impronta en todo el planeta y aseguran una notable contribución a la economía nacional. 

El agro serrano estuvo alejado mucho tiempo- demasiado- de la posibilidad exportadora, sus fértiles tierras giraron siempre alrededor del consumo local: multiplicidad de cultivos básicos en la canasta alimenticia ecuatoriana: papas, maíz, habas, alverjas y muchas legumbres, frutas y hortalizas tradicionales, así como extensas praderas destinadas al sector pecuario mientras parte de las llamadas superficies marginales se dedicaban a una demanda maderera puramente doméstica y otros con más altura, entre páramos y pajonales eran declarados como suelos "custodios del agua".

A mediados de los años 60 del pasado siglo, inmigrantes italianos afincados en la provincia de Cotopaxi, comenzaron a cultivar una hortaliza llamada brócoli (Brassica oleracea var. itálica) con semillas y técnicas traídas de su lejana tierra y que únicamente era destinada para consumo de sus familias y amigos. Hasta ese momento el brócoli, hortaliza emparentada con la col y la coliflor era totalmente desconocida por los ecuatorianos que ignoraban su cultivo, su alto valor nutritivo y desde luego sus amplias aplicaciones culinarias.

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En la década de 1970, el brócoli interesó a un grupo de agricultores visionarios del sector de Salcedo y Latacunga que comenzaron paulatinamente a familiarizarse con esta nueva planta y después de comprobar sus altos rendimientos, se entregaron a varios frentes de estudio: investigaron mercados externos, midieron sus exigencias, estudiaron su legislación fitosanitaria. Contemplaron canales de distribución, vías de transporte, dimensionaron su demanda y arrancaron con el sueño de exportar brócoli, idea que en el papel se veía muy ventajosa, pero no exenta de riesgos.

 Se buscó asesoría y financiamiento, se trajeron semillas de diferentes variedades, se ensayaron distancias de siembra, tipos de riego, se midieron reacciones al medio ambiente, se probaron sistemas de fertilización; se fue tratando y conociendo el cultivo, se propuso a lugareños que entre curiosos y entusiastas se adhirieran al novedoso proyecto. Se construyeron centros de acopio, se instalaron plantas frigoríficas y se probaron varios sistemas de embalaje. La aventura exportadora arrancó con más dudas que certezas.

Para 1980 aparecen empresas procesadoras y exportadoras de brócoli como Compañía Agrícola del Ecuador (CAE) y la Empresa Agrícola del Valle (EAV) que ante la creciente demanda, decidieron expandir gradualmente el cultivo a otras provincias serranas: Pichincha, Imbabura, Tungurahua y Chimborazo, fomentando su siembra entre agricultores medianos y pequeños , haciéndose cargo de todo el proceso productivo, desde la asistencia técnica que arranca con la entrega de plántulas, prácticas culturales , controles sanitarios  y cosecha hasta su manejo y posterior despacho, actuando como "puente" entre "brocoleros" locales y los mercados del mundo.

En la década de los 90, el brócoli se convierte en uno de los principales productos hortícolas del Ecuador, su hectareaje de cultivo va en aumento, nuevos mercados aparecen, la demanda sigue expandiéndose y la exportación se consolida. Ingresan nuevas variedades al campo ecuatoriano, se aplican novedosos sistemas de producción, se generaliza el uso de invernaderos especiales y el empleo del riego por goteo permite un mejor aprovechamiento del recurso hídrico.

El año 2020- época de la pandemia de COVID-el valor de exportación de brócoli alcanzó los 143 millones de dólares, mientras su producción exportable superó las 40.000 toneladas anuales, siendo sus principales destinos Estados Unidos, Canadá, la Unión Europea y Japón.

Entre las ventajas competitivas del brócoli, producido en Ecuador, están un clima con temperaturas moderadas y un óptimo nivel de precipitaciones, un suelo con buena estructura provisto de nutrientes necesarios, una excelente calidad de luz, una mano de obra calificada y con experiencia y desde luego puertos y aeropuertos modernos que permiten un flujo comercial satisfactorio.

Para el año 2025, se estima que la producción anual de brócoli rebasará las 60.000 toneladas anuales, cuyo porcentaje exportable en una cifra cercana al 95%, deja al mercado local un 5% para una población que hace cincuenta años desconocía esa hortaliza y que ahora la reconoce como infaltable en su dieta.   (O)

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