Hola, con optimismo confío que estas palabras, sirvan de inspiración a algunos de l@s lector@s; permítanme contarles mi historia?
I El inicio. - El deseo de emprender siempre estuvo en mi mente; tuve mis pequeños intentos a los 21 años, los cuales terminaron cerrando, pero que sumaron en mi carácter y experiencia. La vida me llevó por el derecho empresarial y bancario, y me acostumbré a ganar mensualmente primero en la calidad de empleado, y luego de ejecutivo, procurador y representante legal de entidades bancarias. El camino fue difícil y me demandó mucho esfuerzo, así como recorrer el km extra. Recuerdo, los domingos tarde sentía ansiedad; e intuía que, a cambio de “seguridad económica”, estaba sacrificando mi futura libertad...
II “No es cuánto ganas, sino cómo te sientes?”. - No me arrepiento haber iniciado mi vida económica con relación de dependencia, ya que me permitió entender el mundo corporativo, y generar contactos, amigos y conocidos, lo cual ha sido positivo y me siento agradecido. Curiosamente, la “gran decisión” de renunciar cuando tenía 33 años, fue cuando más ganaba (una parte en dólares que ahorraba, y otra en sucres que era destinada a los gastos mensuales), el país no estaba aún dolarizado. Cuando renuncié, empecé en la sala de mi departamento, comprado 6 años antes, la misma que adecué como Consultorio Jurídico. Al poco tiempo, vino el congelamiento bancario y con éste la dolarización. Pese a que llovía fuerte, metafóricamente hablando, resolví salir a “vender paraguas”. Como mi especialidad era la bancaria, y mucha gente tuvo problemas con sus fondos congelados, las circunstancias me permitieron atender a distintos clientes. Con la “gran decisión”, asumí mayores riesgos, como iniciar la construcción de mi casa, junto con una fuerte disciplina, y ese “peculiar equilibrio”, fue lo que me permitió avanzar; pero lo más importante, es que me presentó la vida de una manera muy interesante, que, en la calidad de ejecutivo bajo relación de dependencia, probablemente no hubiese sido posible ver. Así, luego llegué a ser Presidente Ejecutivo de un banco privado y después Presidente del Directorio. Claro, hubo momentos difíciles en el área personal y profesional, que satisfactoriamente se superaron. Sin embargo, eso no era ser propiamente emprendedor, más allá de un profesional exitoso.
III El Maestro llega cuando el alumno está listo y dispuesto a actuar: En mi caso, mi maestro vino en un Libro; creo firmemente que los libros son uno de los mejores amigos del hombre. Dicho libro, me abrió y aclaró la mente, y como seguía con el hábito de ahorrar, resolví invertir en un proyecto, que por cierto no tenía la menor idea de cómo llevarlo a cabo, simplemente fue una idea inspiradora... Como suele ocurrir, aunque eso no sea necesariamente lo óptimo, invité a mis mejores amigos, uno aceptó (con quien seguimos siendo grandes amigos), y el otro no aceptó, de todo lo cual estoy también agradecido para ser honesto. Empezamos con un capital inicial de USD 390.000,00 aprox., con cero experiencias, en una zona rural cercana a UIO, donde no existían servicios básicos; la etapa constructiva y permisos duró cerca de 4 años (qué ironía, pedir permiso para producir, a los que no producen... ?), hasta que por fin estuvo todo “listo” para arrancar. ¡Qué inolvidable y maravilloso momento! Pero ¿estábamos realmente listos para abrir? claro que no, pero lo importante era arrancar y en el camino ir corrigiendo errores, ya que no existe el momento perfecto. Los ingresos de los primeros años fueron destinados para pagar salarios y la deuda contraída con el proveedor de los costosos equipos e instalaciones. Vale indicar que, no alcanzaba para mi sueldo, y que una vez que se cancelaron los pasivos, pude recién empezar a cobrar. Y así, un lugar que era muy poco concurrido; con capitalización, reinversión, paciencia, creatividad, perseverancia y ganándonos la confianza de nuestros clientes y proveedores, poco a poco fue creciendo y creciendo, y ahora es un lugar muy concurrido y conocido, que tiene un concepto interesante y novedoso, al punto que abrimos en plena pandemia el restaurante Ukllana. Nunca es tarde para emprender, con miras a volvernos empresarios. Creo que la mayor preparación es la mental, ya que los obstáculos (tan presentes y frecuentes) nos empujan a renunciar; pero es la mente la que, con una fe inquebrantable, nos abraza y sostiene a seguir adelante... voy al gimnasio mental todos los días. El generar valor, ser auténtico, captar inteligentemente la atención de los medios, soportar las caídas y vacunarse al “qué dirán”, tener un colchón financiero de amortiguador, etc., son algunas de las claves en este maravilloso rompecabezas que es el emprendimiento, en el cual, “nunca se termina de Aprender a Emprender”; y que ciertamente ha valido la pena, una de las mejores decisiones de mi vida, pese a los desvelos y preocupaciones. No me arrepiento de nada, pero si quizás de algo, no haber empezado antes? Feliz año nuevo 2022 querid@s lector@s y, ojalá próximos emprendedor@s! (O)