Cuidado que podrías ganar
Ningún gobierno nuevo de cualquier tendencia que sea podrá cambiar la situación del Ecuador de un año al otro y esa la razón por la que debemos analizar con detalle qué nos ofrecerán las distintas candidaturas. Si alguien nos ofrece cambiarlo todo de un año al otro, ese será justamente el que nos está mintiendo.

Como ya es costumbre en el Ecuador, para las elecciones de febrero de 2025 tendremos una papeleta que incluirá a más de una docena de candidatos presidenciales y, como es costumbre de nuestra clase política, la demagogia se centra en el diagnóstico catastrófico inmediatista y el planteamiento de soluciones mágicas y absurdas. Sabemos que todos los candidatos se concentrarán en tratar de ganar la elección, pero realmente sabemos si ya se han hecho la pregunta de "¿qué va a pasar si gano?".

Lo que muchos de ellos al parecer desconocen es aquella paradoja de el ganar perdiendo o perder ganando. Por ello, siempre es bueno tener mucho cuidado con lo que desea, porque a lo mejor se les hace realidad. El problema es que estamos ante un escenario nacional caótico, de carácter sistémico y estructural que, al igual que al actual presidente, le estallará justamente al candidato que corra el riesgo de ganar y hacerse cargo de una grave 'papa caliente'.

No vamos a elegir un Mesías, no vendrá Jesús por segunda vez y pondrá una varita mágica en el Banco Central, en el Ministerio de Finanzas o en los campos petroleros y mineros. Lo deseable es que llegue alguien con un plan económico que, en un número determinado de años -no menos de cuatro-, nos enseñe algo de luz en medio de la oscuridad que estamos viviendo.

Tampoco podemos pretender que un presidente candidato en un período de transición llegue a cambiarlo todo. Ningún gobierno nuevo de cualquier tendencia que sea podrá cambiar la situación del Ecuador de un año al otro y esa la razón por la que debemos analizar con detalle qué nos ofrecerán las distintas candidaturas. Si alguien nos ofrece cambiarlo todo de un año al otro, ese será justamente el que nos está mintiendo. 

El grave problema de provisión de energía que tenemos, por ejemplo, no obedece únicamente al haber atado el país a una sola matriz de generación, sino también al sacrosanto monopolio estatal que controla este sector. Cambiar aquello y diversificar la matriz de generación y ampliar la participación de otros actores en esa actividad implicará tomar decisiones en el mediano y largo plazos.

Cosa similar ocurre en cuanto a dinamizar la inversión pública para apalancar proyectos que estimulen también la inversión privada. ¿Por qué no iniciar el tan ansiado proyecto de autopista multimodal entre Quito y Guayaquil, para autos y trenes eléctricos, aplicando alicientes tributarios y societarios, de modo que el capital privado nacional e internacional invierta en el Ecuador y así generar más puestos de empleo, más ingresos a la seguridad social y mayor recaudación tributaria? El Perú está haciendo algo así con el puerto de Chancay, que se convertirá en el hub más grande del Pacífico Latinoamericano y en el que se ha colocado una inversión inicial de 3.000 millones de dólares.

Solo espero que nuestros candidatos tengan todo esto en su radar y no solo el ganar la elección a como dé lugar y "mañana, ya veremos". (O)